Baño de espuma

Autor: padresycolegios.com

El niño es capaz de ducharse sólo, o así lo pensaban los padres de Miguel, un pequeño de cinco años, cuando le dejaron para que se bañara en solitario por primera vez. Miguel, que en la etiqueta del gel de ducha vio una bañera llena de espuma quiso que su baño tuviera tanto jabon que virtió todo el bote –que estaba lleno –. Así, en menos de un minuto, sus padres vieron como el agua salía por debajo de la puerta entreabierta del baño. A Miguel no le había pasado nada, pero tardaron un buen rato en recoger todo el agua con espuma.

Luna, lunera

Autor: padresycolegios.com

Estaba Ana de vacaciones con sus padres y a punto de regresar al lugar de trabajo habitual. Una vez con las maletas en el coche y a punto de iniciar el viaje, Ana se fijó en la luna. ¡Qué luna más bonita!, dijo. Los padres asistieron sin darle más importancia hasta que al llegar a casa, Ana les dijo. ¡Mirar, la luna lunera se ha venido con nosotros!

Televisión, educación y familia

No se trata de censurar, de precisar
lo que se puede y lo que no se puede
ver por televisión, porque ya sabemos
cuan atractivo resulta lo
prohibido…

Autor: ENRIQUE ROJAS

V ivimos tiempos complejos,
repletos de contradicciones,
lo positivo y lo negativo andan
más mezclados que nunca.

Son muchos los factores que han contribuido
a ese estar perdido, desconcertado,
sin hacer pie y sin tener unos referentes
claros, coherentes, firmes, que empujen
con fuerza a toda la existencia hacia
delante, luchando por superar los obstáculos
que se van presentando. La televisión
es uno de ellos.

Los niños son, precisamente, quienes
más desprotegidos se encuentran ante
ese bombardeo constante de noticias, informaciones
y mensajes de todo tipo. Estudios
recientes ponen de manifiesto el
verdadero calado de este problema: largas
jornadas laborales mantienen a los
padres fuera de casa mientras los más pequeños
pasan horas y horas frente a la
«caja tonta». Dicen los especialistas que
la televisión, para ser buena, debe formar,
informar y entretener. Hoy por hoy, esto dista mucho de la realidad. La TV actual
no es formativa, ni muchísimo menos;
no hace al espectador más maduro, ni lo
mejora, ni lo enriquece.

Es menester saber hacer una criba de
todo lo que recibimos, sobre todo por higiene
mental. Es menester descifrar el criptograma
de datos que nos llegan como en
cascada, unos detrás de otros, y nuestros
hijos no lo pueden hacer solos. La solución
no está, como creen muchos, en establecer
un límite de horas. No es un tema
cuantitativo, sino cualitativo. Yo abogo por
una exposición controlada, en compañía
de los padres. No se trata de censurar, de
precisar lo que se puede y lo que no se puede
ver, porque ya sabemos cuan atractivo
resulta lo prohibido… Ver la televisión en
familia permite la reflexión, el debate; tenemos
que explicar a nuestros hijos lo que
están viendo, qué es lo que significa, por
qué sucede… en definitiva, enseñarles a
tener una visión más activa, más crítica.

El sociólogo francés Pierre Bourdie
habla de ello en el libro Sobre la televisión:
«el paisaje mediático constituye hoy
una amenaza para la sociedad. Hay que
buscar la justa medida. Mantenerse informado
sin perder el equilibrio psicológico».

Si ya es difícil para un adulto,
imagínese cuánto más ha de serlo para
un niño.

Nada más alejado de mi intención que
sembrar el pánico. Es una situación fácilmente
reversible, sólo debemos tomar
conciencia del peligro que supone para
nuestros hijos una exposición descontrolada.

La educación, en mayúsculas,
empieza por nosotros mismos. Los colegios
desempeñan una labor importante,
fundamental, pero en ningún caso pueden
sustituir a la familia.

En estos tiempos complejos se hace
más necesaria que nunca la figura de un
líder, de una persona que vaya por delante
enseñando con su tipo de vida un
estilo superior de existencia. Esa difícil tarea
nos corresponde como padres, no podemos
eludir tal responsabilidad. Nadie
velará mejor por la seguridad de nuestros
hijos, invitándoles a seguir en la dirección
adecuada, a la vez que ayudándoles a desarrollarse
como individuos.

Convierte al televisor en tu mejor aliado

Se acerca la Navidad, y con ella comienza el bombardeo de anuncios de juguetes en televisión,
al tiempo que la programación televisiva se transforma. Con la llegada de las vacaciones
escolares los niños pasan más tiempo en casa y, generalmente, frente a la pequeña
pantalla. Aunque según datos ofrecidos por el Estudio General de Medios (EGM), en
los últimos meses de 2005 ha descendido el consumo de televisión en nuestro país a favor
del ordenador y los videojuegos, en la actualidad niños y jóvenes pasan más de 3 o 4 horas
al día frente al televisor, tiempo que se incrementa en periodos como el navideño.

