Piercings: cuando la moda trae consecuencias

El piercing es una costumbre tan antigua como el hombre,
aunque en los países desarrollados se ha convertido en la
estrella del body art. No obstante, las perforaciones pueden
dar lugar a infecciones y otros efectos nocivos para la salud
por lo que, de estar decididos a hacerlo, hay que acudir a
un centro especializado.

Autor: ALEJANDRA RODRÍGUEZ

Aunque nos pueda parecer una moda reciente, lo cierto es que el piercing es una costumbre casi tan antigua como el hombre. De hecho, todavía hoy existen tribus primitivas que se perforan y laceran diversas partes de su cuerpo para simbolizar el paso a la edad adulta, como distintivo de un determinado estatus, para aumentar el atractivo sexual o por simple coquetería. En los países desarrollados el piercing se ha convertido en la auténtica estrella del body art; un término que engloba un número creciente de técnicas basadas en la decoración del cuerpo.
Esta moda tiene adeptos cada vez más jóvenes, pero antes de dar un paso tan importante es conveniente tener en cuenta que el piercing puede acarrear consecuencias no tan atractivas. Así, se debe poner empeño en buscar un sitio cualificado, aunque ello suponga un mayor desembolso económico. Hay que examinar el lugar en el que se va a hacer la perforación y verificar que se trabaja en él casi como en un quirófano. El anillador debe llevar guantes, mascarilla, desechar convenientemente el material de un solo uso en contenedores especiales, y esterilizar el reutilizable en autoclaves sanitarias. Debe explicar con detalle qué adorno es el más adecuado para cada zona, de qué material está hecho y qué cuidados deben aplicarse después de practicar la perforación.

 OREJAS

Perforar el cartílago, en lugar del lóbulo, eleva notablemente el riesgo de infección. Además, los tratamientos (antisépticos y antibióticos) no surten un efecto óptimo ya que esta zona está muy poco vascularizada y, en consecuencia, el tejido se regenera peor y los principios farmacológicos llegan con dificultad. Estas infecciones rebeldes pueden deformar el pabellón auditivo, cuya reconstrucción es dolorosa y cara. Conviene no colgar en las orejas abalorios demasiado aparatosos para evitar enganchones y desgarros.

 NARIZ

Aparte de desgarros y heridas, el piercing nasal puede acarrear infecciones por pseudomonas y estafilococos, ya que se trata de una zona permanentemente húmeda. Es necesario extremar la higiene de esta zona, tanto en el interior como en el exterior. Aún así conviene saber que con el tiempo el orificio practicado tiende a dilatarse, lo que puede facilitar la salida de la mucosidad.

 LENGUA

Anillarse la lengua puede acarrear infecciones severas, aunque es un tejido que cicatriza deprisa. Otro de los riesgos son los desgarros y los microtraumatismos dentales que pueden astillar los dientes e, incluso, provocar su caída. Si no se hace justo en el centro de la lengua, es normal que aparezcan dificultades para vocalizar. Es imprescindible mantener una estricta higiene bucal y optar por los abalorios de goma y silicona, mucho más blandos y ligeros que los metálicos. Hay que vigilar periódicamente el cierre del adorno para que este no se desprenda accidentalmente y se produzcan atragantamientos. Nunca se debe anillar la campanilla (úvula).

 LABIOS

Un piercing en esta zona (al igual que el anterior) hace que aumente la salivación, de manera que el líquido puede salir por el orificio, creando un efecto muy poco estético. Además, la humedad constante hace que la piel se macere alrededor del adorno, lo que eleva el riesgo de colonización bacteriana e infección. Asimismo, estos adornos pueden provocar erosión en las encías que pueden derivar en gingivitis y caída de piezas dentales. Si se lleva un piercing en cualquier parte de la boca es conveniente no fumar.

 GENITALES

Tanto en el varón como en la mujer los genitales son una zona de gran irrigación sanguínea, de manera que las hemorragias son el principal riesgo del piercing en el pene, el glande o el clítoris. Por su parte, el anillado del pezón puede acarrear desgarros, infecciones y deformidad en los conductos encargados de transportar la leche materna.

 OMBLIGO

Su forma profunda, su cantidad de pliegues, la dificultad para limpiarlo correctamente y la propensión a acumular humedad y sudor hacen del ombligo el candidato ideal a una infección postpiercing. Los usuarios que lo tengan demasiado prominente o los demasiado jóvenes deben abstenerse de llevar un anillo en esta zona.

