Aplicaciones que sirven para aprender

El Pupitre de Pilu recomienda a los padres probar antes las aplicaciones que elijan para sus hijos.

 

Hoy en día la tecnología está instalada en nuestra vida, y el Instituto Nacional de Estadística ha revelado datos alarmantes en cuanto a su uso. Según el INE, hoy en día el 91,4% de los hogares españoles tiene acceso a Internet. Esto ha provocado que los niños tengan acceso a dispositivos electrónicos a una edad más temprana, el 66% de la población de 10 a 15 años tiene un teléfono móvil propio.

Pilu Hernández Dopico, reputada maestra, afirma desde El Pupitre de Pilu, que “a pesar del contexto la tecnología puede traer cosas muy buenas. Muchos educadores han aprovechado para desarrollar aplicaciones que ayuden y aporten a los más pequeños”.

Por ello, desde el Pupitre de Pilu proponemos 8 apps con las que los padres pueden dejar de preocuparse, ya que sus hijos estarán aprendiendo sin darse cuenta.

Las más destacadas son:

  1. Memorama: juegos de habilidades de memoria donde puede jugar toda la familia. Está inspirado en el popular juego de parejas, donde la concentración y la memoria son primordiales.
  2. Lingokids: Con esta app de aprendizaje temprano del inglés, los niños de 2 a 8 años aprenderán de forma interactiva. La aplicación trabaja: la pronunciación, vocabulario, el alfabeto y la escritura.
  3. Differences- diferenciar: este juego tradicional, donde tienes que encontrar las diferencias entre dos imágenes, es ideal para ejercitar la concentración y paciencia, mucha paciencia.
  1. Juegos para niños & niñas de 2 a 5 años: permite a los más pequeños aprender autónomamente los números del 1 al 20. Esta app incluye más de 100 actividades educativas en el que tu hijo desarrollará la creatividad, motricidad fina, coordinación óculo manual, atención y, cómo no, la memoria.
  2. TaoMix 2: para niños que les cueste dormir o relajarse, es una app increíble. En ella podrás crear más de 120 sonidos, con tus propias grabaciones. Las opciones son infinitas.
  3. Toca Kitchen 2: Esta aplicación es ideal para potenciar buenos hábitos alimenticios en los niños. Podrán elegir entre 50 ingredientes y hacer elaboraciones que serán puntuadas por los personajes de la aplicación. Este tipo de aplicaciones fomentan su responsabilidad, autoestima y autonomía. Un juego interactivo donde podrás cocinar varias recetas de manera visual y después llevarlo a la realidad.
  4. Matemáticas juegos para niños: es un programa interactivo adaptable a cualquier ritmo y nivel. Los niños aprenderán de una manera divertida. Recomiendan usarlo 30 minutos al día un par de veces a la semana.
  5. La magia de las palabras: fantástica aplicación para que los niños aprendan los fonemas, los relacionen grafía-sonido, para así llegar a formar palabras correctamente.

 

Cómo elegir las apps adecuadas para mi hijo

Pilu Hernández Dopico, aconseja que “debemos tener en cuenta el perfil de cada uno de nuestros hijos. En muchas ocasiones, lo que es bueno para uno, quizás no es lo más aconsejable para el otro, así que debemos considerar las familias con más de un hijo en casa”.

La maestra propone tres claves para elegir la aplicación más adecuada para ellos, con la que aprenderán mientras que se sumergen en el mundo de la tecnología:

  1. Escoger aplicaciones que les suponga un reto, de esta forma les incentivamos la motivación y la atención. Existen magníficas aplicaciones para la memoria que son gratuitas, y que tienen distintas fases de dificultad, con diferentes temáticas dependiendo del gusto de cada uno.
  1. Antes de utilizarla, los padres debemos conocer la app para poder explicársela y plantearlo como algo divertido y único.
  1. Escoge diversión y aprendizaje, dos en uno. Elige aplicaciones que contengan: vocabulario, motricidad óculo manual, expresión oral o escrita y conceptos básicos.

Maribel Martínez: “El ‘ordeno y mando’ no educa en el respeto mutuo y los valores”

Maribel Martínez es psicóloga especialista en terapia breve estratégica, corriente en la que fue pionera en España. Recientemente ha publicado ¿Cuántas veces te lo tengo que decir? (Arpa), un manual para padres y madres que propone soluciones sencillas para conseguir que nuestros hijos nos respeten y nos escuchen, pero siempre “desde el respeto mutuo, la empatía y el amor”. Porque como explica Martínez, los padres debemos ser “el ejemplo a seguir” para nuestros hijos.

 

 

Por Adrián Cordellat

¿Cuántas veces te lo tengo que decir? es una frase que seguramente nos prometimos no decir a nuestros hijos por aborrecerla de tanto escucharla a nuestros padres. Pero resulta que la decimos. ¿Se puede escapar a ella?

¡Sí, claro!

Ahora me veo obligado a preguntarte cómo.