Autor: MARÍA MIRET

Poner límites al consumo de televisión se hace ahora más imprescindible que nunca. Y los principales responsables de ello son los padres. Así lo recuerda el Código de Autorregulación sobre contenidos televisivos e infancia firmado el 9 de diciembre de 2004 por las principales cadenas de televisión españolas, en el que se puede leer que «la mejor protección a la infancia y a la juventud exige un comportamiento activo de los padres y educadores, a quienes de forma más directa atañe la responsabilidad de la educación de los niños y los jóvenes»
La emisión, un año tras otro, de películas como Mujercitas, Solo en casa o las entrañables Sonrisas y lágrimaso Siete novias para siete hermanos por Navidad puede parecer un aburrimiento a los mayores, hartos ya de ver por enésima vez las mismas cintas, que las cadenas repiten una y otra vez por estas fechas. Sin embargo, para los pequeños de la casa estos filmes son toda una novedad, lo que supone una ocasión única para enseñarles a descubrir el cine de siempre sin temor a exponerles a contenidos poco adecuados ante la pequeña pantalla.
Aprovechar los contenidos positivos de la televisión es, pues, otro de los hábitos del buen televidente. Porque no se trata de prohibir a nuestros hijos ver la tele, sino de regular su consumo, evitando siempre usar la televisión como niñera. Cuando se acerca la Navidad, conviene volver a recordar algunos de los principios básicos que los padres deben de seguir para hacer un buen uso de la televisión en sus hogares.

PRINCIPIOS BÁSICOS PARA HACER UN BUEN USO DE LA TELEVISIÓN
LA TELE SE PONE SÓLO PARA VERLA

La televisión no debe nunca dejarse puesta sin voz o el sonido sin imagen, como «ambiente de fondo» de nuestos hogares. Hay que enseñar a los niños a conectar el aparato sólo cuando empiece el programa que les interese y acostumbrarles a cambiar de canal cuando un programa no sea conveniente, así como apagar la tele cuando termine lo que están viendo o cuando la programación no sea adecuada para ellos y en todas las cadenas pongan lo mismo.

LA TELE SE VE SIEMPRE EN EL SALÓN
A pesar de que, en nuestro país, casi el 50% de los niños de ESO dispone de un televisor en su habitación, según la psicóloga María Jesús Álava, autora de El no también ayuda a crecer, poner televisión a los hijos en su cuarto «es uno de los mayores errores que los padres pueden cometer», ya que favorece que vean solos cualquier programa y que la pequeña pantalla interrumpa sus horas de descanso o la realización de las tareas escolares. La tele ha de estar siempre en el salón, que es un espacio compartido por toda la familia. Sin embargo, dentro de éste, algunos expertos recomiendan que, cuando hay niños pequeños en casa, se sitúe en un lugar de difícil acceso ya que, en palabras de Joan Ferrés, autor de Televisión y Educación, «el hecho de que el televisor esté situado en el lugar central de la casa llevará al niño a la convicción de que ha de ocupar el lugar central de su vida».

LA TELE SE VE EN FAMILIA
La recomendación de los expertos es clara: nunca debe dejarse a los hijos solos ante la pequeña pantalla. Sólo debería hacerlo cuando se emitan programas que le ofrezcan todas las garantías, por lo que antes deberá enterarse bien de lo que el niño va a ver, aunque en esos casos lo más recomendable es echar mano del DVD o del video para ponerles una película de confianza o un programa previamente grabado y visionado por los padres. Después pida siempre a su hijo que le cuente lo que ha visto. Según Joan Ferrés, «cuanto más pequeños son los niños más grave es el riesgo de que contemplen solos la televisión».
Por desgracia, según un estudio de Barlovento Comunicación «casi la mitad del tiempo que pasan los jóvenes españoles delante del televisor lo hacen solos», mientras que, según un estudio de la Universidad de Navarra, «un 42% de los niños españoles con edades comprendidas entre los 9 y 11 años ve habitualmente los programas de televisión sin ninguna compañía». El informe anual de la empresa especializada en marketing audiovisual GECA corrobora estos datos al poner de manifiesto que los niños «pasan solos el 28% de su tiempo televisivo».