El cine: una herramienta educativa infravalorada

“El cine está infravalorado como herramienta educativa porque quienes deberían usarlo (educadores, profesores, maestros, padres) lo utilizan poco. El cine no tiene por qué ser en sí mismo educativo, de hecho no es lo normal, pero con mediadores, cuando se plantea como elemento educativo, tiene mucho potencial para serlo”, afirma Enrique Martínez-Salanova, profesor de Tecnología Educativa, Antropología de la Educación, Didáctica y Comunicación e Imagen.
Su visión la comparte en gran medida Carmen Arocena, doctora en Comunicación Audiovisual y coeditora del libro Películas para la Educación: aprender viendo cine, aprender a ver cine, que considera que los filmes se utilizan como herramienta educativa “pero se desperdicia su potencial usándolos de manera equivocada, como aperitivo, como entretenimiento o avance de un determinado tema”. Para la experta, a menudo, en las experiencias que buscan incorporar el cine a la educación, se olvida que el cine “es un arte, una forma de lenguaje con sus juegos retóricos y estilísticos”, algo que le parece “injusto, una especie de falta de respeto” que no se comete, en cambio, con la literatura o con la música.
En el libro publicado por Cátedra del que Carmen Arocena es coeditora se abordan casi medio centenar de películas relacionadas con diversas temáticas de interés para niños y adolescentes, cintas que ofrecen “diferentes puntos de vista sobre un mismo tema y que confrontan ideas”, algo que la doctora en Comunicación Audiovisual considera “importante” porque solo del debate, de escuchar opiniones diferentes, “surge el aprendizaje”. Para Arocena, el visionado de películas contribuye a crear “futuros ciudadanos con criterio, capaces de expresar su opinión y de aceptar la del otro”, algo que adquiere especial relevancia en una sociedad como la actual, en la que estamos tan acostumbrados a consumir textos audiovisuales “que no somos conscientes de que son efectos de lenguaje y que, como todo lenguaje, pueden servir para mentir o para manipular”. Por tanto, educar con el cine también serviría para “enseñar a leer este tipo de mensajes y, de alguna manera, educar en un cierto gusto audiovisual”.
“El cine puede aportarlo todo a la educación de los niños”, afirma por su parte Martínez-Salanova, que destaca en especial el desarrollo de la capacidad “de curiosidad e investigación”. A juicio del docente, renunciando al cine y a su valor como herramienta educativa los profesores y sus alumnos “están perdiendo una ocasión imposible de recuperar”, ya que es de vital importancia enseñar a ver cine a los niños desde pequeños para que luego, durante su adolescencia y su adultez, “puedan seguir viendo cine con ciertos criterios”. En ese sentido, recuerda que el cine “es creatividad, es lenguaje, es historia, es música, es dramas humanos, es millones de cosas” y explica, como ejemplo, que incluso una película de historia, por inexacta que sea, “puede dar lugar a una investigación para ver qué hay de cierto y de falso en ella, de forma que del cine pasamos a los libros, a las enciclopedias, a internet… A la búsqueda de información”.
del cine al aula
Carmen Arocena reconoce que existe “un cierto desconocimiento” entre el profesorado sobre cómo sacar más partido a los filmes “porque trabajar con ellos requiere unas experiencias particulares” y un profesor, sea de la asignatura que sea, “no tiene por qué saber analizar películas”. En palabras de la doctora, lo más importante es elegir bien las películas, ya que “no es posible terminar de ver una buena película y seguir siendo el mismo”, además de que una película bien elegida “siempre puede propiciar un fructífero debate”.
Para Enrique Martínez-Salanova, por su parte, cuando queremos darle al cine una función educativa tiene que haber necesariamente “una introducción, un contexto y que la persona que actúa de mediadora tenga idea de para qué sirve esa película en concreto”. Al respecto, añade que los profesores tienen que trabajar previamente las películas y planificar un recorrido para conseguir el fin deseado y fomentar “el debate, el análisis, la búsqueda de conclusiones y las ganas de saber más” de los alumnos: “Si un filme es suficientemente interesante sobre él se puede trabajar durante todo un curso académico, sin necesidad de visionarlo cada día”.
Trabajar las películas para presentarlas a los alumnos de la forma correcta supone, por tanto, un trabajo extra para los profesores que no todos están dispuestos a asumir: “Hay muchos profesores que tienen a gala aburrir, que dicen que el conocimiento es aburrido y parten de esa premisa”, asegura el profesor de Comunicación e Imagen, que aprovecha para recordar a los docentes una máxima: que el cine es “una excusa, un pretexto y un recurso magnífico porque está filmado absolutamente todo el siglo XX y los anteriores han sido recreados”.

“Aprender transformando es motivador para el alumnado”

Juan de Vicente Abad, orientador del IES “Miguel Catalán” de Coslada, fue elegido en mayo docente más innovador de España en el Certamen D+I organizado por la Plataforma Proyecta, una iniciativa educativa de la Fundación Amancio Ortega y de la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre. El premio, que él atribuye a todo el equipo del trabajo del instituto público madrileño, reconoce la apuesta del docente por la metodología de aprendizaje-servicio, un sistema de trabajo que, según el jurado, ha contribuido a la innovación educativa “por su capacidad para actuar no solo en el aula sino también en el entorno, fomentando la implicación en el proceso educativo de las familias y las instituciones”. .
-Tras más de 20 años de trayectoria, ¿qué es lo que te ha convertido en el docente más innovador de España?
-Más que como un premio nominal lo veo como un premio a un equipo que llevamos más de 15 años trabajando juntos en algunos temas como son la gestión de la convivencia, la participación del alumnado en la solución de conflictos, la mejora del aprendizaje y, finalmente, en el sistema del aprendizaje-servicio. Hemos conseguido hacer de un centro “normal”, un centro de éxito
-Uno de los motivos que llevó al jurado de la Plataforma Proyecta a la concesión del premio es precisamente esa metodología de aprendizaje-servicio a la que hacías referencia antes. ¿En qué consiste exactamente?
-La idea pasa por poner en contacto lo que se trabaja en las asignaturas con la realización de un servicio en la comunidad. De modo que si estás estudiando en biología, por ejemplo, el sistema circulatorio, puedan los chicos organizar un maratón de donación de sangre en el hospital más cercano. De esta manera se ve la utilidad de las cosas que se aprenden y se presta un servicio a la comunidad, con lo que tiene esto de transformador. Para los chicos es algo absolutamente motivador y les hace adquirir un compromiso con su entorno porque ven el resultado de sus acciones. Y esto se puede aplicar a cualquier otra asignatura. Cada año desplegamos alrededor de 20 proyectos de aprendizaje-servicio.
-¿Se trataría entonces de crear conocimiento a la vez que se educa en valores a los estudiantes?
-En valores, en compromiso, en capacidad de trabajo, en asunción de responsabilidades… Trabajas un montón de cosas que desde un punto de vista puramente académico se perderían. La visión de aprender transformando es muy potente y motivador para el alumnado.
-Con esta forma de trabajo se convierte al alumnado en protagonista de su propio aprendizaje, ¿no?
-Sí, porque dan sentido a lo que hacen, ven que es algo que tiene sentido y conexión con la vida y que con pequeños esfuerzos colectivos se pueden transformar las cosas, algo que resulta muy esperanzador. Por ejemplo, ellos con sus acciones han triplicado el número de las donaciones de sangre en la ciudad de Coslada. O han conseguido que se adopten muchísimos más perros de la perrera municipal paseándolos para reducir su ansiedad.
-Muchas veces asociamos innovación a tecnología y vuestro proyecto pedagógico demuestra que la innovación es autónoma de la tecnología…
-Yo creo que son dos cosas independientes. La tecnología la puedes utilizar para innovar, pero también para ser pasivo, como pasa con las pizarras digitales, por ejemplo. Y eso no cambia el aprendizaje. Lo que lo cambia es la intención y la capacidad que tengas para utilizar los instrumentos de los que dispones. Nosotros utilizamos la tecnología, pero para nosotros no deja de ser un instrumento para transformar e incluir, que es lo que nos guía.
-Vuestra metodología rompe con la educación tradicional basada en la adquisición de conocimientos a través de clases magistrales. Cada vez son más las propuestas innovadoras que apuestan por la inclusión de competencias socioemocionales y de convivencia. ¿Crees que es importante este giro educativo y que se lleve a cabo de forma generalizada?
-Nosotros llevamos mucho tiempo trabajando en ese sentido y de hecho empezamos a hacerlo por ahí, por la convivencia, que pensamos que debe estar en la agenda educativa de los centros escolares. Las competencias socioemocionales deben estar en el currículo y deben trabajarse en el aula porque son fundamentales para aprender a relacionarse.
-Había más de 1.000 candidaturas procedentes de todas las etapas educativas preuniversitarias presentadas al certamen, lo que significa que hay mucha gente innovando en las aulas. ¿Es una buena noticia para la educación de nuestro país?
-Hay muchísimo talento, el problema es que muchas veces las administraciones no están liderando ni apoyando este proceso. Hay muchas ganas de innovar y de mejorar las cosas, pero falta que se facilite la tarea de los profesionales, legislar en ese sentido, reconocer el trabajo de los docentes que dedican horas y horas a preparar proyectos.
-Por contra, hay docentes que defienden que hay asignaturas con más peso que requieren una enseñanza menos emocional o tecnológica y más académica. En tu opinión, ¿se pueden aplicar este tipo de proyectos de la misma forma a Historia o Matemáticas que, por ejemplo, a la ya extinta Educación para la Ciudadanía?
-Completamente. Se trata de dar sentido a lo que se hace y cualquier asignatura académica, tengo el peso que tenga, debe tener un sentido. Todas las investigaciones en neurociencia apuntan a que la emoción juega un papel fundamental en el aprendizaje, sea cual sea el ámbito de conocimiento del que hablemos. Puede que haya aprendizaje sin emoción o incluso con emociones negativas. El problema es cuánta gente se queda fuera de eso. A nosotros nos interesan todos los alumnos, tengan más o menos dificultades, y con este tipo de proyectos tiramos de todos porque facilitan la inclusión y el aprendizaje.
-¿Qué convierte a uno en un buen profesor para el docente más innovador de España?
-Para mí la clave está en que te importen tus alumnos. Cuando te importan haces muchas cosas para demostrar ese interés. Y curiosamente, cuando esto ocurre, consigues que tú también le importes a ellos, sacando así lo mejor de cada uno.

