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Francisco López Rupérez: “Hagamos lo que ha hecho Portugal con su reforma curricular”

Tras investigar sobre el impacto de la calidad de la docencia y la dirección de los centros educativos en el éxito escolar se detiene en otro pilar fundamental: el currículo. Lo hace en su último libro.
Saray MarquésMartes, 23 de junio de 2020
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Francisco López Rupérez, director de la Cátedra de Políticas Educativas de la Universidad Camilo José Cela.

Francisco López Rupérez fue presidente del Consejo Escolar del Estado, del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid, consejero de Educación en las delegaciones permanentes de España en la OCDE y la UNESCO, viceconsejero de Educación en la Comunidad de Madrid o director general de Centros y secretario general de Educación y Formación Profesional del Ministerio, pero también catedrático de instituto desde los setenta.

El año pasado recibía la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio y a estas alturas nadie le discute su pasión por la Educación, sea desde la docencia directa, la gestión pública o la investigación, como la que ahora desarrolla al frente de la Cátedra de Políticas Educativas de la Universidad Camilo José Cela.

Tras Fortalecer la profesión docente (Narcea), al hilo del MIR educativo que él mismo planteó, llega ahora a las librerías El currículo y la educación en el siglo XXI, también de Narcea, en el que aborda el tercer pilar del éxito escolar, junto con la calidad de la docencia y la dirección escolar. Y lo hace en una apuesta firme por un enfoque por competencias, que, desde su puesto en la OCDE, vio nacer hace 20 años.

Su libro está fechado en Madrid en enero de 2020. Lo terminó antes de la crisis del Covid-19, pero sigue plenamente vigente en este nuevo contexto.
—Sí, de hecho en la segunda impresión se incluye un prefacio Covid. Yo creo que la pandemia no ha modificado un ápice los desafíos prepandemia. Ha sido un acelerador en cuanto a la toma de conciencia de los retos que nos plantea el siglo XXI en el terreno educativo.

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La pandemia no ha modificado un ápice los desafíos prepandemia

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¿Cree que la del currículum debe ser la gran reforma dentro de la reforma (Lomloe)?
—Sí. El currículum, el profesorado y la dirección escolar constituyen los tres pilares para la mejora del sistema. De hecho, yo procedo del currículum, pues en la fase más temprana de mi carrera como catedrático ejerzo en un instituto experimental-piloto en el marco de la ley del 70 y tengo la oportunidad de replantearme el qué se aprende y el cómo se aprende: la innovación sobre los contenidos y los métodos. Parto de ahí, pero es la primera vez que escribo sobre ello de un modo tan amplio. A mí me parece que, para la sociedad, el currículum es la esencia de la Educación.

¿Ve bien que se vaya a crear un centro de desarrollo curricular?
—Si hay una cierta neutralidad ideológica es, no cabe duda, un instrumento necesario, dado que el rediseño del currículo por competencias es una operación compleja y de gran envergadura. Si hay una orientación claramente ideológica del currículum es un peligro. Y esa es mi sospecha, por el texto del anteproyecto de Ley y por lo que pueda salir a través del proceso de enmiendas de los socios del Gobierno.

En su obra trata de desmontar la idea de que aprender por competencias es más fácil.
—La izquierda española tiene una cierta tendencia a subvertir ideológicamente los términos. Defender el enfoque por competencias como si fuese una manera de hacer más fáciles los contenidos no se sostiene. Si se realiza un análisis internacional comparado es patente que el enfoque por competencias en vez de reducir el nivel de exigencia cognitiva lo incrementa, como incrementa las expectativas respecto del sistema de Educación y formación.

¿Por dónde debería empezar la transformación del currículo?
—Uno de los males del currículo español es que, por su extensión, dificulta los aprendizajes profundos y significativos. Para lograrlos necesitamos dedicar tiempo a aprender, para así poder incrementar el nivel de significado y la transferibilidad, la capacidad de trasladar esquemas de razonamiento o herramientas intelectuales de un campo a otro.

Debemos asegurarnos de que los chicos disponen de un nivel de comprensión suficiente para abordar con seguridad la etapa siguiente, a través del mastery learning, por ejemplo, por el que lo nuevo se vincula de manera relevante con lo anterior. Tras esto late el enfoque por competencias, que está en las antípodas del facilismo.

