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EXCLUSIVA. Un ránking de gasto por alumno evidencia las carencias de Madrid

El simple ránking de gasto por alumno no universitario ha destapado las graves carencias de la Educación madrileña en el año 2000, bajo la dirección de Gustavo Villapalos.
Miércoles, 25 de septiembre de 2002
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Todos los datos presupuestarios han apuntado siempre a Andalucía como la comunidad que menos dinero dedicaba a Educación. Sin embargo, unos datos dados a conocer este verano por el Ministerio de Educación en su página web, delatan que, aunque la comunidad andaluza tiene el presupuesto educativo bajo mínimos, es la comunidad más rica de España, Madrid, la que destina menos dinero a la Educación de todo el país.

Los datos, referidos al año 2000, han aparecido este por primera vez porque a tal fecha ya se habían completado todas las transferencias educativas a todas las comunidades, salvo el exiguo territorio MECD, Ceuta y Melilla.

Todo a la Universidad

Para entender lo que ha pasado hace falta analizar los datos con más cuidado, porque en principio, el presupuesto educativo global de la Comunidad de Madrid no está mal situado. Sin embargo, al separar el gasto universitario, se ve que Villapalos destinó un 33% del dinero a la Universidad –parte al gran proyecto político de la Universidad Rey JuanCarlos, parte a las otras cuatro universidades madrileñas– mientras que comunidades con un número similar de alumnos universitarios están destinando una cuarta parte de su presupuestos.

Y no es que sea especialmente censurable dedicar dinero a la universidad. el problema es hacerlo a costa de los alumnos no universitarios. Como venimos publicando en la edición de Madrid de MAGISTERIO las últimas semanas, esta comunidad tiene zonas con un fracaso escolar en el curso 2000-01 muy superior a la media: más del 30% en el sur –Móstoles, Getafe, Alcorcón, Fuenlabrada…– y el este –corredor del Henares principalmente–, zonas muy densamente pobladas.

A mediados del curso 2000-01 tuvimos en la sede de este periódico a varios directores de instituto denunciando una situación tercermundista: faltaba dinero para la calefacción, obras urgentes no se hacían por falta de presupuesto, etc. La consejería soltó el dinero y ordeno callar a los directores díscolos, aflojó algo de dinero y no se dignó a comentar la situación.

Sin embargo, si no había para lo más urgente, difícilmente lo había para las carencias más importantes: para que la escuela actúe como compensador de desigualdades hace falta mucho dinero, y no lo había. De ahí el aumento imparable del fracaso escolar (en algunos institutos se han recibido denuncias de hasta el 50% de alumnos sin el título de ESO.

La concertada

A la vez, las prioridades políticas y la presión de los padres obligaban a concertar centros –que, por otra parte, salían más baratos–, estrangulando presupuestariamente a la Pública. Su dinero se lo habían llevado las universidades, y el gobierno de Gallardón no se dignó a aumentar el gasto. Resultado, Madrid a la cola de la Educación española con el PIB per cápita más alto. Y a ver quién le pide cuentas ahora a Villapalos.

No hay dinero para la escuela pública en Madrid

La consejería comandada por Villapalos hizo equilibrios malabares para beneficiar a la universidad madrileña sacando fondos de la Educación no universitaria. Ello lo obligó a ahorrar –en vez de pedir más fondos– concertando más unidades (los conciertos hasta un 35 % más baratos). Pero los conciertos comprometen gasto, y cada vez quedaban menos fondos. Lo pagó, cómo no, la escuela pública. Una triste herencia de un pésimo gestor y un buen político… para sus amigos. 

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