Sus primeros pasos solidarios

Sembrar en nuestros niños la semilla de la solidaridad es hacerles conscientes de lo afortunados que son y ayudarles a ponerse en el lugar del otro. Les ayudamos a salir de su zona de confort por un ratito para mostrarles otra realidad mucho más dura y difícil.
Con la idea de que los niños de aquí ayuden a los niños de allí, Pepo Díaz fundó la ong Infancia Solidaria. “En ningún caso intentamos convencer a un niño de que se haga socio de la ong. Lo hacemos siempre con adultos. Pero cuando una persona decide ayudarnos, personalizamos su ayuda en un niño de su entorno (hijos, sobrinos, nietos…), y son estos niños los que reciben nuestras cartas contando todo lo que estamos haciendo con su ayuda. Ellos abren las cartas y observan por un rato las caras, y las historias, de niños que han tenido menos suerte que ellos al nacer, y lo que la ong está haciendo para ayudarles. Y os aseguramos que en muchas ocasiones se emocionan profundamente.” Nos explica Díaz. Es una forma de comenzar a inculcar el espíritu de la solidaridad desde muy temprana edad para cuando sean más mayores. Las aportaciones son realizadas por los adultos mediante donaciones periódicas desde 10€ al mes. Algunas iniciativas han partido de los propios niños, como una clase de quinto de el colegio Virgen de Europa de Madrid que realizó actividades para poder pagar los vuelos de una madre y un niño a Madrid para tener asistencia médica. El año pasado, cuatro niños en el día de su Primera Comunión pidieron dinero para poder apadrinar un niño, en lugar de regalos.
Poner algo de sí mismos
Desde muy pequeños pueden hacer cosas ellos mismos para ayudar a otros niños. La Fundación Dar trabaja con las casas de acogida de la Comunidad de Madrid, con las que tiene un fuerte compromiso. Los niños que viven en estas casas han sido separados de sus padres al perder la custodia por diferentes circunstancias. “La Fundación quiere que todos estos niños de las casas de acogida tengan un regalo en su cumpleaños, al final de curso por buenas notas o tengan un regalo que llevar a un cumpleaños que les inviten en el cole. Pero no queremos que los niños den el juguete que van a tirar porque ya no lo quieren, queremos que se impliquen y trabajen con ilusión pensando en quien lo va a recibir”, nos explica Pilar Extrada, su presidenta. Todos y cada uno de los juguetes que salen de Fundación Dar van hacia las manos de los niños que los necesitan, en las mejores condiciones, para que sientan que de verdad están recibiendo un regalo. Y ellos no lo saben, pero en sus manos cae un juguete que es más que eso… Es un juguete que ya tiene una vida propia porque ha pasado por las manos de otro niño y por las manos de los que han ido a aportar su granito de arena y dejar su esencia en alguno de estos juguetes. El trabajo se organiza las voluntarias de forma que sea productivo y los niños vean los resultados. Así en una zona se lavan y peinan las muñecas, en otra se ponen pegatinas a los coches o en otro se envuelven. Un trabajo en cadena que los niños realizan con mucha ilusión.

Jóvenes solidarios
Desde Cooperación Internacional se trabaja con jóvenes que quieren realizar voluntariado. “Partimos de nuestro lema “Living for others” para intentar inculcar en los más jóvenes la importancia de centrarse en los demás y dedicar nuestro tiempo a ellos, con los recursos que tenemos, sin necesidad de cambiar el mundo cambiando radicalmente nuestra vida, sino a través de pequeños gestos, sencillas acciones que pueden transformar la sociedad en la que vivimos”, nos explican desde la ONG.
El primer paso para ser voluntario es estar sensibilizado y formado, para ello se trabaja con los centros educativos su Plan de Acción Social. De tal manera que desde 1º de Primaria empiecen a trabajarlo y conozcan, a través de materiales educativos la realidad de las personas sin hogar, los niños hospitalizados, las personas con discapacidad o las situaciones de pobreza y exclusión en la que viven muchos niños de su misma edad. A partir de los 16 años ya pueden comprometerse y ser voluntarios en su en su entorno. Pueden trabajar con infancia y juventud en campamentos urbanos y actividades deportivas encaminadas a favorecer la integración. También se puede atender a mayores con visitas y acompañamiento en sus centros de residencia o domicilios. Otra acción de voluntariado está encaminada a hacer más agradable la estancia en hospitales con visitas periódicas a los enfermos allí ingresados o también iniciativas que favorezcan la integración social de personas con discapacidad. Los jóvenes pueden participar en las campañas de recogida de alimentos para personas en peligro de exclusión social y ofrecer desayunos solidarios para aquellos que están en la calle.
Todos podemos hacer mucho, pero a menudo no se sabe por dónde empezar. No es necesario grandes acciones sino conseguir que comprendan que con un poquito que hagamos cada uno, se puede ayudar mucho. Y nuestros niños ganarán en valores, sensibilización, empatía y aprenderán a apreciar más la suerte que tienen de haber nacido donde han nacido.