El niño sabe la teoría, que tiene que hacer las cosas a la primera, pero luego en la práctica resulta que tenemos que decírselo diez veces y acabamos gritando y enfadados. Y esto pasa un día y otro. Les preguntamos ¿Cuántas veces te lo tengo que decir?, pero en realidad deberíamos preguntarnos a nosotros mismos que cuántas veces lo tenemos que hacer igual para darnos cuenta de que así no funciona. Hagamos algo diferente. Para empezar, ser coherentes y decir una vez las cosas y no repetirlas una segunda. Por ejemplo, hagamos una pregunta: ¿Quieres ducharte ahora o en diez minutos? El niño siempre dirá en diez minutos (que ya es la hora que habíamos calculado que iba bien), así que solo tendremos que poner una alarma que suene y marque el tiempo pactado, y entonces ir donde está el niño y cogerle de la mano con todo nuestro cariño mientras le acompañamos al baño y le decimos “Vamos”.

Qué fácil parece así… En la introducción del libro hablas de la gran evolución que han experimentado los objetivos educativos de los padres en el último siglo. Hoy, a falta de otras preocupaciones (guerras, supervivencia, acceso a la educación), esos objetivos se han multiplicado y diversificado (educación emocional, extraescolares, idiomas, deporte, alimentación sana…). ¿Se nos ha ido de las manos?

Creo que se nos ha ido de las manos en algunos aspectos. Por ejemplo, en ese afán por la felicidad de los hijos que hace que los padres les proporcionen todo tipo de caprichos incluso antes de que los deseen, no vaya a ser que se frustren o que sean los únicos que no los tienen; o en el hecho de que para que los hijos no lo pasen mal, los padres hasta se adelanten a sus dificultades y miedos, como alejarse de un perro o encender la luz por la noche. La lista es larga, pero se resume en que se nos va de las manos cada vez que nos alejamos de nuestro propio objetivo de que los hijos sean personas autónomas y con valores.

En la propia introducción hablas de un concepto que me parece muy interesante: “profesionalización” de la paternidad. ¿La búsqueda constante de nuestra excelencia como padres nos mete mucha presión en nuestro rol como tales?

Estamos ante la generación de padres más formada de todos los tiempos. Una generación con una gran autoexigencia personal, académica, laboral y como no, en el rol de padres. Antes de que nazcan los hijos, ya se están formando e informando. Queremos ser unos padres excelentes, que nuestros hijos sean felices, que no les falte nada, que no sufran, que no lloren ni se frustren y que sean perfectos. Esto hace que vivamos la crianza con ansiedad. Todo tiene que estar controlado e ir bien y no nos damos cuenta de que nuestra ansiedad contamina el ambiente familiar.

¿Y qué consecuencias tiene para los niños esta “profesionalización” de la paternidad que, por un lado, podríamos ver incluso como positiva?

La idea es buena. La paternidad es maravillosa y difícil, por eso formarnos e informarnos es necesario. El problema es cuando esto deriva en un modelo hiperprotector o hiperpermisivo. O cuando incluso ambos conviven en la misma familia. Ser hiperprotectores con los hijos, es decir, ayudarles excesivamente, hasta llegar a substituirlos o evitar que experimenten situaciones para que no sufran, implica darles un mensaje de que “te ayudo y protejo porque tú no puedes” y esta creencia cala en los niños que van creciendo con un autoconcepto de ser incapaces. Por otro lado, ser demasiado permisivos, es decir, no poner límites, utilizar mal la palabra “no”, preguntarles todo (aunque no tengan edad, la experiencia, los conocimientos, etc.) genera una distorsión familiar importante, ya que los niños necesitan que los padres hagamos de guía y les orientemos, porque ellos pueden saber lo que les apetece, pero que no lo que es mejor para ellos.

Obediencia y respeto son dos conceptos que aparecen bastante a lo largo del libro. El problema es que son dos conceptos que tienen resonancias a relaciones demasiado verticales…

Son dos conceptos importantes cuyo significado se ha equiparado a autoritarismo y dictadura. Pero no hablo de esa relación jerárquica vertical. El “ordeno y mando” no educa en el respeto mutuo y los valores, si no desde el miedo. Algo que rechazo totalmente. El concepto que necesitamos en la familia es el de la autoridad bien entendida, desde el respeto mutuo, la empatía y el amor. Los padres somos el ejemplo a seguir y hemos de ser sus guías, para que nos sigan y aprendan los valores que creemos mejores para ellos. Para eso hemos de ser respetables. Es decir, “dignos de respeto”. El respeto hay que ganárselo, no viene dado por el rol. Viene dado por nuestra actitud, por nuestra coherencia entre lo que decimos y hacemos.

En los últimos años han repuntado con fuerza corrientes como la disciplina positiva. Estas corrientes no están para nada reñidas con esa búsqueda de la obediencia y el respeto, ¿verdad?

En absoluto. Al igual que yo, la disciplina positiva aboga por la obediencia desde el respeto mutuo y el amor. Ser guías de los hijos no significa ordenar, reñir, obligar y castigar. Significa que hay momentos en los que hay que ser firmes, pero desde la empatía, la amabilidad y la inteligencia emocional. De esta manera los niños tendrán autoestima, valores, autonomía, responsabilidad, espíritu crítico y los vínculos familiares serán sólidos y saludables.