DE LA TELE HAY QUE HABLAR
Pero no basta con que el niño no esté físicamente solo ante la pequeña pantalla. Es preciso que no se sienta solo como espectador, sino que pueda dialogar acerca de lo que ha visto. Como ya hemos dicho, lo recomendable es ver siempre la tele con los hijos para poder comentar sus contenidos en familia. Para Joan Ferrés, unas simples intervenciones durante o después del visionado «servirán para potenciar los valores de la televisión y para contrarrestar sus efectos negativos». No hay que olvidar que la interpretación que los niños hacen de los mensajes televisivos depende, en gran medida, de los comentarios de sus padres al respecto. Por ello conviene explicarles todo lo que han visto y, en especial, los contenidos delicados (como sexo o violencia) y todo aquello que les genere dudas. Cuando se acerca la Navidad, una buena opción es invitar a casa a amigos de su hijo para que vean juntos la tele y animarles a que hablen de ella.
Una vez más, la realidad es bien distinta. Aunque la mayoría de padres y madres creen que la televisión engancha, también reconocen que no la suelen utilizar para dialogar con sus hijos. Según una investigación de la CAM, «sólo un 19% de los niños encuestados ve la televisión acompañado de sus padres. Un 55% escoge los programas sin consultar, un 39% nunca comenta con sus padres los programas y un 21% lo hace rara vez». Y es que, según un estudio elaborado por la Ceaccu en 2004 entre sus asociados, sólo una tercera parte de los padres comenta habitualmente los programas de televisión con sus hijos, a pesar de que la mayoría reconoce que el consumo televisivo de los niños es ante todo responsabilidad suya.

LA TELE SE VE CON LÍMITES
«Antes de cumplir los 15 años, un niño habrá visto televisión durante un tiempo equivalente a 17 meses», lo que supone que «casi un año y medio de toda su existencia se habrá dedicado a ver televisión». Así lo aseguraba el informe Situación social de la infancia en España elaborado por la universidad deComillas para el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales en 2003.
Ante esta situación se hace imprescindible comenzar a dosificar el consumo de televisión estableciendo unas normas claras en el hogar. María Luisa Ferrerós, autora de Enséñale a ver la tele. Guía útil para enseñar a tus hijos a ver televisión, propone «establecer un pacto sobre horarios y programación» en las familias, poniendo límites claros con el fin de controlar el tiempo que los niños pasan frente al televisor, siempre teniendo en cuenta la programación que echen en cada momento. Algo que, por ahora, parece que nos cuesta. El citado estudio elaborado por la Ceaccu en 2004 entre sus asociados constataba que aproximadamente un 30% de los padres reconoce no tener ningún control sobre el consumo televisivo de sus hijos.
Aunque el tiempo de visionado variará en función de la edad, tradicionalmente se ha recomendado que los niños no vean televisión hasta que cumplan los tres años y algunos autores consideran que, simplemente, durante los dos primeros años de vida las dosis de televisión deberían ser menores que en el resto. Por su parte, la Academia de Pediatría de Estados Unidos aconseja que los niños menores de dos años no vean televisión y que el resto no vea más de una o dos horas de programas de calidad al día.
Antes de los ocho o diez años, son los padres los que deben dete
rminar cuánto tiempo al día puede verse la tele en casa, pero a partir de esa edad es importante que el pequeño aprenda a dosificar la televisión para que de mayor sepa elegir sus programas. Según María Luisa Ferrerós, «la edad adecuada para empezar a trabajar el autocontrol y la responsabilidad del propio consumo televisivo sería de ocho años en las niñas y de diez para los niños, siempre bajo la supervisión de un adulto». Pero recuerde: «en última instancia, la decisión es de los adultos, somos los padres los que decidimos lo que ven nuestros hijos, cuándo y cómo lo ven».
Para que se respete el horario establecido, es muy recomendable usar el video para grabar los programas que interesen y verlos en otro momento, especialmente los espacios que no se adapten a los horarios infantiles: poner el DVD o programas previamente grabados es siempre un consejo útil que, además, evita el bombardeo publicitario tan excesivo en fechas como las navideñas.

TV CON PROGRAMAS ADECUADOS
Pero no se trata sólo de cuanto tiempo ver la tele, sino también de qué ver en ella. Cuando hablamos de los niños, extremar las precauciones sobre la programación televisiva es esencial. Y una vez más, vigilar lo que los pequeños ven en televisión es obligación de los padres. Sin embargo, se trata de otra práctica que tampoco parece estar muy de moda en nuestro país ya que, según alerta el profesor Fernando Tucho, en la actualidad «la totalidad de los programas más vistos por los pequeños de la casa no son espacios especialmente dirigidos para ellos». Por si fuera poco, según datos de Corporación Multimedia, más de 150.000 niños ven la televisión a partir de las 12 de la noche en España. Y según recoge el Anuario de la Televisión 2005 elaborado por el Gabinete de Estudios de la Comunicación Audiovisual (GECA), «el momento con más espectadores infantiles es a partir de las 10 de la noche, momento en el que se concentran 915.000 niños delante del televisor». Efectivamente, un 78´1% de los niños españoles admite ver la televisión en horario nocturno.
Una vez más, recordamos que informarse del contenido de los programas de televisión que ven sus hijos antes de su visionado es responsabilidad de los padres de familia. Pero no basta con dejarles ver la tele sólo en determinados horarios y elegir programas calificados «para niños», sino que los padres han de ser críticos también con los programas infantiles que no respeten los valores y derechos de los menores, ya que numerosas investigaciones demuestran que muchos de los productos de ficción que suelen consumir los niños no favorecen su desarrollo moral. Cuidado, por lo tanto, con los programas para niños y los dibujos animados, porque no todos son adecuados.