Uso seguro y responsable de las nuevas tecnologías para los profesores y las familias

Uno de los cursos está dirigido a profesores y educadores en general. Y es que, ellos son los que controlan el uso de las TIC en las aulas y por ello tienen que ayudar a los alumnos a utilizarlas con cabeza.
Desde hace varios años, vivimos en un mundo digital y esto nos da la oportunidad de cambiar las metodologías que se utilizan para la enseñanza. Es evidente, que esto conlleva una mejora del proceso educativo, pero hay que conseguir que se realice un uso saludable de las Nuevas Tecnologías.
Todos, incluyendo a los más pequeños de la casa, hemos vivido la incorporación de las TIC y también disfrutamos de las ventajas que nos ofrecen para nuestro día a día. Incluso se han convertido en algo indispensable para realizar algunas tareas cotidianas.
Pero los niños y adolescentes carecen de conocimientos sobre seguridad, privacidad, legislación aplicable o uso responsable de la herramienta. Por ello, a través de este curso queremos ayudar a los docentes a saber actuar ante un mal uso de las TIC. Para ello, les dotaremos de los conocimientos y los recursos necesarios para darles a los alumnos las pautas correctas.
Por otra parte, en el hogar los niños también tienen muchas posibilidades de acceso a los dispositivos tecnológicos. Es innegable que la mayoría de ellos tienen una gran habilidad pero desconocen cómo hacer un uso responsable de los mismos.
Buen ejemplo de ello es que el proyecto de investigación EU-NET-ADB refleja que España junto a Rumania se encuentra a la cabeza de los países europeos con mayor desarrollo de conductas adictivas a internet entre los adolescentes de 14 a 17 años.
Además en nuestro país, cerca del 22% de los jóvenes se encuentra “en riesgo” de desarrollar conductas adictivas a internet, uno de los mayores porcentajes de Europa. Es por ello que hay que hacer especial hincapié en el control y la supervisión del uso de las redes sociales por parte de los jóvenes.
El objetivo de ambos cursos es en definitiva proporcionar los conocimientos necesarios para concienciar sobre las consecuencias del uso abusivo e inadecuado de las nuevas tecnologías.
Los cursos están dirigidos a: profesores de primaria, secundaria y bachillerato, padres, familiares, tutores legales de menores que estén interesados en ampliar sus conocimientos sobre las TIC y les oriente en hacer un uso responsable de ellas para niños y jóvenes.
Ambos cursos se desarrollan en el Campus Virtual de Fundación MAPFRE, desde el cual podrán consultar los contenidos, conversar con los tutores y otros alumnos.

Ventajas de enviar a tus hijos al extranjero

Si estás considerando esta opción, te animamos a que te acerques a conocer de primera mano a los responsables de los colegios presentes en la feria para charlar con ellos y ayudarte a decidir y resolver dudas. Pero antes, te damos varias razones para convencerte de regalarle a tu hijo una inolvidable experiencia de vida y una pequeña guía de cuestiones a tener en cuenta para acertar con la elección más adecuada.
El número de estudiantes españoles en el extranjero crece cada año, tan sólo en Gran Bretaña estudian 10.000 niños españoles y somos el país que ocupa el quinto lugar del mundo en cuanto a jóvenes cursando un año escolar en Estados Unidos. El porcentaje de estudiantes procedentes de nuestro país a otros como Inglaterra, Alemania, Irlanda o Estados Unidos crece exponencialmente cada curso. En 2015 la cantidad de españoles estudiando en Estados Unidos aumento en un 15% con respecto al año anterior.
Las familias españolas son conscientes, cada vez más, de que estudiar fuera, además de ampliar los conocimientos de su hijo y brindarle excelentes oportunidades de futuro, es una de las experiencias más enriquecedoras que podrá tener en la vida. Por eso, cada vez más, deciden enviar a sus hijos al extranjero no sólo para aprender idiomas y estudiar, si no también para que vivan la experiencia que les marcará para siempre y les reportará futuros éxitos profesionales, personales e intelectuales.
VENTAJAS
n Apertura de mente, visión cultural ampliada. Los estudiantes que cursan un año en el extranjero aprenden a desenvolverse en un ámbito de diversidad, utilizando un idioma distinto al suyo, conviviendo en un entorno y en una sociedad y cultura distinta a la suya. Esto les obliga a romper con su forma de pensar, hasta entonces lineal, y tener una visión más amplia. Esa amplitud de miras y adaptabilidad a nuevos horizontes serán unas aptitudes que les acompañaran el resto de sus vidas y les serán muy útiles en todos los ámbitos de su desarrollo personal y profesional. El mercado de trabajo del siglo XXI pide, cada vez más, personas con esas características: abiertas, adaptables y que no tengan miedo al cambio.
n Aprender el idioma. La mejor forma de aprender y dominar una lengua es tener que utilizarla desde por la mañana hasta por la noche para todos los quehaceres y necesidades diarias y, además, estudiar en ella. Verse forzado a hablar el idioma, puede resultarle costoso al principio, pero, a lo largo de un curso termina convirtiéndose en algo fácil y casi natural y, al aprender la lengua en su país materno, el alumno adquiere un mejor acento y mayor fluidez. Al final, tu hijo sentirá el idioma como propio y no como algo aprendido. Y viviendo en el país, entenderá e interiorizará la esencia y expresividad real de ese idioma.
Además, dicen que un cerebro capaz de manejarse con efectividad en dos idiomas distintos hace que las personas sean más inteligentes, estén mejor preparados para la multitarea y sus cerebros se mantengan “en forma” durante más tiempo, así que las ventajas  son innegables.
n Aprender otras culturas de primera mano. No se trata sólo conocer el idioma, la música, la comida o el deporte que se practica en el país de acogida. La inmersión sociocultural en país extranjero ayuda a conocer la forma de pensar de su población, sus costumbres y forma de ver la vida, en ocasiones distintas a lo que se está acostumbrado. Entender y respetar sus normas ayuda a los jóvenes a ser más responsables y comprometidos con los demás.
Además, también podrán tener una perspectiva distinta de su propio país,  lo que les enseñará a ser más tolerante y reflexionar.
n Maduración, crecimiento personal.  Estar lejos de la familia y del hogar es también sin duda una experiencia de crecimiento personal y ayudará al niño a darse cuenta de sus valores y creencias y también a valorar más lo que posee, visto con la perspectiva de la distancia.
Estar lejos de casa implica tener que tomar decisiones sin la ayuda inmediata de los padres. Esas situaciones harán crecer a tu hijo con más confianza en si mismo, independencia y capacidad para enfrentarse a nuevas situaciones.
n Nuevas relaciones. Tu hijo tendrá la oportunidad de conocer a mucha gente y seguramente, algunas de esas personas llegarán a ser amistades que perduren en el tiempo. No sólo conocerá gente del país al que vaya, si no otros compañeros que estén en su misma situación. Amigos y conocidos para toda la vida y de diferentes partes del mundo.
n Hacer currículum. Haber vivido un año en el extranjero siempre será un credencial en el curriculum a la hora de hacer una entrevista de trabajo. Denota un desempeño del idioma y madurez añadida.