 

 

Niños solos en el recreo

No hay nada más triste que la imagen de un niño solo, sin amigos con quien jugar, en medio de un patio lleno de niños jugando. ¿Cómo pueden ayudar los profesores y los padres?

 

Por Olga Fernández

El recreo discurre en soledad para algunos niños. Son los que siempre se sientan en un rincón, los que caminan solos dando vueltas al patio o los que deciden irse a la biblioteca a leer. No juegan ni interactúan con otros niños. Detrás de esta conducta suele ocultarse el acoso escolar, un problema que se ceba con los diferentes (autistas, niños con problemas de audición o visión, tímidos…), aunque también es posible encontrar en soledad a los recién llegados al colegio, ya que aún no tienen amigos, o a quienes carecen de habilidades sociales para entablar amistades.

“En la actualidad, las escuelas conviven con un escenario social complejo puesto que algunos niños/as no disponen de las habilidades sociales básicas adquiridas o interiorizadas, tales cómo el apego, la empatía, la asertividad, la cooperación, la comunicación, el autocontrol, la capacidad de resolución de conflictos y la comprensión de las situaciones sociales”, afirma Silvia Alcarria, profesora de Educación Primaria con máster en Intervención Pedagógica en Contextos Educativos y reeducadora pedagógica en ISEP Clínic Barcelona.

Perfil del solitario

El problema no es nuevo, de ahí que docentes y psicólogos hayan puesto en marcha distintas actuaciones para hacerle frente. Por ejemplo, el programa de inclusión social “Parques y Patios Dinámicos”, creado por la psicóloga asturiana Gey Lagar, busca utilizar la hora del recreo para favorecer la inclusión de los alumnos con problemas para relacionarse. O incluso la medida importada de Estados Unidos de colocar un “banco de la amistad” en el patio, un espacio físico adonde acudan los niños que se encuentran solos, como una forma de decir a todos que están buscando amigos.

¿Por qué ocurren estas situaciones? “Suele responder a dificultades en la autoestima, la expresión de opiniones, de aprendizaje, de relación con los iguales y/o de gestión emocional”, responde Silvia Alcarria. La experta dibuja un perfil de niño solitario: “Suele tener dificultades para relacionarse con sus iguales porque no ha prosperado en la competencia social, es decir, no existen en él/ella ese conjunto de conductas que permiten interactuar de forma efectiva y satisfactoria”. La pedagoga se refiere a las habilidades que hacen referencia a los índices de popularidad y el desempeño escolar, “su carencia provoca comportamientos disruptivos y la consiguiente dificultad en el aprendizaje”, dice.

Otro de los factores que influye entre los más pequeños a la hora de establecer amistades es el hecho de salirse de la norma. “En gran parte se trata de alumnos/as que conviven con la lacra de haber sido etiquetados por poseer características definitorias distintas a las del grupo mayoritario”, señala Alcarria.

¿Y los profesores?

La clave reside en la tutoría. “Los alumnos/as deben disponer de un tutor/a de referencia con el que establezcan un vínculo emocional funcional para su vida escolar. Las pautas de actuación para enseñar estrategias de amistad se basan en cuatro técnicas para la enseñanza de habilidades sociales: la instrucción verbal, el modelaje, el role playing (técnica a través de la cuál se simula una situación que se presenta en la vida real) y el feedback (respuesta o reacción a un asunto determinado)”, apunta Silvia Alcarria. Quien propone las siguientes actuaciones:

  • Dinámicas en las que se trabajen las habilidades sociales básicas: observar, identificar, poner en práctica y reflexionar.
  • Juegos de carácter cooperativo para propiciar la adquisición de valores y principios útiles para la vida cotidiana.
  • Trabajar la educación emocional a través de manifestaciones artísticas: el arte plástico, la música, la danza, etc.
  • Planteamiento de situaciones hipotéticas (role playing) para contribuir a ejercitar la estructura de pensamiento, la empatía y la flexibilidad cognitiva. Para esta metodología es oportuno combinar distintos agrupamientos del alumnado.
  • Disponer de un registro de observaciones cuantitativas y cualitativas de las características socioafectivas del grupo clase. Conlleva la elaboración periódica de herramientas (sociograma), a través del cual se dibujan los perfiles de cada niño/a (líder, excluido/a…) y poder actuar en consecuencia.
  • Crear una conciencia de grupo, en el momento en que los 25 estudiantes sienten que tienen su lugar dentro del aula y que tienen una responsabilidad emocional con sus iguales, existe una baja probabilidad que la figura de los niños/as solitarios/as aparezca.

En cuanto a la medida de colocar un “banco de la amistad” en el patio, la pedagoga se muestra contraria: Si bien es cierto que se trata de un ejercicio de empatía entre iguales, no deja de ser una medida que supone, que esos niños o niñas se sientan más señalados y etiquetados. El principal inconveniente de esta medida es que el peso recae en el pequeño/a mientras que debería ser el/la adulto/a de referencia quien tome las riendas ante un conflicto de este tipo, para que, posteriormente el niño/a disponga de los mecanismos necesarios para socializarse”.