LA TELE TIENE QUE TENER ALTERNATIVAS
En vacaciones, una opción especialmente interesante para los hijos es ofrecerles actividades alternativas a la televisión en torno a las cuales se organice su tiempo libre. Por supuesto, una de las actividades sustitutorias del televisor que han de tener los más jóvenes es la lectura, pero en Navidad el abanico de posibilidades se amplía.
Proponemos aquí algunas de ellas: inventar juegos en lugar de ver la televisión; contar cuentos a los hijos; narrarles películas –preferentemente basadas en libros–; ir al cine; visitar exposiciones; mirar la realidad a través del objetivo de la cámara de fotos o grabar algo en video para aprender lo que es «estar detrás de la cámara», o pasar un día sin televisión en el que preguntemos a los abuelos qué hacían de pequeños, cómo era la vida sin tele.
Otra actividad muy divertida, ahora que hay tiempo de estar en casa, es «hacer la prueba del algodón» para enseñar a los hijos a comprobar por sí mismos cómo miente la publicidad: después de ver un anuncio de detergente o el spot en el que una gota de lavavajillas cae sobre un plato cubierto de grasa dejándolo completamente limpio, se puede trasladar a los niños a la cocina para experimentar con un plato sucio o ensuciando una prenda que ya no sirva para intentar quitarle las manchas con sólo meterla un segundo en el agua.

Ya estamos en casa… ¡Ahora, a estudiar!

El proceso de aprendizaje no termina en el aula. La segunda
parte viene después, cuando nuestros hijos llegan a casa
y se enfrentan a los deberes, al repaso de los temas o
la preparación de los temidos exámenes. Es entonces cuando
hay que aprovechar al máximo los tiempos de estudio,
para que el esfuerzo obtenga los mejores resultados.

Autor: AURORA CAMPUZANO

Aprender es una tarea complicada que requiere mucho esfuerzo, constancia y,
desde luego, buena predisposición. Para conseguir que nuestros hijos aprendan,
obtengan buenos resultados académicos y, como dice el filósofo José Antonio
Marina, «lleguen a ser niños y niñas felices», hay que poner toda la carne en el
asador. Los padres debemos vigilar todos los factores que influyen en el buen
uso y aprovechamiento de ese tiempo de estudio. En definitiva, conseguir que el
estudio sea eficaz.
Y para conseguir ese objetivo, no hay nada mejor que
seguir las recomendaciones de los expertos. Para el profesor de la UNED Santiago
Castillo, especialista en estos temas desde hace más de 20 años, la primera
condición para lograr un estudio eficaz «es querer aprender, tener voluntad de
aprender». Y la segunda, «disponer de técnicas de estudio y de condiciones
ambientales que faciliten la tarea», un apartado en el que los padres podemos
hacer mucho. Sigamos sus recomendaciones.

¿CÓMO ES SU HABITACIÓN?

La sesión de
estudio no resultará eficaz si no se cuidan todos y cada uno de los detalles:
¿Cuándo y dónde estudian nuestros hijos?
El estudiante ha de tener un lugar
de estudio fijo donde realizar las tareas. Ese espacio debe ser la habitación
más tranquila de la casa, lejos de la televisión y de ruidos molestos, con pocos
estímulos externos para la distracción y lo suficientemente amplio para poder
desenvolverse.
La mesa de estudio debe ser consistente, con una superficie
mate para evitar los reflejos de la luz; y la silla de estudio recta, cómoda y
proporcionada con la mesa, para que el estudiante pueda apoyar los antebrazos
sin forzar la postura. En definitiva, que nuestro hijo esté cómodo, pero no en
exceso, porque la excesiva comodidad –¡cuántos niños estudian tumbados en la
cama o en el sofá!–, puede disminuir la atención y la concentración. Es más, una
mala postura se puede traducir en trastornos de la columna vertebral, dolores
cervicales y cansancio en los ojos.
Y desde luego, contar con la iluminación
y la temperatura adecuadas. Debemos cuidar que la luz no dé directamente en los
ojos, que sea suficiente y que llegue por la izquierda (a los zurdos por la
derecha), y en la medida de lo posible, que sea luz
natural.

