Minusválidos en centros públicos: un reto para todos
Autor: Eva GÁLVEZ
La discriminación de niños con minusvalías es un hecho que está patente en el mundo actual. Pero no surge ahora. Está en la sociedad desde su existencia, y no será hasta la segunda mitad del siglo XX cuando se reconozca que los discapacitados tienen “las mismas necesidades, capacidades e intereses que el resto de la población”). Lo que se pide ahora es que se eliminen barreras, y así se dejen de utilizar frases con tonos despectivos hacia estos niños y se trabaje en el terreno de la accesibilidad para todos.
Ante esta corriente de cambio, Unicef ha iniciado una campaña para combatir los excesos de la discriminación en los colegios, mientras el Ministerio de Educación y ciencia ha anunciado la presentación de una normativa que regulará los vacíos legales en este terreno.
Unicef quiere que se eviten frases como: “Los niños con problemas de aprendizaje perjudican al resto de los compañeros”; o tópicos como “es bueno que los colegios seleccionen a los más capaces”. En este sentido, Mario Ferrari, representante de área de Unicef en Argentina, señala que “el aprendizaje no es un problema de capacidad de los niños sino de los profesores”. Cualquier psicopedagogo puede afirmar que todo niño tiene la capacidad de aprender, aunque no todos lo hagan igual; para ello el profesor tiene que intensificar esfuerzos en las personas que más lo necesiten, porque, según Mario Ferreri, “si los marginamos, estos chicos se convertirían en agentes de discriminación, ya que si siempre han estado con iguales, se encerrarán en su propio mundo, y no descubrirán como es la vida misma”.
Integración total
Un ejemplo de que la integración total de los menores con minusvalías es posible la encontramos en un colegio público de un pequeño pueblo de Extremadura. El centro se compone de varias aulas con varias maestras. Y en una de ellas se encuentra Ramón y 18 niños más. Para Ramón no es su primer año. Lleva ya dos años compartiendo aventuras con sus compañeros, y si hay algo que le llene de energía es sentirse uno más, sentirse querido, sin miradas críticas.
Pero como Ramón es un chico con suerte, con una madre que ha asumido el problema desde el principio, y con unos compañeros que han integrado al chico sin ninguna discriminación. Aunque, por desgracia, son muchos los centros estatales, que siguen discriminando a estos chicos; que olvidan por instantes que dichos centros educativos se sostienen gracias al dinero de los contribuyentes.
En este sentido, la madre de Daniel, otro alumno con una discapacidad auditiva que sí tuvo problemas para encontrar un centro donde escolarizar a su hijo, afirma que sintió más discriminación por los adultos que por los niños. “A veces son peores los padres del resto de alumnos que los chavales”, señala. Y recuerda además que “todos y cada uno de nosotros contribuimos con nuestros impuestos a la formación de estos edificios y al pago de profesores”.
“¿Por qué se les niega esa Educación a nuestros hijos? se pregunta”. Rosa, la madre de Daniel, comenta también que “ahora que se habla tanto del bulling y de la violencia escolar, es espeluznante comprobar que en muchos colegios se reciben insultos, protestas, agresiones de padres y alumnos ante la presencia y alojamiento temporal concedido a un colegio de niños especiales, al lado de de los alumnos que rutinariamente asisten a esta escuela”.
Según Rosa, “así se niega a los chicos a convivir solidariamente con la vida misma, ya que son sus semejantes, pero con alguna discapacidad, y eso no se encuentra en los libros, eso es la propia vida, y los adultos nos empeñamos en creer que la mejor Educación es aquella que está dentro de las aulas y nos olvidamos de lo esencial, que es reconocerse así mismo y ver lo que te rodea, admitir que en la vida no todos somos iguales, pero que no por ello hay que discriminar”.
¿Qué hacen los padres?
En el caso de los niños con minusvalías, sus padres, en muchos aspectos, también se sienten discriminados. “Duele que a tus hijos los traten como algo que sobra, como un resto”, señala Rosa, que admite que la mayoría de los padres que se encuentran impotentes ante una situación injusta o confusos por no saber a donde acudir, optan por comunicarse en foros en internet.
Este es el caso de Manuel, el padre de un niño discapacitado, que no sabe si tratar a su hijo como un niño toda la vida o, por el contrario, como él dice: “normalizar la situación especial del niño”. En estos casos, los psicólogos consultados por este periódico recomiendan que se trate al niño con cierta normalidad, pero asumiendo el problema, y aportándole siempre una Educación adecuada.
Remedios Martín, maestra por vocación
—El inicio del curso es para todos los maestros como un nuevo reto; personalmente ¿cómo lo afrontas?
—Para mi comenzar el curso es una experiencia nueva cada año. Compartir con los niños para un maestro, es una actividad muy importante y más importante es enseñar y aprender con ellos.
—¿Cómo actúas cuando ves que en el aula hay un chico con una minusvalía?
—Para mi en el aula hay niños dispuestos a aprender cosas productivas y yo soy el elemento esencial que ellos necesitan, luego me limito a ejercer mi profesión. No margino a nadie porque no es mi trabajo ni tampoco está en mis principios.
—¿Cómo lo afrontan los demás niños? ¿Hay algún comportamiento de rechazo?
—Los demás niños ven en Ramón uno más del grupo, no se paran a observar si tiene alguna diferencia; esto es lo que deberíamos hacer todos, ya que hay que hacerlos la vida más fácil.
—Y las madres ¿cómo afrontan el hecho de que sus hijos compartan aula con chicos con algún tipo de minusvalía o discapacidad?
—Las madres lo han visto siempre como algo normal, con naturalidad, es más le quieren mucho y lo saludan diariamente, no he escuchado ninguna queja de su parte.
—¿Has tendido alguna situación violenta con el niño, es decir ha tenido un comportamiento fuera de lo normal?
—El chico es un niño normal, su comportamiento es similar al de los demás, nunca lo he visto mantener una actitud violenta hacia ningún niño, tiene las travesuras de los demás niños.
—¿A la hora de enseñar que métodos utilizas?
—Los mismos que para cualquier otro niño, sólo que hay que llamar más su atención, pero no por ello retrasa el aprendizaje de los demás niños. Puedo decir que también un niño travieso, o despistado necesita más atención y no pasa nada se la aporta sin cuestionarlo, ¿por qué negarsela a él?