Según esta pedagoga, es prioritario que el centro acompañado de los equipos de ciclo instaure un protocolo de actuación dentro y fuera del aula para situaciones de exclusión social y asignar horas del horario lectivo destinadas a trabajar la capacitación personal de los niños/as. “Se trata de promover una Educación inclusiva, en potenciar la atención a la diversidad: aceptar que todos somos iguales porque todos somos diferentes”.

 

 

Escuela de padres: Gestionar el tiempo familiar

 

Por Marta Prado Bullido y Óscar González

 

“Tu tiempo es el mejor regalo para tu hijo”. Ten siempre esta máxima presente. Aquellos que tenemos hijos, nos solemos quejar frecuentemente de que no tenemos tiempo para nada y que al día le faltan horas y a las semanas, días. No sabemos qué hacer para administrar nuestro tiempo de manera eficaz y nos invade la constante sensación de “no poder hacer todo lo que tenemos por hacer”. Es un error que sea el tiempo que pasamos con los hijos el que de manera habitual se vea reducido para llegar a tiempo a otras tareas.

Si bien es cierto que vivimos en un mundo de prisas, urgencias y obligaciones, no debemos caer en el error de desatender lo realmente importante; aquello en lo que merece la pena invertir y dedicar nuestro tiempo. ¿De qué forma se puede conseguir esto? Llevando a cabo una eficiente gestión del mismo.

A continuación, os vamos a desvelar tres secretos para lograrlo:

1. Empieza por eliminar los “ladrones de tiempo”: Cada uno tenemos unos, por lo que debes identificar cuáles son los tuyos. De este modo, podrás aprovechar al máximo ese tiempo que le dedicas a tu hijo y cada segundo “de oro” que pases con él será tiempo de calidad. Veamos algunos ejemplos de “ladrones de tiempo”:

  • Reuniones innecesarias que debes saber aplazar o eliminar de tu agenda porque no te aportan nada.
  • Llamadas o mensajes que pueden esperar a ser contestados.
  • Series, programas, partidos o películas que, afortunadamente y gracias a las nuevas tecnologías, pueden ser grabados y vistos en otro momento.

Nuestros hijos, al igual que nosotros, tienen sus obligaciones diarias, por lo que te recomendamos que durante el tiempo que estés con él, dejes a un lado tu Smartphone, apagues la televisión y vivas al máximo ese momento con atención y plena dedicación. De esta forma, le estaremos transmitiendo un mensaje necesario: “en este momento tú eres lo más importante y por eso te atiendo como mereces: solo estoy para ti”.

2. Busca estrategias para compartir el tiempo: Busca momentos donde poder compartir tiempo con tu hijo: pueden ser situaciones cotidianas como, por ejemplo, cuando estamos comiendo o preparando la comida (que él ayude en su preparación no solo le resulta una actividad interesante y motivadora, sino que además ayuda a fortalecer vuestro vínculo y comunicación). Recuerda: momentos cotidianos podemos convertirlos en momentos especiales. Por otro lado, dedica una parte del día a preguntarle cómo le ha ido, qué es lo que ha hecho o aprendido, qué cosas buenas le han pasado, etc. Del mismo modo, cuéntale tú también cómo te ha ido a ti. Cualquier momento es bueno para favorecer el diálogo con tu hijo.

3. Para poder dedicar tiempo a nuestros hijos también es necesario que gestionemos su tiempo: No podemos sobrecargarle de actividades extraescolares sin sentido solo para tenerle “ocupado”. Es necesario dejar “huecos” en su agenda y que tenga tiempo para estar con nosotros, con sus amigos, con sus abuelos y hasta para aburrirse. Como afirman Pilar Güembe y Carlos Goñi “la mejor actividad extraescolar a la que podemos apuntar a un niño es a la de pasar tiempo con sus padres y jugar”. No hay ninguna duda. De igual forma que el mejor juguete que podemos regalar a un niño es que sus padres jueguen con él.

Rafael Sánchez Saus: “Falta aprecio por la libertad de enseñanza en la sociedad”

Rafael Sánchez Saus es catedrático de Historia Medieval por la Universidad de Cádiz y director del Congreso “Libertad para educar, libertad para elegir”, celebrado en Madrid el pasado mes de noviembre.

 

Javier Peris

Los días 15, 16 y 17 de noviembre se ha celebrado en Madrid el congreso “Libertad para educar, libertad para elegir”, dentro del marco de los Congresos Católicos y Vida Pública que el CEU lleva organizando desde hace más de 20 años. No es la primera vez que la Educación centra el tema de estos encuentros desde diversas perspectivas, pero en esta ocasión quieren poner el énfasis en la libertad. Rafael Sánchez Saus, catedrático de Historia Medieval por la Universidad de Cádiz y director del congreso: “Se ciernen, es cierto, algunas sombras, pero lo más preocupante es la falta de aprecio por la libertad de Educación por parte de la sociedad en general. En ella han ido calando los mensajes que minimizan el papel de profesores y padres, que pierden cada vez más autonomía en favor de los gobiernos mientras son, sin embargo, los que tienen todo el derecho para organizar la vida escolar en todos los órdenes”.