¿Obligarles a comer? La obsesión por el plato limpio

Ana Veiga

El 85% de los padres obliga a comer a sus hijos cuando ya han saciado su apetito, según un estudio realizado en la Universidad de California. Y, aunque se presupone buena voluntad y preocupación por la buena alimentación del pequeño, puede que en realidad le estemos transmitiendo todo lo contrario.
“Nadie debe obligar a comer a nadie”, sentencia tajante Carlos González, pediatra y autor del libro Mi niño no me come. “Cuando queda comida en el plato, hay que tirarla en la basura orgánica, y tomar nota para poner menos comida en el plato la próxima vez”.
No, González no es de la corriente de ‘lo que no comes, lo cenas’. Considera que lo ideal es conocer y respetar la cantidad de comida que requiere nuestro hijo/as. “Depende de cada niño, y se ha comprobado que algunos niños comen cada día el triple que otros de la misma edad y peso. Y para saber si el peso de un niño es correcto, hay que compararlo con las tablas de peso y talla, así como las de relación peso/talla, índice de masa corporal y velocidad de crecimiento”.
En caso de que el/la menor tenga un peso demasiado bajo para su edad o talla, debemos hacerle las pruebas oportunas, determinar si tiene alguna enfermedad y, si es el caso, tratarlo “pero jamás hay que obligarle a comer, porque sólo llevaría a retrasar el diagnóstico; la celiaquía, la tuberculosis, la insuficiencia renal, los parásitos intestinales… no se curan obligando al niño a comer”.
El estudio “Consecuencias de pertenecer al club del plato limpio” de la Universidad Cornell de Ithaca, afirman que los niños a los que se les ha obligado a comer tienen más posibilidades de padecer obesidad en la edad adulta. González matiza que el estudio solo les preguntó a un grupo de niños de cuatro años cuánta comida querían que les sirvieran, en una comida de prueba. “Aquellos niños cuyos padres afirman que les obligan a acabarse el plato, tendían a pedir que les pongan más cantidad” pero insiste en que “de ahí no se puede extraer que serán obesos en la edad adulta”. Aunque “dado que sufrimos una gravísima epidemia de obesidad infantil, cualquier factor que haga que los niños se sirvan más comida es preocupante”.
Esta tendencia a llenar el plato a pesar de lo que opine el pequeño comensal, puede venir de la educación alimentaria que hemos recibido en casa. Siempre es difícil romper con el ciclo en el que nos han criado. Aunque el pediatra ve una diferencia entre la forma en que nuestros padres nos obligaron a nosotros – y nuestros abuelos obligaron a nuestros padres-: “Los ahora padres y madres tuvieron poca obesidad infantil; y los ahora abuelos/as casi no la conocieron. Algo ha cambiado. Sí, los que ahora serían bisabuelos muchas veces obligaban a comer… pero obligaban a comer mucha menos cantidad, y sobre todo la comida era de mejor calidad que ahora. Los que ahora son abuelos pasaron toda su infancia sin probar la Coca-Cola, los donuts, el Cola Cao, las magdalenas, las bolsitas de patatas… No estamos haciéndolo “como nuestros abuelos, sino mucho peor”, remarca.
Y no solo eso. En muchos casos, se usa la comida como recompensa e incluso se podría decir que como herramienta para inculcar obediencia. En general, González está en contra de los premios y los castigos para modificar la conducta “Incluso si fueran útiles –muchos estudios demuestran que no lo son-, serían inmorales”.
Pero cuando el premio es algo comestible, hay un problema todavía más grave: sistemáticamente, el premio es comida insana. “Nunca ofrecemos como premio una manzana, unas acelgas o unas lentejas; siempre se «premia» con helados, pasteles, caramelos, aperitivos salados… Le estamos diciendo a nuestros hijos que ese tipo de comida es la mejor que hay, que es tan buena que es un premio. Esto es una de las razones que acaba provocando que sea precisamente esa comida que mostramos como trofeo aquella que el niño/a desea profundamente.
La neofobia
Hay muchas razones para que un niño rechace la comida. Para muchos niños, solo es una fase de su desarrollo. “Entre el año y medio y los seis años, la mayoría experimentan algo llamado neofobia”, explica Bee Wilson, periodista especializada en alimentación y autora de El primer bocado (First Bite).La neofobia es el miedo incontrolable e injustificado que se siente hacia cosas o experiencias nuevas. Y en el caso de lo niños, es habitual que se relacione con la comida.
Y manda un mensaje a los padres: “Cualquier niño es capaz de aprender a amar el brócoli. Pero se tarda a algunas personas más tiempo para llegar allí que otros”. Con esto, quiere tranquilizar a esos progenitores que se culpan –o que son culpados- por sus hijos e hijas ‘malcomedores’. Sobre todo, para que esa culpa no acabe derivando en una presión familiar a los niños para obligarles a comer. Si no tienen hambre, no la tienen. Es preferible enseñar sin obligar y “no convertir la cena en la hora más estresante y triste del día”.

CONSEJOS PRÁCTICOS
n Bee Wilson nos da pautas para gestionar el momento de la comida con nuestros hijos de la mejor forma posible.

n n Tres cosas que debes evitar:
n No lleves la culpa o la vergüenza a la mesa. El chocolate no es ‘malo’; y la ensalada no es ‘maravillosa’. Solo es comida.
n No les presiones para comer. El objetivo final es ayudarles a convertidse en adultos que disfruten de los alimentos en todas sus variedades.
n Si el niño/a no quiere probar comida nueva, prueba a ofrecérsela en pequeñas cantidades, tan pequeñas como un guisante. Con que lo prueben ya será suficiente; no esperes que coman el plato entero la primera vez.

n n Tres cosas que puedes hacer:
n En vez de insistir en que coman, trata de convertirte en el ejemplo que quieres ver en tus hijos e hijas.
n Sé amable y comprensivo/a, contigo y con ellos. Todos tenemos derecho a cometer fallos.