PLANIFICAR EL TIEMPO

¿Cuántas veces se levanta nuestro
hijo de la mesa con la excusa de
merendar o ir al aseo? El profesor
Castillo recomienda que los estudiantes
tengan todo el material a
mano que vayan a necesitar, por
ejemplo, folios en blanco para hacer
cálculos y esquemas, lápiz, calculadora
y diccionario. Así se evitarán
las interrupciones.
A continuación hay que organizar
el tiempo de estudio, que depende,
claro está, de la edad y el
nivel educativo de nuestros hijos.
En los primeros cursos de educación
primaria los deberes pueden
suponer una hora diaria como
mucho, pero según aumenta el nivel,
aumentan las exigencias: un
alumno de secundaria o bachillerato
puede llegar a necesitar tres
horas al día para completar su
aprendizaje en el aula.
Aún así, en todos los casos hay
una regla básica que siempre funciona:
se debe empezar siempre
por las materias más fáciles, después
hacer un descanso que no
supere los cinco minutos (sólo para
los alumnos más mayores),
continuar con la materia más difícil
y terminar con los ejercicios
más fáciles, con el repaso y la memorización.
Un último detalle: Hay que saber
que los expertos recomiendan
estudiar siempre que se pueda a
la misma hora y nunca después de
las principales comidas. Además,
aseguran –aunque no hay recetas
mágicas–, que el mejor momento
para retener y memorizar lo
aprendido es por la noche, justo
antes de irse a dormir.

CAMPAÑA DE INTERVIDA PARA LOGRAR 12.000 PADRINOS

Autor: padresycolegios.com

La organización no gubernamental Intervida ha organizado una campaña on line
para lograr 12.000 apadrinamientos de niños del Tercer Mundo durante las
próximas navidades.
La iniciativa de Intervida llega después de que otra ONG
(la Fundación Vicente Ferrer) pusiese en marcha una acción similar el pasado 18
de noviembre. En este caso, el objetivo es alcanzar la cifra de 10.000 padrinos
en un periodo no superior a un mes.
Una de las ventajas de apadrinar a un
niño a través de internet es que el interesado puede ver una foto del chaval al
que desea ayudar y conocer sus datos personales de manera casi inmediata.
Intervida ha dispuesto una página que simula una escuela con alumnos de 10
países, los mismos con los que trabaja la organización a nivel mundial.

NAVIDADRecupera los valores y disfruta en familia

Vuelve la Navidad y la inevitable fiebre consumista. Pero todo tiene cura y tenemos en nuestra mano la posibilidad de hacer de ella no sólo una celebración especial,sino una oportunidad de sembrar valores que deberían estar presentes todo el año.

Autor: MAR VILLASANTE

Enseñar a los niños el valor de la Navidad no es una misión ni difícil ni
imposible. Tenemos a nuestro alcance sencillos recursos para vivir estas fechas
en familia y, de paso, hacer entender a los pequeños que la fiesta va más allá
de los regalos de Papá Noel y los Reyes Magos. La magia juega a nuestro favor.
Cuentos, tradiciones y celebraciones se alían para conjugar un mundo fantástico
al que los pequeños son extremadamente receptivos. En contra tenemos la falta de
tiempo, el excesivo consumismo y la progresiva tendencia a vivir la Navidad como
una fiesta más; además de la influencia de otros países, con sus tradiciones
propias, que ha dado un mayor protagonismo a personajes y costumbres que hasta
hace poco apenas tenían presencia, lo que ha añadido algo más de confusión al
entramado de conceptos que configuran la Navidad.
José Benigno Freire,
profesor de Psicología de la Universidad de Navarra, recomienda que los padres
expliquen cuanto antes a sus hijos el sentido espiritual y religioso de la
celebración, de forma que sepan desde muy pronto que se trata de una fiesta muy
especial. Para ello, es necesario acabar con la progresiva equiparación de la
tradición navideña con otras más socioculturales, delimitarles con claridad qué
forma parte de las costumbres y qué proviene de las raíces del cristianismo, de
manera «que sea el sentido religioso el que dé origen a la fiesta, y no la
fiesta la que oculte lo religioso». Al margen de las creencias, las navidades
son fechas para disfrutar en familia. Con las vacaciones escolares, los niños
pasarán un par de semanas en casa y conviene preparar un programa de actividades
para que sean lo más activas y familiares que sea posible. Sin olvidar, –y de
eso a veces se encarga el acelerado ritmo de vida– la importancia que estas
edades tienen en la formación de la personalidad. «Las respuestas como adultos
casi siempre están marcadas por el tono afectivo que hemos recibido de
pequeños», destaca Freire, quien recuerda, en este sentido, que la Navidad deja
«una huella muy fuerte».
En Navidad afloran una serie de valores universales
y atemporales que no siempre están presentes. Podemos y debemos aprovechar estas
fechas para estar con nuestros hijos y reforzar lo que les enseñamos durante
todo el año. Pero, sobre todo, no tenemos que olvidar que lo que de verdad educa
es el día a día.