El Congreso del CEU se pregunta, por eso, si la batalla por la libertad de enseñanza no debe librarse tanto en los conflictos permanentes con la Administración como en la propia calle, entre la opinión pública: “Lo que percibo es que son los mismos padres los que están demostrando estar poco interesados en este cambio de mentalidad; no existe una preocupación porque el estado se haya convertido en el titular del derecho a la Educación”. En la práctica, esta mentalidad asume que todo se regule hasta el más mínimo detalle: “Si todos los centros imparten los mismos contenidos y con los mismos métodos y enfoques… ¿dónde está la libertad de elección?”.

Libertad de escuelas

Cada vez son más frecuentes -o más visibles- los desajustes entre esa uniformidad que pretende la Administración y la libertad de las escuelas. Para Sánchez Saus, “uno de los puntos calientes es el encaje de afirmaciones como la libertad de ideario con la imposición de elementos que no son compartidos por la totalidad de la sociedad, ni siquiera por una gran mayoría de ella”. Dos ejemplos muy obvios: la ideología de género y la defensa de la vida del no nacido, que serán analizados en uno de los talleres del Congreso: “El Estado no puede pretender que los padres acepten que sus hijos sean imbuidos por cuestiones que no son neutrales. Los conflictos actuales en este aspecto revelan que en el fondo somos libres… mientras no contradigamos el ideario que se nos impone”.

Con todo, la Educación de iniciativa social sigue siendo un modelo de éxito: “Los padres siempre queremos lo mejor para los hijos y si tienes la posibilidad de elegir, lo haces más allá de la titularidad del centro. En el caso andaluz, que es el que mejor conozco, pese a la constante presión de la Consejería y su Inspección, los padres no se dejan llevar por prejuicios ideológicos y siguen apostando por la pluralidad. El éxito de la enseñanza social concertada demuestra que en una situación de libertad la propaganda política no logra modificar la percepción de los padres de la Educación que prefieren para sus hijos”.

Desigualdad y recursos

Sánchez Saus rechaza que la enseñanza concertada fomente la desigualdad, un asunto que preocupa también en el seno de la escuela pública: “Desigualdad existe en todos los ámbitos: en el acceso a la cultura, al ocio, a todo tipo de consumo; una situación que agravó tremendamente la crisis económica. Pero de la misma que en esos ámbitos no se echa a culpa a las empresas de ocio, cultura y consumo, no son los centros sino los políticos quienes deben tomar medidas correctoras. Yo puedo asegurar que los centros de iniciativa social concertados no desarrollan por su parte ninguna medida discriminatoria o xenófoba, como a veces se sugiere”.

En este sentido, si los centros concertados acuden a los padres para cuadrar sus presupuestos “no lo hacen por avaricia sino por pura necesidad. Si recibieran de la Administración los medios necesario (por ejemplo, los mismos que los centros públicos) no sería necesario pedir ayuda a las familias”. Y otro efecto negativo de esta escasez de presupuestos para los concertados es que fomenta la idea de que ejercer la libertad de educación supone, incluso debe suponer un sobrecoste: ‘el que quiera otra enseñanza, que se la pague’, se suele decir, cuando -replica Sánchez- “en realidad se trata de la misma enseñanza, de un ejercicio diferente e igualmente legítimo del mismo derecho. Por otra parte, cabe denunciar la doble imposición que sufren los padres cuando, además de pagar su IRPF, el IVA, etc., pagan además un sobrecoste en los concertados o toda la matrícula en los privados”.

 

Adaptaciones curriculares: qué son y cómo ayudan al escolar

Las adaptaciones curriculares son un recurso de ayuda para los niños que no pueden seguir el currículo ordinario. ¿Cómo facilitan el aprendizaje? ¿De qué tipo son? ¿Cómo afectan a la titulación?

Por Terry Gragera

No todos los alumnos están preparados, por distintas circunstancias, para seguir el programa oficial de aprendizaje en cada curso. Para ellos hay una respuesta concreta y personalizada en las adaptaciones curriculares. Ese ajuste puede consistir en eliminación de algunos contenidos, priorizar otros o adecuarlos a las características del niño.

  • Las adaptaciones curriculares se dirigen a niños con necesidades específicas de apoyo educativo (ACNEAE). Estos alumnos pueden ser:
  • De altas capacidades.
  • De incorporación tardía al sistema educativo español.
  • Con trastorno por déficit de atención (con o sin hiperactividad).
  • Con condiciones personales que les dificulten el aprendizaje, como la dislexia.
  • Con una historia escolar que aconseje la adaptación. nAlumnos con necesidades educativas especiales (ACNEE). Los ACNEE son escolares con discapacidad o con alteraciones graves de conducta. Para ser reconocidos como tales, este tipo de alumnos necesita de un informe de evaluación psicopedagógica y de un dictamen de escolarización.

Tipos de adaptaciones

Hay varios tipos de adaptaciones curriculares: de acceso y adaptaciones individualizadas.