El deporte dice “NO” a los papás hooligans

“Un partido de fútbol de querubines (niños de 4 y 5 años) entre dos equipos valencianos, el Paterna y el Torrent, acabó el pasado 4 de marzo con una pelea entre padres de los jugadores de ambos equipos. Apenas dos semanas más tarde, en Mallorca, los padres de los futbolistas del Alaró y el Collerense, de categoría infantil (12-13 años), llegaban a las manos ante la mirada atónita de sus hijos. Son los dos últimos casos de una lacra que afecta al deporte infantil, que no solo al fútbol, desde hace muchísimos años, solo que ahora, en la era del móvil, con todo el mundo con una cámara en el bolsillo, es mucho más visible y suscita mucha más atención.
Los padres hooligans
“El fútbol es el deporte más practicado en España y el que mayor repercusión mediática tiene por eso puede parecer que ocurre más ahí, pero algunos estudios indican que el factor al que más se alude para explicar la violencia en el deporte no es el tipo de deporte en sí, sino la presencia de los padres y madres en las gradas. Es duro, pero es así”, reflexionan Guillermo Calvo y David García, entrenadores de fútbol y autores de la guía Manual para padres: deporte y valores, publicada por Mutua Madrileña.
Detrás de esta actitud de algunos padres se encontraría, según Chema Buceta, psicólogo deportivo y autor del libro Mi hijo es el mejor, y además es mi hijo, “los malos ejemplos que con frecuencia transmiten los futbolistas, entrenadores, directivos y medios de comunicación que trabajan en la élite” y, de forma especial, “la falta de formación y habilidad” de muchos entrenadores y directivos del fútbol base, así como de los padres de los jugadores niños y adolescentes.
Para Guillermo y David, por su parte, se trataría de “una competitividad mal entendida”, pero también de una “mala gestión emocional, la sobreprotección, la falta de respeto a las figuras de autoridad, como pueden ser entrenadores y árbitros, así como las frustraciones de muchos padres y madres que ven en sus hijos lo que ellos no han podido ser; o el efecto contagio que se da en una grada cuando vemos que empieza a subir el nivel de tensión”.
Quien ha asistido como espectador a un partido de categorías inferiores seguro que ha podido observar determinados modelos de padres, casi una réplica en sus actitudes a las de los espectadores que podemos ver en partidos de élite. Como afirma Diego Batalla, secretario general de la Federación Gallega de Fútbol, “están el padre entrenador, el padre árbitro, el padre que se pasa el partido dando instrucciones a su hijo…”. Todos ellos, según Patricia Ramírez Loeffler, psicóloga deportiva de alto rendimiento conocida por su paso por equipos de fútbol de Primera División como el Betis y el Mallorca, tienen dos rasgos en común: “La mala educación y una falta de control de sus impulsos”.
Consecuencias
El padre árbitro que mencionaba Diego Batalla se pasa el partido recriminando las decisiones del colegiado del partido y cuestionando su imparcialidad, algo que para Chema Buceta supone un mal ejemplo para los hijos: “Los niños deben aprender a respetar las decisiones arbitrales porque ese respecto es un valor para la vida. El niño que aprende a respetar, aplicará ese respeto en otras facetas, ahora y como adulto. Pero es difícil que lo aprendan si los profesionales no lo hacen y sus padres tampoco”.
Lo mismo ocurre en el caso de los padres que cuestionan en todo momento las decisiones del entrenador, especialmente cuando éstas no benefician a sus hijos. Y de aquellos que se pasan el partido dando órdenes a sus hijos. Para Patricia Ramírez lo que estos padres trasladan a sus hijos es que “la persona que le da las ordenes se está equivocando, lo que provoca que se genere una dicotomía en la que llega un momento en el que el niño no sabe a quién tiene que hacer caso, si a lo que le dice el padre (que si no se enfada) o a lo que le dice el entrenador”. Esto genera en los niños una tensión desmedida que afecta directamente, según Chema Buceta, “al rendimiento y el disfrute”. En este sentido, para el psicólogo deportivo, “aceptar las decisiones del entrenador cuando no te favorecen es un aprendizaje de enorme valor para la vida porque saber estar en un equipo empieza por aceptar que no siempre las decisiones del entrenador son las que a ti te gustan”.
Al final los padres son un modelo de conducta para los niños y, cuando hablamos de actitudes violentas, según los autores de la guía Deporte y valores, les están enseñando a los niños “una forma muy nociva de relacionarse y de resolver los enfrentamientos”. Para Patricia Ramírez, por su parte, en el caso de niños más mayores, cuando los padres ya no son su único modelo, este tipo de comportamientos provoca también que los hijos se avergüencen, perdiendo de esta forma “una referencia muy importante, porque aquella persona que tiene que darles seguridad resulta que es una persona que se expone a la vergüenza pública” y no los ven como para sentirse orgullosos de ellos.
Aunque como matizan Guillermo Calvo y David García “por suerte la mayoría de los padres y madres transmiten a sus hijos que el deporte es un espacio de convivencia y donde el respeto es fundamental”, la duda es si se puede acabar con esta minoría. Para ambos entrenadores, es una tarea “difícil” porque la violencia “ha sido siempre una vía de relación y de resolución de conflictos que ha empleado el ser humano”. No obstante, los autores consideran que sí se puede reducir su incidencia en el deporte si éste se enfoca desde su labor social y educativa. Para Chema Buceta acabar con la violencia es “una necesidad acuciante que requiere tomarse en serio y poner en marcha los mecanismos para conseguirlo”.
En ese sentido, a nivel más institucional, desde el Comité de Fútbol Base de la Federación Gallega de Fútbol, por ejemplo, han aprobado un nuevo reglamento que permitirá al árbitro suspender el partido en caso de que de forma continuada y reiterada se pronuncien insultos, amenazas graves o manifestaciones racistas, machistas, xenófobas o intolerables. Entre las potestades que tendrá el árbitro, según enumera Diego Batalla, secretario general de la Federación, estaría en primer lugar pedir al delegado de campo “que advierta a los autores de los insultos para que cesen en su actitud”. En caso de no ser suficiente, el colegiado podrá suspender temporalmente el encuentro hasta que se expulse de la instalación deportiva al sujeto o sujetos causantes de la interrupción. En casos extremos, podrá acordar la suspensión definitiva del partido.
Para Chema Buceta también es muy importante el trabajo con los padres. “Los clubes deben asumir la responsabilidad de trabajar periódicamente con los padres. Es fácil quejarse, pero ¿qué hacemos para formar a los padres?”, concluye.

