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“Nosotros subvencionamos la Educación, pero no el ideario”

Entrevista en exclusiva para MAGISTERIO con Josep Bargalló, consejero de Educación de Cataluña.
Miércoles, 14 de enero de 2004
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Autor: José María DE MOYA
Núria MAHAMUD

Josep Bargalló, recién estrenado el cargo de consejero de Educación en Cataluña, nos recibe en su despacho para aclarar la postura del nuevo ejecutivo catalán respecto a la LOCE. Bargalló, aunque novato en la Administración, tiene amplia experiencia como profesor de la enseñanza pública, donde ha sido profesor y director de instituto. Este republicano de Torredembarra tiene las ideas claras y un carácter dialogante, como muestran los procesos de debate que ha iniciado sobre diversas cuestiones.

—Recientemente declaró que no aplicarán la LOCE en aquellos aspectos que no se ajusten a su programa, ¿mantienen esa postura?
—Nosotros somos muy respetuosos con todas las leyes, con todas. Tenemos la obligación de acatar la normativa básica del Estado, aunque para nosotros no toda la LOCE es normativa básica. Por eso hemos llevado ciertos recursos al Tribunal Constitucional –lo hizo el anterior gobierno con el apoyo casi unánime del Parlament de Cataluña–, que ya se han admitido a trámite. Creemos que el Estatuto de Autonomía es una legislación superior a la LOCE y marca las competencias educativas que tenemos y la lengua del sistema educativo en Cataluña. Con estas consideraciones haremos unos decretos curriculares en los que aplicaremos la LOCE bajo nuestro punto de vista. Somos conscientes de que no coincidimos con la postura del Gobierno central y que habrá que dirimir algún aspecto en los tribunales.

—Aplicarán sus criterios y si el Gobierno central interpone algún recurso esperarán la decisión de los tribunales, ¿es correcto?
—Sí. No tenemos ninguna voluntad de enfrentamiento con el Ministerio de Educación, pero tampoco queremos posturas regresivas en nuestro sistema. La LOCE tiene varios inconvenientes.

—¿Cómo por ejemplo?
—El primero de ellos lo tenía también la Logse. No se puede intentar hacer una renovación del sistema sin una financiación específica. Muchos de los problemas de la Logse provienen de esa falta de recursos y muchos de los de la LOCE se deberán a lo mismo.

—¿Más inconvenientes?
—La LOCE detecta problemas del sistema, pero da soluciones que si se aplican tal cuál pueden ahondar en ellos porque esta ley apuesta por la segregación y la bifurcación. Nosotros creemos que tenemos que tratar a cada alumno según su capacidad y hemos de garantizar que todo el alumnado de Cataluña tenga una equidad en su desarrollo personal y formativo. Segregar impide esta equidad. Además, la LOCE tiene una clara voluntad de entrar en aspectos absolutamente nimios que no tienen que ver nada con el sistema educativo ni con las competencias básicas.

—¿No cree que el profesorado tiene dificultades para atender a un alumnado tan heterogéneo?
—Hay dos maneras de tratar los problemas: separar a la gente o poner más recursos. Y nosotros no queremos optar por la primera opción, sino por dar a los centros más autonomía de gestión, más recursos humanos, económicos y pedagógicos. La aplicación muy pedagogista de la Logse llevó a creer que todo el alumnado era igual y debía tener el mismo tratamiento, pero no es así. Tampoco la fórmula para que se consiga un buen trabajo en el aula es separar, porque los problemas van a aparecer al año siguiente o en la calle.

—¿También discrepan del modelo de dirección?
—Es un tema que queremos debatir muy profundamente. Yo no puedo decir ahora si estamos a favor o en contra del modelo de la LOCE. En Cataluña ha habido muchas experiencias de modelos de dirección diferentes y algunas muy positivas. Estamos en contra del director profesionalizado cien por cien y de la carrera de director separada de la carrera docente, pero también entendemos que el director no puede ser un docente más. El debate tiene que centrarse en cómo conseguir una función directiva eficiente que esté inserta en el claustro de profesores y con una capacidad de gestión y un reconocimiento económico y profesional adecuado.

—¿No todos los directores deben ser iguales?
—No debe ser lo mismo el director de una escuela rural que el de un instituto masificado. ¿Por qué no podemos dividir las funciones que hacen ahora los equipos directivos? ¿Por qué no pensamos en gerencias administrativas y en una dirección educativa aparte? Seguramente la cogestión con los ayuntamientos nos llevará a encontrar fórmulas adecuadas en cada caso.

—¿Qué piensa de la asignatura de Religión?
—Es uno de los temas a los que estamos más atados, porque existe el concordato. Creemos que las aulas no están para hacer catequesismo. Si pudiéramos haríamos sólo Historia y Cultura de las Religiones. Es uno de los casos más complicados, porque tiene que ver con los idearios de los centros. Somos conscientes que a la larga tendremos que modificar el concordato. Somos un país laico.

—¿Y en los concertados?
—Si bien los centros sostenidos con dinero público tienen derecho a tener un ideario, sus alumnos no tienen porqué compartirlo al cien por cien. Defenderemos el derecho de las familias a escoger escuela, pero no por su ideario como razón principal, ya que nosotros subvencionamos la Educación, no los idearios.

—Si los padres quieren un modelo confesional, ¿se les respetará ese derecho?
—Se les respetará ese derecho al grupo de padres que lo quieran, pero no se obligaría a todos los alumnos a cursar Religión. Tenemos que garantizar que ningún centro sostenido con dinero público escoja al alumnado en función de la confesión que tenga. En los centros concertados, puede haber un ideario, pero no es obligatorio seguirlo. Lo que nos preocupa más de la asignatura de Religión son algunos contenidos a los que hemos tenido acceso y creemos que con nuestras competencias podemos alterarlos. Si hay algún problema, para ello están los tribunales, pero no tenemos ganas de que haya crispación.
 

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