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Sistemas educativos de los países que ampliarán la Unión Europea

Casi 75 millones de personas de 10 países serán a partir del invierno próximo ciudadanos de la UE. Aunque para su incorporación se han valorado sobre todo cuestiones socio-económicas, las educativas han tenido también un cierto peso. Siete de ellos estaban hasta hace apenas 15 años al otro lado del telón de acero, y presentan un sistema educativo muy similar. Mientras que los otros tres, dos islas –Chipre y Malta– y un pedazo de la ex-Yugoslavia, presentan diversidades.
Miércoles, 18 de junio de 2003
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La comparación de las cifras de la Educación entre los 10 nuevos países miembros de la Unión Europea a partir de 2004 muestra la existencia de tres bloques, distinguidos por los resultados de su sistema educativo.

Por un lado, aquellos países que la Unión Soviética mantuvo como satélites industriales –Polonia, y la antigua Checoslovaquia, al que se añade Eslovenia, en situación similar– muestran un escaso desarrollo del Bachillerato, mientras que su Formación Profesional está muy desarrollada (dos tercios de sus titulados en Secundaria superior siguen ese camino). Por otro, aquellos países con un sistema universitario muy desarrollado, a pesar de haber estado tras el telón –repúblicas bálticas y Hungría–, con más de un 60% de los estudiantes de Secundaria orientados hacia la Universidad. Y por último dos islas mediterráneas, Malta –en realidad un pequeño archipiélago– y Chipre, con poblaciones muy pequeñas, dependientes tradicionalmente de países de la UE, y con elevado número de bachilleres, aunque por su condición de países turísticos haya más mujeres que concluyan sus estudios de Secundaria superior.

Básicamente, de allí salen cuatro países populosos, con una profunda crisis económica reciente y con una elevada proporción de técnicos cualificados, tan necesarios actualmente en la Unión Europea, que a partir de enero tendrán las puertas abiertas en cualquier país occidental: son los únicos que tienen peso suficiente para influir en la marcha de Europa.

La pregunta está en saber si la admisión en el seno de la UE va a servir para equilibrar sus sistemas educativos, o van a seguir produciendo técnicos cualificados destinados a la “exportación”, empobreciendo así ,tanto demográfica como social y económicamente, sus países.

Lo que parece evidente es que la pluralidad de sistemas y objetivos puede ser positiva, si todos estamos dispuestos a aprender de los aciertos y los errores ajenos.

La comparación de las cifras de la Educación entre los 10 nuevos países miembros de la Unión Europea a partir de 2004 muestra la existencia de tres bloques, distinguidos por los resultados de su sistema educativo.

Por un lado, aquellos países que la Unión Soviética mantuvo como satélites industriales –Polonia, y la antigua Checoslovaquia, al que se añade Eslovenia, en situación similar– muestran un escaso desarrollo del Bachillerato, mientras que su Formación Profesional está muy desarrollada (dos tercios de sus titulados en Secundaria superior siguen ese camino). Por otro, aquellos países con un sistema universitario muy desarrollado, a pesar de haber estado tras el telón –repúblicas bálticas y Hungría–, con más de un 60% de los estudiantes de Secundaria orientados hacia la Universidad. Y por último dos islas mediterráneas, Malta –en realidad un pequeño archipiélago– y Chipre, con poblaciones muy pequeñas, dependientes tradicionalmente de países de la UE, y con elevado número de bachilleres, aunque por su condición de países turísticos haya más mujeres que concluyan sus estudios de Secundaria superior.

Básicamente, de allí salen cuatro países populosos, con una profunda crisis económica reciente y con una elevada proporción de técnicos cualificados, tan necesarios actualmente en la Unión Europea, que a partir de enero tendrán las puertas abiertas en cualquier país occidental: son los únicos que tienen peso suficiente para influir en la marcha de Europa.

La pregunta está en saber si la admisión en el seno de la UE va a servir para equilibrar sus sistemas educativos, o van a seguir produciendo técnicos cualificados destinados a la “exportación”, empobreciendo así ,tanto demográfica como social y económicamente, sus países.
Lo que parece evidente es que la pluralidad de sistemas y objetivos puede ser positiva, si todos estamos dispuestos a aprender de los aciertos y los errores ajenos.

75 millones de personas, un millón de profesores y 30 millones de jóvenes

El próximo año, 75 millones de personas, en su mayor parte provenientes del otro lado del antes llamado telón de acero, la mitad de ellos polacos (38 millones), se incorporarán a los casi 400 millones de ciudadanos de la UE.
Entre ellos, más de 30 millones de niños y jóvenes menores de la treintena, la mayor parte estudiantes, aportarán una inyección de juventud –todos tienen una población joven superior porcentualmente a la media de la UE– al anciano Occidente. Y, por supuesto, el colectivo docente se incrementará en más de un millón de profesores, –600.000 de ellos polacos y 150.000 húngaros. Un número significativo si tenemos en cuenta que en la UE hay actualmente 4,5 millones de docentes.

ESTONIA
Un sistema educativo orientado a la Universidad

El más norteño de los pequeños países bálticos, hasta hace poco pertenecientes a la URSS, tiene un envidiable nivel de formación entre su población.
A pesar de tener menos de un diez por ciento de personas menores de 50 años sin un título de Educación Secundaria superior, no lo consiguen, como las ex naciones satélites soviéticas enfocadas hacia la industria, con una fuerte Formación Profesional: la proporción de estudiantes de Bachillerato es muy similar a la española, dos tercios de los estudiantes de Secundaria.
Una de las particularidades del sistema educativo estonio –similar al de los demás bálticos– es la temprana escolarización de la Infantil, que consideran educativa desde que los alumnos cumplen su primer año, y que alargan hasta los siete.