CINCO CONSEJOS PARA LOS PAPÁS ‘HOOLIGANS’
1Al final de cada partido pregunta a tus hijos cómo se sienten, qué tal se lo han pasado o qué han aprendido en lugar de “¿Cómo habéis quedado?”
2Asiste a un partido que no sea el de tus hijos y observa qué pasa en la grada.“ Pregúntate: “¿Me pareceré yo a ese padre que insulta al árbitro o a aquella madre que no para de gritar al entrenador?”.
3Pita un día un partido, así observarás cómo se sienten los árbitros cuando tienen que ser jueces; suele ser muy difícil y poco reconfortante. Pues bien, así se sienten los árbitros a los que criticamos cada fin de semana.
4Mantén una buena comunicación con los entrenadores de tus hijos. Ante todo, son educadores y por eso es fundamental respetar y apoyar su labor en lugar de criticarla.
5Ponte en el lugar de tus propios hijos y hazte las siguientes preguntas: “¿Cómo me sentiría yo si tuviera detrás de mí a alguien gritándome constantemente lo que tengo que hacer? ¿Rendiría mejor en mi trabajo si mi jefe actuara así conmigo? ¿Disfrutaría?”

Siete razones para jugar al aire libre

Los niños pasan menos tiempo al aire libre que los presos. Esto es lo que afirma el informe Play in Balance (Jugar equilibradamente), realizado dentro de la campaña Ensuciarse es Bueno, de las marcas OMO/Persil. Para realizar este estudio, se encuestó a 12.000 padres de todo el mundo. Y los resultados son, cuanto menos, llamativos. Los niños pasan de media una hora al día al aire libre; los reclusos de las prisiones de seguridad, dos.
Pero al margen de esa comparación, el resto de porcentajes tampoco indican que padres y madres estemos estableciendo una relación sana entre nuestros hijos y el medio ambiente.
Un 64% de los progenitores entrevistados considera que sus hijos no cuentan de las mismas oportunidades de juego que tuvieron ellos de niños. De hecho, el 40% cree que no disponen de lugares adecuados para que sus hijos jueguen de forma segura en su barrio.
Aunque el único problema que se ha puesto de relieve no es el de la falta de espacio, sino el de la falta de actitud de los menores. El 78% de los padres admite que sus hijos suelen rechazar a menudo cualquier juego que no sea tecnológico o tenga alguna relación con la tecnología. Una cifra parecida (el 80%) reconoce que sus hijos prefieren jugar a deportes virtuales en vez de a deportes “reales” al aire libre.
Y, a pesar de que no se niegan los beneficios del uso de las tecnologías en el juego, parece que las pantallas han desterrado a parques, carreras y balones. ¿Qué se están perdiendo las nuevas generaciones? ¿Estos nuevos hábitos de juego afectan a su salud?
Ventajas físicas
1 Aumenta la vitamina D. Esta vitamina se obtiene del sol y Según los estudios epidemiológicos del Profesor Holick de la U. De Boston, la vitamina puede protegernos de casi todo, desde la osteoporosis hasta el cáncer, la depresión, los ataques cardíacos y los accidentes cerebro-vasculares. Y lo mejor es que ¡tus hijos y tú podéis obtenerla tan solo saliendo a la calle! Basta con exponer brazos y piernas al sol durante 10 a 15 minutos al día y varios días a la semana.

2 Mejora la visión. Existe la idea de que muchas horas delante de una pantalla pueden estropear la visión de los más pequeños/as. Ahora, los científicos niegan esta afirmación pero afirman la contraria: estar al aire libre puede ayudar a los niños con tendencia a tener problemas de visión. «Entre los 5 y 9 años, el ojo de un niño sigue creciendo. Y a veces este crecimiento hace que la distancia entre la lente y la retina se alargue, lo que conduce a la miopía. Creemos que exponerlos a diferentes tipos de luz al aire libre puede ayudar a preservar la forma adecuada y la longitud del ojo durante ese período de crecimiento», explicó Donald Mutti, Jefe de Investigación del estudio elaborado la Ohio State University College of Optometry, en una nota de prensa. Por eso, proponen una cifra: 14 horas a las semana bajo luz natural para propiciar una mejor visión.
También están investigando si la luz visible al aire libre, y no sólo UVB, podría contribuir a una vista sana. “Incluso en un día nublado, la luz al aire libre es por lo menos 10 veces más brillante que la luz interior. Cuando una persona está al aire libre, ciertas células especializadas en la retina controlan la dilatación de la pupila, dejando entrar menos luz”, aclaró. «Nuestra investigación inicial sugiere que el alumno responde mejor si sus células han estado expuestas a mucha luz solar los días previos».

3 Más resistencia a enfermedades. ¿Por qué los niños siempre se meten cosas del suelo en la boca? Parece que puede haber una razón evolutiva –compartida por más especies- que se ha llamado “hipótesis de higiene”: los millones de bacterias que entran en su cuerpo con cada pedazo de tierra son necesarios para el desarrollo de un sistema inmunológico saludable.
El Dr. Graham Rook, profesor del departamento de infección del Centro de Microbiología Clínica del University College de Londres, considera que los organismos que estaban presentes en el lodo, el agua no tratada y las heces “pueden estar relacionados con lo que ha sucedido a lo largo de la evolución” y, como teníamos que convivir con ellos, “llegaron a activar la tolerancia del sistema inmunológico”. Pero la sobreprotección de los niños a todas esas bacterias puede volverlos más débiles y provocar que “su sistema inmunológico ataque a microorganismos que no debería estar atacando”.
Jugar al aire libre aumenta la actividad física de los niños y mejora su salud. Y no solo eso: también potencia sus habilidades sensoriales, gracias a su que implica moverse en superficies irregulares -rocas, ramas, superficies inestables como arena y barro…- y esto requiere equilibrio, agilidad, destreza y percepción de profundidad.

4 Mejor su coordinación y forma física. Jugar al aire libre aumenta la actividad física de los niños y mejora su salud. Y no solo eso: también potencia sus habilidades sensoriales, gracias a su que implica moverse en superficies irregulares –rocas, ramas, superficies inestables como arena y barro…– y esto requiere equilibrio, agilidad, destreza y percepción de profundidad.
Beneficios psíquicos
5 Menos estrés. Así lo apunta la encuesta realizada dentro del estudio Outdoor Recreation, Health, and Wellness de la organización Resources for the Future (RFF) -centrada en la investigación y análisis económico sobre recursos y medio ambiente-. En el documento insisten en que el ocio al aire libre reduce el estrés y produce respuestas fisiológicas y psicológicas positivas.