SOLIDARIDAD
Si queremos que nuestros hijos
refuercen los valores de la Navidad, puede ser importante que lleven juguetes,
ropa o medicinas a los niños desfavorecidos o que visiten a personas que carecen
de recursos. En Madrid, el albergue de la Asociación de Voluntarios de San Juan
de Dios (en la calle Herreros de Tejada, 3) ofrece asistencia completa,
orientación y rehabilitación a las personas marginadas sin
hogar.

COMIDAS
Para hacer
de las celebraciones navideñas un momento más familiar podemos implicar a
nuestros hijos en la compra (eso sí, siempre que no haya riesgo de rabietas) y
en la preparación de las comidas y las cenas, con la elaboración de recetas
sencillas. Cocinar y presentar platos de forma artística puede ser muy divertido
y estimula su creatividad, al mismo tiempo que potencia el gusto por la
comida.

LABORES
Conviene
que los niños no pasen demasiado tiempo ociosos durante sus vacaciones escolares
y que dediquen un rato, por qué no, a hacer los deberes. De este modo evitaremos
que caigan en la desidia y el aburrimiento. También podemos organizar juegos
caseros, hacer manualidades o montar nuestro cuentacuentos en casa, en el que
los adultos leerán las historias y los pequeños las
interpretarán.

CUENTOS
Los
cuentos son la mejor herramienta para que los niños entiendan el verdadero
significado de la Navidad. Las bibliotecas públicas son un buen lugar para que
padres e hijos lean cuentos en familia y vean películas infantiles. Los cuentos
serán unos de los protagonistas de la programación navideña de la Fundación Caja
de Navarra, en Pamplona.

CONSUMISMO
El fuego cruzado de anuncios empieza
meses antes, pero la fiesta no debería quedar desbordada por un exceso de
consumismo. El niño necesita hacer cosas que le generen ilusión, actividades con
las que luego tendrá recuerdos para toda su vida. Cantar villancicos con sus
amigos, las visitas por la ciudad o las reuniones familiares pueden ser
algunas.

TALLERES
En el
Museo Guggenheim, hasta el 8 de enero, se desarrolla el cuarto certamen de
Dibujo, en el que niños de 6 a 12 años podrán desarrollar su potencial creativo.
Del 23 de diciembre al 6 de enero, el Museo de Ciencias Naturales de Madrid
ofrece programas que van desde «Cuentos de animales» (niños de 3 a 7 años),
hasta «Talleres de insectos» (de 5 a 12).

Aprende a escribir con letras inteligentes

Averiguar los rasgos del carácter de alguien
a través de su letra o de su firma puede tener
su interés, pero normalmente como padres
no asociamos la Grafología a ningún tipo
de terapia ni le otorgamos propiedades
preventivas o curativas. Por lo menos no hasta
conocer a Pilar Besumán, una psicografóloga
que se ha propuesto enseñar a todos
los niños a escribir con «letras inteligentes»
que les ayudarán a ser más felices.

Autor: MARTA SERRANO

PILAR BESUMÁN. PSICÓLOGA
Lleva utilizando su propio método
más de veinte años y los resultados la avalan. Psicólogos y orientadores de
colegios tan prestigiosos como el SEK, el colegio Gaztelueta de Bilbao o Los
Rosales –donde estudió el príncipe Felipe–, remiten a Pilar chicos con problemas
de dislexia o depresión… Y ha solucionado todos los casos.
¿Cómo? Sus
conocimientos de medicina, de Psicología, junto al cariño que da a las personas
hacen una parte, pero Pilar insiste en que «hay letras inteligentes que nos
ayudan a tener mayor agilidad mental y a ser menos agresivos y más solidarios».
Y aunque esto parezca más ficción que ciencia, la realidad es que Pilar nos
enseña numerosas cartas de padres y de centros educativos, sobre todo, que le
agradecen su labor. La grafoterapia que emplea Pilar ha curado a chicos tristes
y depresivos, e incluso a algunos con tendencia al suicidio, consiguiendo que
vuelvan a tener interés por la vida y por sus estudios. En definitiva, a ser más
felices.
Pero Pilar insiste en que «es una pena que haya que actuar a
posteriori cuando hay algunos rasgos del carácter que se pueden prevenir si los
niños aprenden desde pequeños a escribir con letras
inteligentes».

