Cuatro de cada cien alumnos del curso 2002-03 eran de procedencia extranjera
“El alumnado extranjero en España representó el curso pasado el 4,5 por ciento, aunque en algunas comunidades como Madrid o Baleares este porcentaje se duplicaba”, según el director general de Cooperación Territorial y Alta Inspección del Ministerio de Educación, Juan Ángel España. Un dato novedoso a pesar de que la media nacional nada tiene que ver con cada caso concreto.
El director general recordó, además, algunos datos de la inmigración en la escuela en la presentación del documento Educar en la interculturalidad, elaborado por el Foro Calidad y Libertad de Enseñanza, organizado por la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza (FERE).
Diferencias por CCAA
Según los datos del Ministerio de Educación, los inmigrantes escolarizados en la Comunidad de Madrid representaban el 8,9% y en Baleares el 8,7%.
“Navarra, La Rioja y Murcia tienen también porcentajes importantes”, dijo Juan Angel España, que comentó que en algunos centros murcianos hay hasta un 60% de alumnos magrebíes, cuando esta comunidad “fue una clásica productora de emigración”.
El curso pasado se escolarizaron en España un total de 297.262 extranjeros, lo que supuso un incremento del 48% respecto del año anterior, es decir, que se trata de un fenómeno “creciente”. Cuando acabe el curso académico 2003-04 las estimaciones cifran en 400.000 el número de alumnos de procedencia extranjera. Sin embargo, el director general insistió en que “estamos lejos de otros países europeos como Francia, donde hay regiones con un 16% de población escolar extranjera”.
Pidió no observar este fenómeno con la “frialdad de las estadísticas”, porque «la rigidez es mala consejera y los datos no deben usarse como arma arrojadiza».
Por su parte, Juan Velarde, presidente del Foro, advirtió que, “hacia mediados de siglo, el 25% de la población española será extranjera, según las últimas teorías de los demógrafos”.
Esta población se concentrará, sobre todo, en Madrid, cuenca del Ebro y arco mediterráneo, según Velarde, que pidió a las administraciones y a la sociedad no ignorar este fenómeno, pues sería una “actitud casi suicida”. No obstante, según el secretario general de FERE, Manuel de Castro, “nuestro foro de trabajo lleva trabajando ocho meses y ha elaborado un documento que pretende ser una aportación no dogmática para la Educación de inmigrantes”.
De Castro opinó que “el camino correcto es ofrecer una visión serena y positiva de este fenómeno que sufre un debate sesgado”. Para el responsable de FERE, “es necesario poner en marcha programas y estrategias que faciliten la labor integradora de la escuela, y fomentar actitudes y valores derivados de un enfoque positivo de la propia diversidad, en lugar de tratar este fenómeno desde la sensación de amenaza o peligro, o desde la idea de un mal a repartir entre todos”.
Interculturalidad
La lectura del documento “Educar en la interculturalidad”, según los ponentes, pretende “colaborar en la búsqueda de pistas que faciliten la integración efectiva de los inmigrantes en la escuela, y a través de ella, en nuestra sociedad”. Esto implicaría, según De Castro, “pasar de un modelo escolar multicultural, estructurado a partir de la mera yuxtaposición de individuos con culturas diversas, al modelo intercultural donde, admitiendo el pluralismo, se va tras el ideal de culturas que se comunican y comparten bases comunes para lograr una convivencia basada en la posibilidad de enriquecimiento mutuo”.
Lo que nos deparará el futuro
El informe del INE “La población extranjera en España” (2003) reúne en unas pocas páginas no sólo la situación actual de los inmigrantes en España desde el punto de vista demográfico, social, educativo, etc., sino que también se atreve a hacer pequeñas predicciones para la próxima década.
Lo que primero remarca el informe es la distinta distribución de los inmigrantes por comunidades: según la tabla adjunta, aunque Madrid acoja al 23% de los inmigrantes de España, y Cataluña al 19%, en peso relativo es Baleares la que comanda la clasificación, pues más del 8% de su población es extranjera.
Sin embargo, existen cuatro tipos de poblaciones extranjeras, con distinto peso y características:
–Iberoamericana (ecuatorianos, colombianos, argentinos, peruanos, dominicanos y cubanos) con un 33% del total de inmigrantes.
–De la UE (británicos, alemanes, franceses, italianos y portugueses) con un 19%.
–Norteafricanos (marroquíes y argelinos), con un 17%.
–Europeos del Este (rumanos, búlgaros, ucranianos…), con el 7%.
La media de edad de estos colectivos (salvo el de la UE) es casi 10 años menos que la española, y las tasas de fecundidad de estos países duplican a la española, lo que se traduce en un mayor número de hijos.
Sin embargo, los que vienen a España no son los más pobres ni incultos en su país: de hecho, su tasa de analfabetismo es similar a la española, cuando es muy superior en los países de origen. Sin embargo, sus hijos sí son víctimas del fracaso escolar: entre los 15 y los 19 años sólo estudia 1 de cada 10.
Pero el informe del INE se plantea otra pregunta: ¿cuántos serán en el 2010?
Se plantean dos hipótesis: al alza (unos 400.000 inmigrantes nuevos cada año, según la estadística de variaciones residenciales de 2001) habría en España 48 millones de personas, seis y medio de ellos inmigrantes (13,5%).
La segunda, a la baja –basada en el escenario 3 de las proyecciones de población del INE– nos llevaría a 46,5 millones de habitantes, cinco de ellos extranjeros (un 11%). Lo que nos situaría a la cabeza de Europa… en muy poco tiempo.