6 Mejores resultados académicos y atención. Una investigación de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign muestra que los ambientes naturales y actividades al aire libre pueden reducir los síntomas de TDAH en los niños de cinco años evaluados. Además, otro informe de la Universidad de Michigan realizado en 2008 ya afirmaba que, tras tener a los sujetos de estudio una hora en la naturaleza, su memoria y atención habían mejorado en un 20%.
Incluso, un informe de la National Wildlife Federation llamado Back to School: Back Outside, afirma que los menores que pasan tiempo en el exterior de su casa o colegio suelen mostrar mejor comportamiento en el aula, más motivación por aprender e incluso mejores resultados en pruebas de matemáticas, ciencias, lectura y ciencias sociales. Debido a esto, la NWF ha lanzado una campaña que se llama Be Out There (‘estar ahí fuera’) para fomentar actividades infantiles y educativas en exteriores.

7 Potencia la curiosidad y la imaginación. Pongámoslo de otra manera: Si siempre estás en los mismos espacios –la mayoría interiores-, cambiar de escenario por uno abierto y nuevo es todo un reto. Permite a los niños explorar, adivinar, comprender el funcionamiento del ecosistema y observar. Por eso, visitar espacios naturales anima a sus mentes a activarse.

“Detrás de la dificultad con la lectura hay un problema visual”

Entrevista con Beatriz Larrauri, Optometrista especializada en Terapia Visual

Beatriz Larrauri dirige su propia clínica en Madrid (Terapia Visual Beatriz Larrauri), dónde realiza la denominada terapia visual comportamental que nace en EEUU en los años 20, en 1980 llega a España, aunque ahora es cuando empieza a extenderse. Esta optometrista especializada explica que no solo se trata de detectar problemas visuales puntuales, sino ver al individuo en su conjunto, para ello cuenta con un equipo de pedagogos, psicólogos y nutricionistas.
-¿Qué es la Terapia Visual Comportamental?
-La terapia visual comportamental se refiere a la terapia visual que se realiza teniendo en cuenta al sujeto en su globalidad del individuo, y no restringiéndose solo a sus ojos; entrenando todo el sistema visual en coordinación con el resto de la persona. Una persona no es estrábica sólo en los ojos, sino que toda ella es estrábica, de hecho podría saberlo solo al ver cómo camina.
-Entonces, soy un equipo interdisciplinar…
-Efectivamente. Disponemos de un equipo bastante completo que desarrolla todas las áreas y las une en las necesidades concretas de la persona: Pedagogía, Psicología, Nutrición, Audición y Visión. Así trabajamos la escucha, el couching familiar y personal, la alimentación, la visión, la integración sensorial, los reflejos primitivos, la afectividad y un largo etcétera.
-¿Son corrientes esas alteraciones visuales de los menores y han aumentado?
-Son bastante frecuentes, pero no creo que hayan aumentado con el tiempo, lo que pasa es que antes se tachaba a esos niños de “torpes”. Ahora, al solucionarle los problemas del funcionamiento de su sistema visual y dejar abierta la vía de entrada de información al cerebro, pasan de ser “torpes” a ser “notazas”.
-Se calcula que el 80 de la información entra por los ojos, ¿No debería tomarse más en serio este tema?
-Pienso que sí. La edad clave para realizar un estudio visual es los 6 años, que es cuando se termina de desarrollarse nuestro sistema visual, y cuando está preparado el sistema visual para la lectura. Detectar las disfunciones visuales pronto, hace que se ponga solución pronto, y que el niño no llegue a tener problemas escolares o baja autoestima.
-¿Y antes de los 6 años?
-En España se empieza a leer antes de los 6 años, cuando todavía no se ha formado bien el sistema visual. Eso no es bueno porque puede estresar bastante al sistema visual y generar cierto fracaso escolar o rechazo a la lectura en algunos niños.
-En su consulta ¿trata muchos casos de dislexia?
-A veces niños diagnosticados de dislexia o TDA hacen la terapia visual y dejan de tenerlo. Esto significa que realmente no tenían ninguna de las dos cosas, sino que simplemente la principal vía de entrada de información a su cerebro, no funcionaba bien. Nos encontramos muchos casos de insuficiencias de acomodación y convergencia. La acomodación es que no pueden enfocar de cerca y mantener el enfoque durante mucho tiempo.
-¿Cuáles son los casos más comunes que atiende, y en niños de qué edades?
-Los casos más comunes que atiendo son casos de insuficiencia de acomodación y también de dificultades en la percepción espacial. Atiendo a niños de todas las edades, desde 2 años hasta adultos. Hay adultos que no les trataron de pequeños y reciben el tratamiento de mayores (con 40 años por ejemplo). A mi consulta vienen más niños porque se detecta antes porque los padres ven que les pasa algo. Pero hay adultos que nunca se han corregido y lo que hacen es asimilarlo con la vida: tener dolor de cabeza después del trabajo, o el leer mal o muy lento.
-¿Estas anomalías tiene relación con el uso excesivo de pantallas?
-No, no se conocen con seguridad el motivo de esa insuficiencia de acomodación. Las pantallas lo que pueden provocar es miopía. Es importante la higiene visual: no mirar la tablet, el móvil… más cerca de la distancia de Harmond (la que va del codo a la primera falange del dedo índice, unos 40 cm en un adulto). Si una persona se pone más cerca al leer o escribir se expone a hacerse miope.
-¿Cómo pueden detectar los padres qué su hijo tiene algún problema visual?
-Es bastante sencillo. Siempre que hay un problema en la lectura, hay un problema visual detrás, esto lo he visto en todos los casos que han pasado por mis manos; y simplemente tratando lo visual ya se mejora en la lectura. Por eso hay que estar muy pendientes de los niños cuando empiezan a leer y llevarles al optometrista comportamental en cuanto se vea que no siguen el ritmo adecuado a su edad. También puede ser síntoma de que algo no va bien en el sistema visual las quejas de dolor de cabeza al salir del colegio o después de leer o hacer los deberes, el frotamiento de los ojos después de leer o trabajar de cerca, el enrojecimiento ocular, etc. Otros síntomas son que le cueste copiar de la pizarra (indicaría una mala flexibilidad del enfoque), que tenga mala letra (indica una mala coordinación ojo-mano), que le cueste orientarse…
-¿Los padres se toman en serio este tema de la visión o antes de ir al oculista acuden a otro tipo de especialistas?
-Los padres sí que se toman en serio este tema.Otra cosa es que muchos no lo conocen. De hecho, muchos de estos niños han pasado por la óptica o por el oftalmólogo y no les han detectado las disfunciones visuales.