GRAFOMOTRICIDAD

Pilar utiliza un Manual
Grafológico Infantil del que es autora y a partir del que trabaja la
psicomotricidad de los niños desde los tres años. Según Pilar, con esta nueva
cartilla escolar grafológica «el fracaso escolar está superado». Y es que según
la experta, «nosotros influimos negativamente en el niño al obligarle a escribir
con letra pequeña, hacerle escribir con lápiz, o tacharle lo que escribe porque
creemos que es una mala letra». En cambio, lo que habría que hacer es dejar al
niño expresar su personalidad a través de la escritura. «Adiós a las tachaduras,
al lápiz y a la goma de borrar», explica, añadiendo que «el niño debe aprender a
escribir con rotulador ya que es muy fácil de deslizar sobre el papel y más
divertido para ellos», explica.
A partir de ahí, Pilar les enseña unas letras
que nada tienen que ver con las cartillas tradicionales de escritura y que se
unen con lazos en vez de ángulos para formar palabras. El método, «muy estudiado
para formar niños evolucionados», parte de la escritura que ya utilizaran
personalidades como Severo Ochoa o Einstein. ¡El éxito escolar está
asegurado!

Entusiasmada como una niña con zapatos nuevos, Pilar Besumán
nos da a conocer un método que ha ayudado a cientos de niños a aprender a
escribir y a otros tantos jóvenes a madurar sin saber lo que es el fracaso
escolar.
Pregunta. ¿Hasta qué punto tiene importancia la
escritura durante el periodo escolar?
Respuesta. La
grafomotricidad lo es todo. Porque un niño que escribe rápido, es más feliz, es
mentalmente ágil y su pensamiento es inteligente.
P. Pero
uno suele cambiar de letra a lo largo de la vida…
R. Éso
es porque no han aprendido con mi método. Un niño a los cinco años tiene que
escribir. Y tiene que hacerlo con una letra espontánea, grande… Porque un niño
con una letra muy pequeña esconde una grave depresión.
P.
Usted habla de enseñar al niño letras inteligentes, ¿a qué se refiere
exactamente?
R. Lejos de las letras tradicionales, lo que se
le enseña al niño es a escribir con letras de adulto evolucionado, es decir, con
letras que le aportan capacidad de síntesis, rapidez mental, constancia,
madurez, equilibrio, dinamismo…
P. Nada de letras con
puntas…
R. Las letras en punta implican rencor,
obsesiones, resentimiento y agresividad. Hay que evitarlas.

P. ¿Con qué materiales recomienda aprender a
escribir?
R. Pues con rotulador o pincel y con pizarras
«vileda». Lo que no deben nunca los profesores es tachar lo que escriben los
niños. Hay que decirle adiós a las tachaduras, al lápiz y a la goma de borrar.

El problema de ser adolescente hoy

La salud de los adolescentes, sus miedos, sus vivencias y sus
problemas fueron objeto de debate en el Congreso Ser Adolescente
Hoy. En este foro, organizado por la Fundación de Ayuda
contra la Drogadicción (FAD), destacó la ponencia de Augusto
Blasi, profesor de Psicología en la Universidad de Massachussets,
para quien «los adolescentes entre 12 y 13 años
todavía no han empezado a desarrollar un genuino sentido de
la identidad». Sólo años después se observa la transformación.

Autor: MARTA SERRANO

Definir lo que es un adolescente es difícil aunque convivamos con ellos bajo el
mismo techo. El profesor de Psicología de la Universidad de Massachussets se
atreve a decir que «es el paso de la falta de precupación por lo que uno es, a
un verdadero interés, y de algún modo, el paso de la vida exterior a la vida
interior». Esa transformación, ese paso a la vida adulta conlleva, sin duda,
unos problemas inherentes que los padres debemos atender. Entre ellos, los más
graves son quizá la tendencia creciente observada en las tasas de suicidio entre
adolescentes, así como los consumos de drogas, alcohol y tabaquismo, o la
violencia entre iguales.
Actualmente vivimos en pleno proceso evolutivo,
cuestionando de manera continua los modelos de socialización, los roles, la
jerarquía de valores dominantes, las fórmulas de interacción entre los miembros
del hogar, las expectativas ciudadanas, la naturaleza y funcionalidad de los
grupos, las estructuras familiares…
En el epicentro de estas
transformaciones y dudas para las que no se ven alternativas claras, a veces
sufriéndolas y más frecuentemente representándolas, aparecen los adolescentes
que bien ejemplifican, en toda su ambigüedad, esta dinámica del cambio. Los
adolescentes son además la diana de múltiples miradas, y deben ser el horizonte
de una reflexión crítica sobre nosotros mismos. Sobre todo, porque son en parte
nuestra criatura y, más aún, porque representan el futuro colectivo.
En este
reportaje presentamos las principales cuestiones que afectan a los jóvenes y
ante las que tenemos que estar atentos y comprender cuando nuestros hijos dejan
de ser niños y afrontan cuestiones como los cambios en su propio
cuerpo.