  • Adaptación de acceso. Las adaptaciones de acceso son aquellas que facilitan que los alumnos puedan acceder al currículo ordinario o adaptado en parte. Las hay de acceso físico (eliminación de barreras, sonoridad, adecuada iluminación, mobiliario adaptado…) en el caso de escolares con problemas físicos como una minusvalía o una baja visión. También las hay de acceso a la comunicación, que son ayudas técnicas, ordenadores, lenguaje de signos, sistemas alternativos de comunicación… que se emplean para alumnos con problemas como la sordera o la parálisis cerebral sin afectación cognitiva.
  • Adaptaciones individualizadas. Las adaptaciones individualizadas se dividen en no significativas y significativas. Las adaptaciones individuales no significativas son aquellas que modifican elementos no imprescindibles en el currículo, como ampliar el tiempo de examen, leer en alto las preguntas o los instrumentos de evaluación. Cualquier alumno puede necesitarlas en un momento concreto y se aplican, por ejemplo, a niños con TDAH o dislexia a los que se facilita otro tipo de examen, aunque con los mismos contenidos que sus compañeros, para que puedan superar sus dificultades.

Por su parte, las adaptaciones individualizadas significativas sí alteran el currículo ordinario, modificando los objetivos generales, los contenidos básicos y los criterios de evaluación. Se aplican a niños que están en un curso determinado, pero tienen competencias que corresponden a cursos inferiores. Por ejemplo, un estudiante que esté en 5º de Educación Primaria, pero que tenga un nivel de 3º.

Las adaptaciones curriculares se aplican por el tiempo imprescindible. Un alumno puede necesitar una adaptación en una asignatura y en otras no. O puede precisarla en un curso y en el siguiente ya no. Son los orientadores, previo informe psicopedagógico, los encargados de la adaptación curricular, y los especialistas en Pedagogía Terapéutica (PT) y, en su caso, Audición y Lenguaje (AL) los que ayudan a los profesores, tanto dentro como fuera del aula, a llevar a cabo con cada alumno la adaptación curricular.

¿Afecta a tu titulación?

Las adaptaciones de acceso y las no significativas no influyen en la posibilidad de titular. En el caso de los alumnos con adaptación curricular significativa son evaluados en función de los contenidos que han recibido, y no en función de los contenidos generales. Pueden aprobar y promocionar a otros cursos. Sin embargo, no podrán titular, pues para ello necesitan haber llegado a los contenidos fijados en el currículo general.

Dislexia: ni despistados ni perezosos

La dislexia es una dificultad para asociar letras y fonemas que padece un 10% de la población; de los cuales el 90% lo desconoce. A partir de los 8 años, es posible detectarla y comenzar a corregirla.

 

Por Gema Eizaguirre

Estamos habituados a clasificar y calificar todo de manera automática, cosas y también personas, la mayoría de las veces sin ninguna base objetiva. Si a alguien le cuesta más de lo normal hacer alguna labor, por lo general, pensaremos que es lento, no pone atención o es un poco vago. De igual modo, si a un niño o una niña les cuesta leer o escribir correctamente será porque es despistado, perezoso…

Esto sucede con los menores que sufren dislexia, se les tilda de vagos cuando en realidad padecen una dificultad para aprender a leer y escribir, por lo tanto al asociar letras con fonemas. “El origen de esta dificultad es una alteración en ciertas conexiones cerebrales que afectan al procesamiento fonológico. Se trata de una dificultad específica porque el resto de aprendizajes no tienen por qué verse afectados. De hecho, muchos niños con dislexia destacan en otras capacidades como la informática, la geometría, etc.”, señala Fernando Cuetos, catedrático de Psicología del Lenguaje en la Universidad de Oviedo.

Conexiones cerebrales

En el libro Dislexia. Ni despiste ni pereza (Ed. La Esfera de los Libros), Fernando Cuetos, Luz Rello y Manuel Soriano intentan verter un poco de luz sobre este hecho cercano aunque poco conocido.

“El origen de la dislexia es sencillo son alteraciones de ciertas conexiones cerebrales que afectan al procesamiento fonológico. La detección puede ser muy temprana. “A los cinco o incluso a edades más tempranas, pues cuanto antes se detecte la dislexia más fácil es conseguir una buena recuperación. Por dos razones, primera porque a menor edad mayor es la plasticidad cerebral; y segundo porque afecta a la autoestima del menor.”

Los niños que padeces dislexia puede verse afectada su autoestima, al considerarse inferiores, para evitar esto, los expertos recomiendan “conocer los puntos fuertes del niño y destacarlos”. La tecnología se ha convertido en una gran aliada tanto en la detección como en la corrección de la dislexia. “Hoy en día existen muchas herramientas que hacen que los niños con dislexia sean menos dependientes de la lectoescritura en su proceso de aprendizaje escolar. Gracias a los correctores ortográficos, los lectores de texto, las herramientas de dictado automático y los audiolibros, los niños con dislexia encuentran vías diferentes de aprendizaje”, indica Rello, licenciada en Lingüística y doctora en Informática y también autora de Superar la Dislexia (Paidós).