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El enfoque por competencias está en las antípodas del facilismo

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¿Deberíamos fijarnos en alguna reforma reciente de otro país?
—En Portugal. Miras lo que han hecho ellos en las dos primeras décadas del siglo y ha sido lo contrario de lo que hemos hecho nosotros. No han apostado por el facilismo. Han hecho del conocimiento y los resultados de los alumnos una prioridad. No han asumido la tesis compensatoria de “Pobrecito el niño, que no puede saber más”. Esa ambición por el conocimiento para todos implica, desde luego, más gasto. Pero el facilismo es ineficaz e ineficiente. Ineficaz porque no consigue dotar a los alumnos desaventajados de las competencias necesarias para la sociedad del futuro e ineficiente porque cuesta dinero para obtener pobres resultados.

En el rediseño del currículo también nos dan una lección. Imitemos a Portugal. Hagamos para la reforma curricular lo que han hecho ellos, con un enfoque no ideológico y una orientación constructiva, no basada en derogar, una y otra vez, la ley del Gobierno anterior, fijándonos en el interés general y no en intereses ideológicos o particulares, en el qué hay de lo mío. No todos los profesores pueden salir ganando, pero si la reforma se piensa y diseña bien no saldrán demasiado perjudicados. Basando la programación en el ciclo, no en el curso, y con un diseño lineal, no en espiral, asignando contenidos a cada curso en función del grado de exigencia intelectual. Y apoyándonos en lo digital, que no desvirtúa el papel del profesor, lo refuerza.

Hablamos del currículum en un momento en que los resultados académicos han dejado de ser lo más importante para conseguir un empleo.
—Justamente una de las novedades del currículum por competencias es que concilia los conocimientos con las habilidades y los valores. Incorpora a los contenidos tanto las habilidades cognitivas como las no cognitivas (resiliencia, resistencia a la adversidad, perseverancia, espíritu de esfuerzo, autoconfianza), que inciden en el éxito en los estudios y son muy importantes de cara a la empleabilidad, a veces tan importantes como las cognitivas. Este es otro reto de futuro: la evaluación de todas las habilidades que incluyamos en el currículum, por una cuestión de justicia.

¿Fue la Lomce una oportunidad perdida para incorporar esto?
—En lo que concierne al currículo se hizo justo lo contrario de lo que se tiene que hacer. Los países que han tenido éxito en sus reformas curriculares son los que adoptaron una opción gradualista, no de máximos. Aquí fuimos estupendos y dijimos: “Todas las competencias, todas las materias, todos los niveles y al mismo tiempo”. Ese es el enfoque de la Lomce, y es un disparate. Pecó también de un supuesto burocrático, de creer que basta con publicar algo en el BOE. Es difícil publicarlo, pero lo que viene a continuación es mucho más difícil y pasa por implicar, convencer, formar e ilusionar a los diferentes actores.

¿Cómo vería la supresión del título de graduado en ESO?
—Creo que la enseñanza básica –obligatoria y gratuita– puede y debe extenderse hasta los 18 años, como hicieron los portugueses en 2011 y han hecho una buena parte de los países de la UE. Y que puede eliminarse el título de ESO solo si se conjuga con una prueba de Estado al finalizar el Bachillerato similar al Bac francés, la Madurità italiana o el Abitur alemán.

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El título de ESO puede eliminarse si se conjuga con una prueba de Estado al finalizar el Bachillerato

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Testigo de excepción

  • A pie de aula. Físico de formación, fue catedrático en el instituto experimental-piloto Cardenal Herrera Oria de Madrid, en el que se aplicó y evaluó un método más activo y personalizado que el tradicional.
  • OCDE. Era consejero en la delegación de España ante la OCDE cuando prospera el proyecto de competencias DeSeCo (2001).
  • Consejo Escolar. Presidente del CEE en la tramitación de la Lomce. En los dictámenes se cuestionó su diseño curricular.
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Comentarios

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  3. Juan
    22 de mayo de 2021 10:24

    El entrevistado exige neutralidad ideológica, cuando destila constantemente parcialidad ideológica, incluso partidista, con contantes menciones a un sector y absolutamente ninguna al otro.
    Eso le posiciona, si, como un entendido, pero más como un político que como un educador.