La ministra presenta un documento de consenso
Autor: José M. LACASA
Un ambiente raro, nada propicio al consenso, es el que se respiraba antes de esta Conferencia Sectorial extraordinaria, donde se ha presentado el documento “Una educación de calidad para todos y entre todos”. Por un lado, los consejeros del PP –junto con el canario Ruano, nacionalista– en una habitación. Por otro, los socialistas con los nacionalistas vasco y catalán. Los consejeros socialistas, muy dicharacheros de costumbre, aparecían serios y silenciosos con la prensa, y esperaban el documento con cierta tensión. No parecía el clima ideal para llegar a ningún consenso.
Sin embargo, a la salida de la reunión, apenas sí hubo críticas a un texto bastante medido, tanto en lo formal como en las propuestas que contiene, y que salvo algunas excepciones sí parece destinado a un consenso –al menos con el Partido Popular.
Renuncias históricas
El documento, dividido al final en 14 puntos, hace un repaso por los tramos educativos, las nuevas tecnologías, los idiomas, los valores, la situación de los docentes y un capítulo, denominado “Cada centro, un universo de posibilidades”, que incluye temas como la elección de centro, la dirección, la autonomía de los centros educativos y la evaluación del sistema.
En las propuestas se observan algunos de los puntos principales del programa socialista de Educación, como la especial atención –e implantación temprana– a los idiomas y de las nuevas tecnologías, y a la lectura, que se adelanta a la Educación Infantil. También aspectos como la diversificación de opciones sin que estas sean segregadoras, o la presencia de los valores cívicos en la escuela.
Pero también se observan algunas renuncias a lo que históricamente ha defendido el Partido Socialista y que se encontraban en toda la Logse, como el fin de la tendencia al cuerpo único en el profesorado.
La sombra de la LOCE
La Ley de Calidad, por otra parte, está muy presente en este documento –ya adelantó MAGISTERIO que la nueva ley mantendría mucho del espíritu de la LOCE– y de ella se sostienen (si bien con algún que otro adorno) muchas medidas: una alta flexibilidad para 3º y 4º de la ESO (nunca se nombran los itinerarios); los Programas de Iniciación Profesional (que se establecen a partir de los 16 años para apurar las posibilidades del alumno por la vía ordinaria, según la ministra); el adelanto de la lectura y el Idioma extranjero a la Infantil; las evaluaciones generales de diagnóstico (que se adelantan un año); el modelo de dirección, etc.
Por otro lado, aparecen propuestas más o menos novedosas (y muy interesantes) como el establecimiento de un Observatorio para el seguimiento de la Educación intercultural –¡para cuando un Obsevatorio para el fracaso escolar!–, programas de tutorías novedosos, programas experimentales al estilo francés (con sus zonas de atención preferente, que obtienen resultados dudosos), o la reducción de asignaturas en los primeros cursos de la ESO para evitar el aluvión de materias para los alumos recién llegados de Primaria.
Prometen polémica
Sin embargo, y a pesar del ropaje que las envuelve, unas cuantas medidas prometen polémica, aunque en algunos casos una estudiada ambigüedad pueda evitar abrir frentes por el momento.
La primera de ellas es la asignatura de Religión y todo lo que la rodea: SCR se dará en Historia y Filosofía, tendrá alternativa pero muy indefinida –huele a “Religión o parchís”–, se estudiará la manera de que los padres que lo pidan puedan librar a sus hijos de la alternativa, la asignatura confesional no será evaluable… Medidas todas para apartar lo más posible a la asignatura del currículo, en busca del modelo francés.
Para más adelante, y más encubiertamente –ya veremos cómo se abre este melón–, está la libre elección de centro: de momento, palabras como “educar a todos entre todos” suenan bien, mientras no se acompañen de medidas concretas que restrinjan la libertad de las familias. Algunos de los modelos aplicados en comunidades socialistas no hacen augurar nada bueno.
De momento, como buen documento de consenso, la indefinición y las buenas palabras florecen por todo el texto. Sin embargo, a la hora de dialogar, de maniobrar con los medios oficiales y oficialistas, de presionar a unos y a otros, se descubrirá qué hay detrás de muchas de estas medidas. Pero, de momento, es un buen comienzo.
Una evaluación real
Por fin, parece que un Ministerio socialista va a tomarse en serio la cuestión de las evaluaciones de diagnóstico. El documento establece dos, una en 4º de Primaria (9 años) y otra en 2º de ESO (13 años), para que, en palabras de la ministra “nos permitan llegar a tiempo”. San Segundo ha sido siempre partidaria de este tipo de evaluaciones.
Estas evaluaciones, por las que tendrán que pasar todos los alumnos del sistema educativo –ya vendrán los nacionalistas con las rebajas– serán modeladas por el Inecse, que también seguirá realizando los indicadores educativos. Sin embargo, dicha evaluación “tendrá carácter formativo interno”, y servirá a las administraciones para planificar recursos de apoyo. De la transparencia del sistema educativo –que estaba en el programa electoral– nada.
Mejoras para el docente
Bajo el título de “El imprescindible protagonismo del profesorado”, el documento dedica un capítulo a la valoración de los docentes. Para empezar, confirma el sistema europeo de grados y posgrados para Magisterio, y que los nuevos docentes tendrán un sistema de tutorías llevadas por profesores más experimentados. También promete un estatuto de la Función Pública Docente, un sistema de promoción interna que rompe el igualitarismo logsista y una conexión entre el profesorado de Secundaria y la Universidad.
El documento compromete a la Administración educativa a velar por la consideración y respeto de la sociedad hacia el docente, a apoyar a aquellos que realicen su labor en condiciones de mayor dificultad y a conseguir que la población conozca y valore la labor del profesorado.
PP: mirar hacia adelante
l frentismo del PP, con Pilar del Castillo por la Lotaringia, parece resquebrajarse, y la mayoría ha optado –tan sólo quedan dos “resistentes”– por abandonar la LOCE y esperar lo que el futuro depare.
La crítica de Luis Peral, portavoz de los consejeros del PP, era que para llegar a este documento no había hecho falta derogar la Ley de Calidad, y que los argumentos presentados por el MEC no se diferencian mucho de los sostenidos por el anterior MECD para sostener la LOCE. En su opinión, lo que ha primado es paralizar una Ley aprobada por mayoría absoluta por otro Gobierno.
Con respecto a la asignatura de Religión, Peral acusó al Ministerio de seguir la línea del fundamentalismo laicista “que tiene 130 años”, y de envolver la propuesta en un ropaje muy atractivo para convertirla en una “maría”.
PSOE: ahora les parece bien la LOCE
va Almunia, consejera de Educación de la comunidad aragonesa, además de responsable de Enseñanza de la ejecutiva socialista, se deshacía en parabienes para el documento ministerial, para la actitud del nuevo Ministerio…
En su opinión, la voluntad de diálogo se nota porque “no se han querido tocar los temas donde había cierto consenso”. Piensa que “la LOCE identificó bien los problemas del sistema educativo”, pero que se equivocó al buscar las soluciones en el pasado, al contrario que este Ministerio, que “mira hacia adelante”. Por ejemplo, consideró la evaluación en 4º de Primaria como “muy avanzada”. Además, consideró positivo de la reunión que se planteara abiertamente la cuestión de la financiación, y que se articulara un sistema de legislación conjunta entre el MEC y las comunidades autónomas.