Precisamente ella fundó en 2016 la empresa social Change Dyslexia. Rello sabe muy bien lo que es este déficit ya que sufrió mucho por este motivo de pequeña “veía que no era como los demás”, “nunca pensé que haría una carrera”… La baja autoestima es uno de los peligros que subyace y que pueden derivar en fracaso escolar; a pesar de que ser un problema puntual, que nada tiene que ver con la inteligencia.

Rello explica cómo decírselo a un menor: “Es necesario normalizar la dificultad. Explicarle que todos somos diferentes y tenemos diferentes maneras de aprender, ni mejores ni peores. Que lo que le pasa no tiene que ver con la inteligencia, es muy frecuente y no es una enfermedad. Y que tendrá que hacer un esfuerzo extra porque la escuela se basa en lo que a él le resulta más difícil, la lectoescritura, pero que puede llegar a ser lo que quiera en la vida, y que pasada la etapa de la escuela todo le resultará más fácil. Y también dejarle claro que tiene nuestro amor y apoyo incondicional”.

En las escuelas se van introduciendo sistemas de detección como es el caso de la Comunidad de Madrid donde 107 centros públicos cuentan con el programa Ayuda a la Dislexia, que pone a disposición de los alumnos con dificultades de lectoescritura la aplicación informática Dytective, del que se benefician 25.000 escolares .

Alimentación infantil: Meriendas saludables

Tu hijo sale del colegio y lo primero que te pregunta es “¿qué hay de merendar?”. La merienda es también una comida importante a lo largo del día, pero no vale cualquier cosa. ¿Cómo preparar una que sea saludable?

 

Por Terry Gragera

Las meriendas sanas tienen un enemigo principal: la improvisación. “No solemos arriesgarnos, no usamos la imaginación y solemos recurrir a lo fácil y rápido cuando tenemos prisa, tirando de lo primero que nos encontramos en el supermercado. Por eso, adelantar es fundamental. La alimentación saludable se basa, para niños y mayores, en la planificación, en preparar con antelación”, explica María Martín Alonso, periodista, madre de cuatro hijos y autora de Cenas para Peques, una cuenta en Instagram y YouTube que se ha convertido también en un libro de referencia con comida saludable para los más pequeños.

Comparte su postura Camila Rolón, dietista-nutricionista y fundadora de Palta Nutrición:“Cuesta conciliar en el día a día, pero si improvisamos, compramos lo primero que hay en la tienda, que suele ser bollería”.

Importancia de la fruta

Uno de los mejores alimentos saludables para una merienda es la fruta entera, no en zumo. Las recomendaciones hablan de cinco unidades de fruta y verdura al día, como mínimo, sin embargo, algunas familias toman esta cantidad como un máximo. “No debemos pensar que no hay que sobrepasar las cinco unidades. Si añadimos una más, el niño gana en salud y deja de tomar otros alimentos”, detalla la dietista-nutricionista.

Uno de los problemas de la fruta cortada es que puede oxidarse. Para evitarlo, hay varios trucos que pueden ayudar a que los niños lleven una o varias piezas ya cortadas al colegio sin ningún problema. Así, para evitar la oxidación se puede rociar la fruta en trozos con un chorro de limón o cualquier otro cítrico, o bien se puede utilizar una bolsa cerrada al vacío. También da buen resultado colocar la fruta en un recipiente hermético, envolviéndola antes en una servilleta mojada.

Los consumidores tienen cada vez más conciencia nutricional y analizan la composición de los productos que llevan a casa. “En general, no deberíamos tomar, salvo excepcionalmente, alimentos procesados con más de tres o cuatro ingredientes”, explica Camila Rolón. En la etiqueta, el ingrediente que va primero es el de más peso en la composición, y en muchos de los productos creados expresamente para las meriendas infantiles es el azúcar, lo que resulta preocupante en un país con unas tasas de obesidad tan elevadas. “No hay galletas comerciales sanas, por eso hay que atreverse a hacerlas caseras e involucrar en la cocina a los hijos, pues luego estarán mucho más motivados a probarlas”, recomienda la autora de Cenas para Peques.

Algunas propuestas

Hay muchas alternativas para sustituir a la bollería industrial en las meriendas de los niños, que puede ser una comida importante para ir educando su paladar lo que influirá en el resto de comidas del día. Estas son algunas de ellas:

  • Bocadillo de pan integral con crema de cacao casera.
  • Bocadillo de pan integral con crema casera de anacardos, nueces, avellanas…
  • Bocadillo de pan integral con queso o atún o humus o aguacate.
  • Queso sin aditivos, con pan y con uvas (bien cortadas).
  • Tortitas caseras con plátano y avena.
  • Batidos caseros.
  • Bricks pequeños de leche entera.
  • Yogures caseros.
  • Boniatos asados, castañas asadas…
  • Humus con manzana y con picos de pan integrales.

Todo ello se puede combinar con fruta fresca, con fruta desecada o con frutos secos, estos últimos siempre que el niño sea mayor de cinco años para evitar atragantamientos. Si no es así, la única forma segura de evitar atragantamientos es el fruto seco bien molido.

