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Descanso para los docentes, ‘colonias urbanas´ para los niños

Las vacaciones están aquí y todos, grandes y pequeños, afrontan este nuevo período con la ilusión de romper la rutina y formalidad
del pasado curso académico.
Miércoles, 9 de julio de 2003
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Conciliar la vida laboral y familiar no es fácil en muchas ocasiones, sobre todo cuando mientras los mayores trabajan, los niños están de vacaciones. Por eso en las grandes ciudades la oferta de actividades de verano en los propios centros educativos va in crescendo. En Madrid 132 colegios de 52 municipios abren sus puertas este verano, lo que supone un aumento de plazas del 31% respecto a las ofertadas el año anterior.

Pero las fórmulas son muy variadas y en Valencia incluso el campus de la Universidad Politécnica cambia de aspecto para albergar la ‘Escuela de Estío’, que organiza actividades de todo tipo para la diversión y el entretenimiento de los más pequeños.

Descanso para mamá

Entre los motivos para dejar a los niños en verano en las manos de monitores y personal especializado está, según Mercedes Rovira, “que los niños no estén todo el día en casa, al tiempo que los padres descansamos y también disfrutamos un poco del verano”. No obstante, los expertos coinciden en señalar que si la medida es positiva es porque “los niños deben romper con la rutina del curso académico, pero sin dejar de realizar actividades lúdicas en las que continúen su período de formación y aprendizaje”. En este sentido, María Penela ha decidido, principalmente por motivos laborales, inscribir a su hijo de cinco años en un campus deportivo organizado por el Polideportivo del colegio “San Agustín”, de Madrid. “Creo que es una opción interesante tanto para los padres que trabajan como para los críos, que continúan su periodo de socialización con sus congéneres”, señala.

Peros y objeciones

Además, frente a los padres más recelosos se sitúa el deseo de los niños, a menudo encantados con ir al colegio siempre que se sea para jugar, hacer deporte, participar en talleres de música, de teatro, de arte y otras actividades como visitar museos y no identifiquen ir al cole con ir a estudiar. No obstante, muchas veces los más pequeños son ajenos a los problemas y dificultades que traen consigo estas ‘colonias urbanas’, ya que de no acceder a una plaza en uno de los centros públicos que abren sus puertas en verano, por ejemplo en Madrid, esta solución no siempre está al alcance de todos. Centros concertados como el “Loreto”, en Madrid, cobran hasta 480 euros por hacerse cargo del niño entre las 9’00 y las 13’30 horas de lunes a viernes durante el mes de julio. Además, lograr plaza cuando el niño no es alumno de el centro complica a menudo la tarea. “No sé si es legal o no que se le niegue una plaza a un niño en las actividades de verano, gestionadas por una empresa externa al centro, por no estar escolarizado en dicho centro. Y eso me ha pasado al tratar de apuntar a mi hijo pequeño a las actividades del CP ‘San Juan Bautista, que es el más cercano a mi trabajo”, comenta una madre a la salida del centro.

Por otra parte, cuidado especial en la elección del centro deben tener además los padres de aquellos niños que requieran una atención especial. Una simple alergia a un alimento puede complicar el asunto hasta el punto de que el centro no se comprometa a garantizar la idoneidad del menú escolar. “Aunque al principio me dijeron que sí, mi hijo, por una doble alergia al huevo y la leche, va desde el segundo día con la tartera de la comida al centro”, comenta otra madre. Aún así, califica esta opción como muy positiva.

La opinión de los expertos

Según Carmen González Torres, profesora adjunta del Departamento de Educación de la Universidad de Navarra, “hay que escoger bien el centro al que se lleva a los niños, para conocer que tipos de valores se fomentan y las actividades que se van a realizar, así como comprobar que se queden a cargo de monitores especializados y con experiencia que sepan integrar a todos los niños para que ninguno se quede excluido y que sepan resolver conflictos”.

Aparte de eso, todos los especialistas consultados por este periódico creen que llevar a los niños a campamentos de verano o a estas colonias urbanas es muy positivo porque fomenta el ocio activo de los menores, que es mejor que estar en casa sentados viendo la televisión o no haciendo nada.  

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