"Que se nos reconozca en estos premios supone un importante respaldo a nuestra apuesta por sembrar la semilla del pensamiento crítico"

La directora de The Conversation analiza en esta entrevista cómo es necesario, hoy más que nunca, ese antídoto contra los bulos que ofrecen desde su web, en la que solo se publican artículos basados en hechos y evidencias científicas, con el fin de alimentar el debate democrático, mejorar la formación de la ciudadanía y que esta tome mejores decisiones con criterio.

¿Cómo habéis recibido este reconocimiento?
–Ha sido una agradable sorpresa para todo el equipo de The Conversation. Nos preocupamos activamente por la educación de las nuevas generaciones de varias maneras: con los contenidos de nuestra sección de Educación, dirigida a padres y docentes, pero también a través de la sección The Conversation Júnior, en la que estudiantes de secundaria pueden mandar sus preguntas a expertos y saciar así su curiosidad sobre cualquier tema. Que se nos reconozca dentro de los Premios Magisterio a los Protagonistas de la Educación supone para nosotros un importante respaldo a lo que hacemos y a nuestra apuesta por sembrar la semilla del pensamiento crítico.

¿Qué creéis que se ha valorado para seleccionaros?
–El galardón hace mención expresa a nuestro “compromiso con el rigor informativo”. El formato de The Conversation es único en el mundo: esta plataforma global se ideó para dar voz a investigadoras e investigadores para que compartan su conocimiento con el gran público, asistidos por un equipo de profesionales del periodismo y la comunicación que les edita para hacer el contenido más inteligible, aportando el criterio periodístico. Este trabajo en equipo nos permite aportar información atractiva a la vez que rigurosa, capaz de contrarrestar a los bulos y la desinformación que tanto mal nos hacen como sociedad.

Los contenidos de The Conversation ofrecen una garantía a los lectores: están escritos por alguien que sabe bien de lo que habla, que trabaja en ese área específica del conocimiento. Todo ello lo hacemos con licencia creative commons, sin muros de pago, con acceso libre y gratuito desde cualquier rincón del mundo, animando a cualquier otro medio, web, blog, etc. para que lo comparta también. Cuanto más se escuchen las voces expertas, más inmunizados estaremos frente a los intentos de manipulación basada en la desinformación.

¿Qué otros reconocimientos habéis recibido en este tiempo?
–Teniendo en cuenta que la edición en español de The Conversation nació hace tan solo seis años, estamos muy orgullosos del camino realizado: hemos recibido el Premio Medes 2019 a la mejor iniciativa en fomento del español en la divulgación del conocimiento biomédico, que otorga la Fundacion Lilly; el Premio Prisma de Ciencia 2021 al Mejor Nuevo Medio; el Premio Madri+D de 2023 a la Mejor Iniciativa de Divulgación Científica, o el Premio CLABE 2024, que otorga la Asociación Española de Editores, a la innovación periodística.

¿Cómo ha sido este 2024 para The Conversation? Tristemente, nos ha dejado Luis Felipe Torrente, ¿cómo trabajan para mantener vivo su legado?
–El legado de Luis Felipe Torrente abarca mucho más de lo que parece. No solo nos dejó una plataforma en la que conectamos a los que saben con los que quieren saber: también se ocupó de transmitirnos a los que trabajamos con él una filosofía y una ética profesional que nos ha empapado a todos. Y que implica entusiasmo por el trabajo, perfeccionismo, esmero, autoexigencia, vocación de servicio público, compromiso, admiración y profundo agradecimiento hacia los autores y las autoras que escriben en The Conversation.

¿Cómo se presenta 2025, cuáles son los retos por delante para The Conversation?
–Estamos centrados en un doble reto.

Por un lado, seguir divulgando el conocimiento experto a través de nuestra plataforma para entender el mundo que nos rodea y a nosotros mismos, así como la actualidad inmediata, de manos de los que más saben. Estamos convencidos de que es la mejor manera de combatir la desinformación.

Por otro lado, creemos que ese conocimiento no solo debe servir para aumentar nuestro conocimiento sino que puede ayudar a tomar decisiones basadas en evidencia científica, tanto a pequeña escala (individuos, familias, profesorado, médicos en el ejercicio de su profesión, etc.) como a gran escala (ONGs, gestores, organismos políticos, etc.). Por eso tenemos en mente en todo el proceso editorial (desde que se concibe un artículo hasta después de su publicación) su potencial impacto en el mundo real. Y procuramos generar ese impacto, asegurándonos de que la información llegue a oídos de quienes pueden aplicarla.

¿Qué futuro auguran a los medios de comunicación? ¿Cuáles sobrevivirán en este convulso contexto? 
–Los medios, los periodistas, vivimos instalados en un bucle de crisis permanente. Parece el sino de este oficio. Cierto es que los últimos tiempos están siendo especialmente duros para nuestro sector, porque por un lado resulta difícil rentabilizar económicamente el digno trabajo que desempeñan la mayoría de medios de comunicación y por otro tenemos que convivir con el descontrol de las redes sociales y el de noticias interesadas o directamente falsas que incrementan la desconfianza de la ciudadanía y ponen en peligro la esencia de la democracia. The Conversation es un ave extraña en este ecosistema. Detrás de la publicación operan periodistas pero la cara visible de la plataforma la forma un ejército de profesores universitarios e investigadores. La independencia, la responsabilidad, el rigor, el espíritu constructivo y la búsqueda de soluciones guían todas nuestras decisiones editoriales. Cada día publicamos, en la edición en español, una media de diez artículos que combaten precisamente los bulos que campan a sus anchas en otros ecosistemas, sobre todo en las redes sociales, con el fin de engañar a la ciudadanía. The Conversation es un refugio seguro frente al ruido y la mentira. Solo publicamos artículos basados en hechos y evidencias científicas. Ese antídoto contribuye a alimentar el debate democrático, a mejorar la formación de la ciudadanía y, en definitiva, a que esta tome mejores decisiones con criterio.