MIRADA
FAMILIAR

Para Jaime Funes, adjunto para la Infancia y la
Adolescencia al Defersor del Pueblo de Cataluña, lo importante en la familia es
recoger, tanto como sea posible, los argumentos de los adolescentes, sus formas
de ver, sentir e interpretar lo que están viviendo. Por ejemplo, no necesitamos
saber si fuman porros o beben alcohol sino por qué lo hacen. Sólo de esta forma
podremos influir en su comportamiento.

TRIBUS
Según el antropólogo Carles Freixa, que
analiza a los Latin Kings como producto y ejemplo del proceso de
transnacionalización de las culturas juveniles en la era digital «los Latin
Kings se han convertido en una especie de franquicia transnacional con múltiples
conexiones locales que importan formas de vestir, estilos musicales,
comportamientos, actitudes e incluso producciones culturales como la Biblia LK
que dice, entre otras muchas cosas, que nuestro objetivo es proteger y asegurar
la existencia cultural del pueblo latino y de nuestros
antepasados».

VIOLENCIA
URBANA
Según Cristina Rechea y Raquel Bartolomé, ambas
profesoras de Psicología en la Universidad de Castilla-La Mancha, «no es que los
jóvenes urbanos sean más violentos sino que el estilo de vida de las ciudades
puede favorecer su aparición». Se forman las pandillas o cuadrillas, en un afán
por «distanciarse y distinguirse de otros grupos», y el grupo, como tal,
favorece la disminución del control individual y la difusión de la
responsabilidad.

IGUALDAD DE CHICOS Y
CHICAS

A pesar de los estereotipos que afirman la
equiparación, las chicas deben permanentemente justificar sus preferencias o
comportamientos en el caso que se encuentren fuera de los márgenes que se les
permite como mujeres. Al final, según concluyen los autores, en las edades
adolescentes y jóvenes, son los comportamientos masculinos los que están más
recubiertos de beneficios.

VIOLENCIA ENTRE
IGUALES

Las catedráticas de Psicología Evolutiva Rosario
Ortega y Rosario del Rey cifran entre un 25 y un 35%, el porcentaje de escolares
que reconoce que alguna vez se ha visto implicado como agresor o víctima en
algún tipo de fenómeno agresivo no muy cruel pero sí desagradable, y entre el 2
y 15% de los estudiantes de Secundaria y Primaria confiesan verse implicados en
estos fenómenos de forma pertinaz.

INMIGRANTES
Según datos aportados por el
colectivo IOÉ de Madrid, los adolescentes «autóctonos» tienen interiorizado que
«los de fuera son los distintos porque a nosotros los españoles nos une y
homogeniza la modernidad. Ellos son atrasados». Esta imagen responde al tópico
extendido sobre la pobreza y el subdesarrollo de los países de donde proceden
los inmigrantes que llegan al primer mundo. Desde el colectivo juvenil se impone
pues, a estos jóvenes immigrantes, la disolución de su propia identidad y una
acomodación a la uniformidad modernizadora del progreso.

CULTO AL CUERPO
Para Isaac Amigo, profesor de
Psicología de la Salud en la Universidad de Oviedo, «Las mujeres bulímicas se
caracterizan por una falta de atención por parte de sus padres en la infancia.
Esa patología supone un descontrol sobre la comida y sobre muchos aspectos de su
vida». La bulimia tiene muchos puntos comunes con la anorexia pero está
reconocida como una alteración independiente. Suele iniciarse con una dieta
hipocalórica restrictiva que llega a la enfermedad. También se tienen en cuenta
otros factores como una autoestima muy dependiente de la silueta corporal y un
estado de ánimo depresivo.

OCIO
JUVENIL
Cinco actividades son las que prefieren el 90% de los
jóvenes: música, amigos, televisión, viajar y cine. Pero también se puede
observar que la relación entre preferencia y práctica efectiva no es muy
directa. Los jóvenes se muestran satisfechos con el tiempo de ocio disponible,
aunque gran parte de ellos lo consideran insuficiente; los varones tienen más
tiempo libre que las mujeres; disminuye el tiempo libre con la edad; y
dependiendo del hábitat, el máximo tiempo libre de ocio aparece en el ámbito
rural (menos de 2.000 habitantes).