LETONIA
El menor número de horas lectivas de Europa

El país central de las naciones bálticas tiene la capital con el puerto más importante de las tres, y una de las vías de entrada naturales a Moscú por el norte.
Esta circunstancia es la que más ha pesado en su desarrollo industrial, y por tanto, en una mayor orientación hacia la Formación Profesional y un mayor índice de abandono temprano de los estudios.
Su sistema de estudios profesionales, por ejemplo, está tan fuertemente orientado a la industria que apenas hay pasarelas a la Universidad, siendo sus escuelas de clara formación laboral desde los 14 años.
Otra de las características curiosas de su sistema educativo es que tiene el menor número de horas lectivas de Europa (no llega a 500 en Primaria).

REPÚBLICA CHECA
Marcado por haber sido satélite de la URSS

Chequia, a pesar de ser la zona más turística y en principio más desarrollada de la antigua Checoslovaquia, no ha podido eludir la influencia que ha tenido ser durante más de 50 años uno de los satélites “industriales” de la URSS.
Sus cifras educativas están marcadas por esta circunstancia: a pesar de gozar de un 90% de graduados en Secundaria superior, tan sólo un 20% de los estudiantes de este ciclo posobligatorio está matriculado en Bachillerato, mientras que el resto sigue itinerarios profesionales.
Otros de los problemas a los que se enfrenta la Educación checa es el envejecimiento de sus profesores, paralelo a la caída de la natalidad.

CHIPRE
Con los problemas de las zonas turísticas

Chipre es una pequeña isla al sur de Turquía dividida en dos áreas de influencia: turca y griega. Es a la parte griega a la que se refieren estos datos. Su posición y su clima privilegiado la han convertido en uno de los lugares turísticos por excelencia del siempre convulso Mediterráneo Oriental.
¿Por qué hablamos de los problemas del turismo? Sencillamente, porque es un perfil que se repite en todas esas zonas (incluido el levante español, Baleares y Canarias): el fracaso escolar entre los hombres es mucho mayor que entre las mujeres y, por ejemplo, de cada 100 mujeres en Secundaria, 95 están en Bachillerato y cuatro en Formación Profesional.

LITUANIA
Una Infantil muy desarrollada

El sistema educativo lituano –este país es el más meridional de las repúblicas bálticas– tiene, entre otras particularidades, un desarrollo muy elevado de la Educación Infantil, donde existen hasta tres tipos de escuelas infantiles –todas ellas educativas, incluso la que empieza al año y medio de edad–, que varían en duración de los estudios y en enfoque conceptual. Sin embargo, no hay una escolarización infantil mayor que la media.
Al igual que otros países bálticos, tiene bien desarrollado el Bachillerato, que cursa más de un 60% de los estudiantes de Secundaria.

HUNGRÍA
La escolarización obligatoria más larga

Hungría es el país con mayor proporción de profesores entre sus habitantes de los que entran, y será el segundo de la UE tras Bélgica. Por otro lado, tiene el periodo de escolarización obligatoria más alto de Europa, desde los cinco a los 18 años. Por ello, presenta los mejores números en Educación de los nuevos países.

MALTA
El profesorado más joven de Europa

Tener un 35 por ciento de profesores menores de 30 años no está al alcance de ningún país europeo: tan sólo este pequeño archipiélago tiene asegurada la renovación de su plantilla, pues tiene más jóvenes que mayores de 50 años entre los docentes. Claro que apenas tiene 5.400.
Presenta características propias de las zonas turísticas –temprano abandono del alumnado masculino, menor número de jóvenes estudiando, etc.–, aunque de forma muy moderada.

POLONIA
La mayor aportación de habitantes

Polonia aporta casi el 50 por ciento de los nuevos habitantes de la Unión Europea, y consiguientemente, la mitad de estudiantes y profesores.
Además, el porcentaje de profesores sobre el total de habitantes es también muy alto, el 3’5%, similar al de Hungría.
Su sistema educativo, resultado de una larga historia como satélite industrial de la Unión Soviética, está marcado por la hipertrofia de estudios e itinerarios profesionales, lo que lleva a un bajo número de universitarios a pesar de que la escolarización es parcialmente obligatoria hasta los 18 años Sólo un 35 de los estudiantes de Secundaria va a Bachillerato. Será el principal abastecedor de técnicos medios de Europa.

ESLOVENIA
Huyendo del pasado común

Desde luego, el acierto histórico de la pequeña República Eslovena fue huir a tiempo de la Yugoslavia en descomposición, lo que le ha permitido vivir en paz en vez de sufrir una guerra fratricida.
Entre otras cosas, y abandonando el sistema socialista basado en una segregación temprana y un desvío hacia la FP, ha cambiado su sistema educativo para adecuarlo a Occidente, estableciendo la obligatoria común entre los seis y los 16 años, y eliminando itinerarios a los 11 años. Faltan por reformar las enseñanzas de Bachillerato y Formación Profesional.

ESLOVAQUIA
Un sistema para la FP

Un país puramente industrial… con la industria hundida desde hace una década.
Sin embargo, todo su sistema educativo está orientado a la formación laboral: más de las tres cuartas partes de los alumnos de Secundaria cursan itinerarios profesionales, que no tienen una salida fácil tras el hundimiento de toda la industria pesada.
Tras la separación de Checoslovaquia, se quedaron con la peor parte de la crisis, y ahora la única posibilidad que ven los jóvenes para huir del paro es invertir en Educación.

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