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Comer lo que sea o no tomar nada

Muchos padres prefieren que sus hijos tomen lo que sea de merienda, aunque se trate de alimentos poco saludables, a que no coman nada. La dietista-nutricionista Camila Rolón no está de acuerdo: “Si le ofrecemos varios alimentos saludables, habría algunas opciones que deberían gustarle. Otra cosa es que el niño no tenga apetito; en ese caso es mejor no forzarlo”, indica.

Para María Martín Alonso es necesario arriesgarse: “Damos por supuesto que nuestros hijos van a rechazar ciertos alimentos y ni siquiera se los planteamos, pero muchas veces están más abiertos a probar nuevos sabores de lo que creemos los padres. Partiendo de todas las posibilidades, deberíamos intentarlo con alimentos saludables”, recalca.

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PlayList de James Rhodes: Guía para atraer a los jóvenes al placer de la música clásica

“Los niños salen del colegio sin saber quién es Bach” Bach, Mozart, Beethoven, Chopin, Schubert, Rachmaninov y Ravel presentados como las estrellas de rock de su época. ¡Nunca la música clásica fue tan divertida!

 

Por Eva R. Soler

Llegas a casa, te sientas junto a tu hijo, buscas en Spotify Playlist de James Rhodes, abres el libro del mismo nombre que ha publicado recientemente Crossbook y escucháis juntos a Bach interpretado por Pau Casals, en vez de ver cualquier programa basura de la tele. Es lo que aconseja James Rhodes. El pianista y escritor opina que este libro puede ser una de las mejores actividades que se pueden realizar en familia. “No se hacen muchas cosas en familia y disfrutar de la música nos da la oportunidad de hablar, de compartir… y se puede hacer al llegar a casa o antes de ir a dormir, por ejemplo”, recomienda Rhodes en la presentación de la obra para el público en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid.

“Tener música sonando en casa todo el tiempo es maravilloso y ahora existen plataformas que nos permiten escucharla gratis durante 24 horas al día. Sin embargo, entre tantas listas de música que podemos escuchar, no elegimos música clásica, porque no sabemos por dónde empezar o pensamos que es para otros”, afirma. En este sentido, el libro pretende abrir una puerta para entrar en el maravilloso, mágico y poderoso mundo de la música clásica: “Me gustaría que fuera como un trampolín para la gente joven. Es una guía fácil de iniciación y de acceso a un mundo que, de entrada, parece difícil. Cuando terminen de leer el libro, serán capaces de seguir descubriendo obras increíbles por su cuenta”, asegura el autor.

Editado en forma de vinilo, con una portada que recuerda al álbum del Sargento Peppers de los Beetles, Playlist recoge una selección de 14 obras de siete de los más grandes compositores. “Bach, Mozart, Beethoven, Chopin, Schubert, Rachmaninov y Ravel fueron las estrellas de rock de su época”, sostiene Rhodes, “porque rompieron moldes e hicieron algo que nunca se había hecho antes”.

Falta educación musical

El libro, además, incluye secciones que explican terminología musical, cómo funciona una orquesta y cuáles son los estilos principales de la música clásica. Unos conocimientos que, según Rhodes, no se están impartiendo adecuadamente en los centros educativos de hoy en día. “Si no tienes oportunidad de escuchar música clásica te estás perdiendo algo enorme y me parece muy triste que en los colegios, en España, en Inglaterra, en Alemania, en Estados Unidos, a menos que sea un colegio privado, no haya educación musical. Toda una generación de niños sale del colegio y no sabe cómo suena un chelo, no saben quién es Bach, no saben cómo suena una orquesta y no saben que hay una línea que va desde Bach a Rosalía y que es toda una evolución y eso es algo que se tiene que enseñar en las escuelas”, clama indignado.

“Quiero que la gente escuche una sinfonía de Mozart entera, aunque dure tres horas. Hacer eso por primera vez es una maravilla y te abre la puerta a un mundo que te va a cambiar la vida y que, seguramente, va a ser adictivo”. A primera vista puede parecer arriesgado pretender que los más jóvenes sean capaces de escuchar temas de tan larga duración, pero Rhodes lo tiene claro: “En el Reino Unido y, probablemente aquí también, solemos pensar que los adolescentes no tienen gran capacidad de atención o que no pueden prestar atención durante más de tres minutos. ¿Por qué? A mí, mi experiencia me dice lo contrario«.

Respecto a la línea que va de Bach a Rosalía explica que no debe haber una segregación de la música clásica respecto a otros géneros. Sea cual sea el estilo de música que nos guste, de un modo u otro, tendrá sus raíces en la música clásica, porque la música de hoy en día nació en realidad hace cientos de años. “Parece que la música clásica está arriba y todo lo demás abajo. Vas al Auditorio y al Teatro Real y te encuentras con ese público tan serio, de traje y corbata. Si Chopin fuera a un concierto hoy se echaría a reír: ¿En serio, por qué vais vestidos así?” asegura Rhodes que diría. Al pianista le gustaría que fuera más accesible, que llegara a todo tipo de público, de todas las edades y no sólo a un círculo minoritario.