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FRANCIA. El Gobierno convoca un debate nacional sobre el futuro de la escuela

Seis meses después de que las manifestaciones masivas de padres y profesores paralizaran los recortes en el sector educativo, el gobierno ha decidido hacer de la enseñanza una cuestión de debate nacional. Durante los próximos tres meses, nuestros vecinos del norte discutiran sobre el futuro de sus aulas.
Miércoles, 29 de octubre de 2003
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Durante los próximos tres meses se celebrarán hasta 15.000 debates en todo el territorio galo para discutir el futuro de la escuela. Profesores, padres, alumnos y administradores participarán en estos debates, en los que se tratará de determinar las carencias y necesidades del sistema público, y también de proporcionar soluciones a medida de los franceses.

Las conclusiones de todos los grupos de trabajo se leerán ante una comisión nacional, que consultará además con diversos expertos. Con todos estos elementos se realizará un documento que se presentará en la Asamblea Nacional, el mes de septiembre de 2004, y que servirá de borrador para la Ley de Reforma educativa.

Y es que las transformaciones que ha sufrido en los últimos años la sociedad francesa están obligando a realizar ajustes en todos los campos. Las grandes oleadas de inmigración económica, con pocos recursos y muchos problemas, se han agrupado en la periferia de las ciudades, dando lugar a territorios marginales cuyos colegios sufren situaciones de indisciplina y violencia cotidianas.

Situación crítica

Durante el año pasado se produjeron más de 85.000 agresiones entre alumnos y entre alumnos y profesores. La violencia de las llamadas zonas sensibles mantiene en vilo a una comunidad educativa, que no encuentra recursos suficientes para combatir la marginalidad.

Sin embargo, el problema no es sólo la inmigración: el fracaso escolar es un fenómeno generalizado y para lograr el objetivo, fijado por la Ley de Educación de1989, que establecía que el 80% de los alumnos de cada promoción debería obtener un Diploma de Educación Media, se ha optado por permitir vías laterales como el conocido STT, siglas en francés para Ciencias y Tecnologías Terciarias, que han supuesto la disminución del nivel educativo.

A pesar la bajada de listón y el esfuerzo económico del gobierno, la tasa se mantiene en el 70% y el 15% de los estudiantes de sexto grado (alumnos de 11 y 12 años) tienen dificultades con la lectura.

Por otra parte, el gobierno ha insistido en la necesidad de “adelgazar el mamut estatal” como medio para relanzar la economía, poniendo el punto de mira en la Educación, una de las principales beneficiarias del herario público. Durante el pasado periodo fiscal, Francia dedicó a la enseñanza más de 103 mil millones de euros, el 6,9% de su producto interior bruto.

Según los datos que baraja el ministerio, cada alumno cuesta de media 6.470 euros anuales. En el caso de las enseñanzas medias, la cifra alcanza los 8.120 euros de media, dato que se explica teniendo en cuenta que los grupos son generalmente muy reducidos: prácticamente ninguno supera los 30 estudiantes, y una cuarta parte de las aulas alberga a menos de 20 alumnos.

Desde 1974 el gasto ha experimentado un crecimiento superior al del PIB, situación que el Ejecutivo galo considera insostenible.

Así, el ministro de Educación, Luc Ferry, un reconocido filósofo neoliberal, ya ha anunciado que los recortes son inevitables e insiste que “no se trata de eliminar recursos para empeorar el sistema, sino de reducir la cantidad para mejorar la calidad”.

A pesar de todo, el pasado mes de febrero, el gobierno hubo de dar marcha atrás en su intención de recortar el presupuesto educativo ante las manifestaciones de profesores y ayudantes, que veían cómo los recortes se traducían en la disminución del número de docentes en los centros.

Ante las protestas populares, el gobierno ha decidido enfrentarse a la necesidad de una reforma en profundidad por la vía del diálogo. Ferry, ha convocado un debate nacional en el que participarán todos los sectores implicados y que servirá para determinar las necesidades y carencias de la escuela, y buscar soluciones a medida de los franceses. Los debates, unos 15.000 en total, se celebrarán los en dos medias jornadas, una de las cuales debe ser obligatoriamente en sábado, para facilitar la participación a los padres.

Las 23 claves del debate

Para organizar el debate, el ejecutivo ha creado el Alto Consejo de Evaluación de la Escuela, dirigido por el economicista Claude Thelot. El Consejo ha difundido varios documentos, entre los que se encuentra un informe realizado por cuatro expertos en el que se evalua la calidad de la Educación, y una lista de 23 cuestiones fundamentales a las que los participantes deben dar respuesta.
Las preguntas, publicadas en el diario francés Le Figaro en su edición del 20 de octubre, se centran en tres grandes temas: la misión de la escuela, el fracaso escolar y la organización del sistema educativo. Cada una de ellas se presenta en forma de ficha en la que se explica el estado de la cuestión y se proponen una serie de cuestiones accesorias.

El primero de los temas, consagrado a los valores de la escuela republicana, recoge cuestiones como “¿cuales son estos valores y cómo hacer que la sociedad los reconozca?”, así como la definición de su misión y objetivos: “¿qué capacidades, competencias y reglas deben dominar los alumnos durante su periodo de escolarización obligatoria?”. También se interroga sobre la forma de conseguir la igualdad de oportunidades en las aulas, “dando más a los que menos tienen”.

En segundo lugar, los franceses se plantearán los métodos para lograr que los alumnos aprovechen las clases y logren los objetivos deseados. “¿Trabajan demasiado o demasiado poco?”, “¿es necesario enseñar menos para enseñar mejor?”, “¿en qué situaciones repetir curso es eficaz?”, o “¿cómo potenciar las ganas de aprender y hacer frente al tedio en las aulas?” son algunas de las preguntas que se encuentran en este apartado.

Además, los franceses juzgarán los métodos de evaluación, el paso a la enseñanza superior; el papel de los padres en la Educación y su relación con los profesores, y la lucha contra la violencia y la indisciplina en las aulas.
La tercera parte de las preguntas, referidas al reparto de competencias entre el Estado y las administraciones locales, se centrará en el proceso de descentralización de la enseñanza, la redifinición del currículo escolar, la formación de los maestros, o incluso los medios materiales de que disponer en la escuela para cumplir correctamente con su función.

Thelot ha subrayado que el debate nacional es “un objetivo en sí mismo y no sólo un medio”, ya que se trata de una forma de conseguir aumentar el conocimiento y la implicación de los franceses respecto a su escuela. En este sentido, el papel de la comisión es esencial, ya que “debe lograr que el debate sea un debate real, sobre cuestiones precisas, y que extraiga conclusiones basadas en datos serios”.

La polémica del hiyab

Uno de los grandes retos a los que debe adaptarse el sistema educativo francés en los próximos años proviene del porcentaje, cada vez mayor, de población inmigrante que debe tener cabida en las aulas. Estos días, los principales políticos discuten sobre la necesidad de una ley que prohíba expresamente llevar el hiyab –pañuelo con el cubren las mujeres islámicas su cabello– en las escuelas. Según la Constitución, la Educación debe permanecer estrictamente laica, y en virtud de este precepto, no se permite ningún tipo de símbolo religioso en las aulas.

La polémica se reabrió el pasado 10 de octubre, cuando dos hermanas de 16 y 18 años fueron expulsadas definitivamente del centro en el que estudiaban por llevar un hiyab considerado como “ostentoso”. Dos días después, otra estudiante, de 12 años de edad, es expulsada durante dos días en virtud del reglamento que prohíbe llevar prendas que cubran la cabeza en las aulas.

La discusión no es una mera anécdota: en Francia viven casi cinco millones de musulmanes, en su mayoría procedentes de Argelia, donde el uso del hiyab es una costumbre muy extendida. Ante las críticas por una supuesta “islamofobia” de las Administraciones, Jacques Chirac, presidente de la República, se ha defendido asegurando que la “laicidad no es negociable”, y ha insistido en que “no se puede aceptar que algunos utilicen una concepción desviada de la libertad religiosa para desafiar las leyes de la República”. Para Chirac, el hiyab cuestiona la igualdad de los sexos y la dignidad de la mujer y su uso en las aulas es, por tanto, inadmisible. 

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