Religión en la escuela, el quid de la reforma
Autor: Marta SERRANO
La Secretaria de Educación y Ciencia del PSOE, Eva Almunia, ha mostrado su satisfacción por el acuerdo alcanzado por representantes de los ministerios de Educación y Justicia y de la Comisión Islámica en España, para que se amplíe la enseñanza de la religión islámica en los centros públicos, a partir de 2005. Almunia considera que propuestas como ésta ponen de manifiesto “la actitud receptiva y la sensibilidad del Gobierno socialista frente a las legítimas demandas y aspiraciones de los colectivos minoritarios” que conviven en nuestro país.
Sin embargo, ¿qué pasa con las demandas de la mayoría? Según los datos del MEC (ver gráficos), la demanda de la Religión católica siguió siendo mayoritaria y, no sólo eso, sino que en la etapa de Secundaria, donde los alumnos son muchas veces los que escogen con independencia de las preferencias de los padres, creció casi dos puntos en los centros públicos y más de tres puntos porcentuales en los privados durante la misma etapa.
Además, una encuesta de Celeste-Tel sobre las clases de Religión musulmana revela que un 59,5% de los encuestados ven “mal” o “muy mal” que se impartan clases de religión musulmana en los centros educativos públicos. Sólo el 33,34% opina lo contrario. De hecho, casi un 75% de los encuestados consideran que el Estado debería arbitrar fórmulas para controlar lo qué se hace y lo qué se dice en estas clases, definiendo un plan de estudios común a todos los centros en caso de que se llegaran a implantar como ha anunciado el Gobierno. Más aún, las tres cuartas partes de la sociedad aproximadamente, no permitirían que se sufragase con fondos públicos la medida anunciada.
Así, mientras la encuesta pone de manifiesto que existe más permisividad hacia otras religiones que hacia el islam. para la responsable socialista en materia de Educación, Eva Almunia, acuerdos como el alcanzado están en clara sintonía con la reforma de la LOCE en la que está trabajando el Gobierno, y cuyo texto aboga por garantizar el derecho a recibir Educación religiosa, independientemente de la confesión que se trate. Además, Almunia recordó que medidas de este tipo se suman a las políticas ya emprendidas a nivel autonómico, al existir varias comunidades autónomas en las que se han creado plazas para profesores de otras religiones como la evangélica.
“La escuela laica no es la catequesis ni la escuela de los no creyentes”
Victorino Mayoral, diputado del PSOE y miembro del Integrupo por el Laicismo, conoce a fondo el sistema educativo y, de hecho, participó en los debates de la LODE y la logse. También ha sido profesor de la UNED y tiene muy claro que la escuela se tiene que adaptar a la realidad social.
—¿Este intergrupo parlamentario forma parte de lo que llaman la cruzada laicista del gobierno contra la Iglesia católica?
—No creo que haya tal movimiento. Es un intergrupo de debate y recogida de información y pueden intervenir todos aquellos que quieran participar en el debate, que se ha planteado a partir de sentencias del Tribunal Constitucional y por la nueva realidad social.
—¿Para qué se crea este grupo en el Congreso?
—Se trata de establecer un mínimo común ético para poder convivir y por eso, el grupo en el que están todos los grupos políticos salvo el PP –aunque no sé si esta decisión va a ser la definitiva– busca un espacio para debatir sobre ese mínimo común ético.
—Pero, para ese mínimo común ético, ¿se impone como punto de partida, entre otros aspectos, la laicidad en la escuela?
—Nadie habla de sacar la Religión de la escuela. Sólo se crea un espacio de debate porque hoy en la escuela conviven alumnos de diferentes procedencias y diferentes religiones. Se trata de igualarlas.
—Desde la Diócesis de Madrid se les acusa de querer imponer una visión estatista, es decir, querer imponer los valores del Estado…
—El Estado tiene que trasmitir unos valores. Hasta ahora ha hecho dejación de sus funciones, tanto cuando Martínez Otero estableció la dicotomía entre Religión o Ética, hasta con el intento de la LOCE y la separación del hecho religioso y sus dos versiones (confesional y no confesional). La laicidad que proponemos es un pacto cívico de convivencia entre ciudadanos que tienen distintas creencias y morales.
—¿Si se impone la visión del Estado no se dará una especie de clase de “catequesis”?
—La laicidad no es la Religión de los no creyentes, ni la escuela laica es una religión de los no creyentes ni una escuela o una catequesis de los no creyentes. Además, según la Constitución, tenemos una laicidad positiva, es decir, donde se tienen en cuenta las creencias. El Estado tiene que tener en cuenta las diferencias y garantizar la libertad de conciencia en su práctica.
—¿Pero en el PSOE hay quienes sí plantean sacar la Religión fuera de la escuela?
—No se plantea eso porque me parece un discurso negativo y absurdo aunque probablemente sea el discurso que le venga bien a algunos, sobre todo a los sectores más conservadores que hay en la sociedad. Eso evidenciaría una confrontación que está ya pasada de moda. Es la defensa de un principio de la organización de una sociedad abierta. Y es que una sociedad tiene que ser muy respetuosa con las particularidades sin que eso suponga un intento de imponerse a los demás.
—¿Cuál es su propuesta entonces para el sector enseñanza?
—En primer lugar, igualdad de trato para todas las confesiones a la hora de impartir Religión en los centros escolares. Libertad de elección sin condicionamiento de ninguna clase, es decir, sin imponer alternativas. Tanto la decisión de ir a Religión o no, como la decisión de ir a la alternativa o no debe estar en manos de los padres.
—¿Cuál es su opinión respecto a las alternativas?
—El acuerdo con el Vaticano sólo dice que se impartirá Religión en condiciones de no discriminación, pero no dice nada respecto a alternativas.
—¿Pero tiene sentido mantener la Religión en el currículum y luego que no sea evaluable?
—Eso el PSOE lo lleva así en su programa electoral porque es algo que corresponde a la esencia del individuo.
—¿Le gusta la solución dada por el MEC a la Religión?
—Personalmente tengo que decir que no.
“Los católicos también votan: si el MEC no dialoga con ellos demuestra torpeza”
No descarta movilizaciones y, además, Avelino Revilla, delegado diocesano de Enseñanza en Madrid, está convencido de que si el MEC mantiene su propuesta contenida en el libro “Una Educación de calidad para todos y entre todos”, los tribunales les darán la razón.
—Se habla de debate en torno a la reforma educativa, ¿hay algún tipo de negociaciones o diálogo con la Conferencia Episcopal?
—No. Nada de nada. Sólo hubo una primera reunión con la ministra y el secretario general de Educación allá por abril. Después, que yo sepa, no ha habido más reuniones ni siquiera para comentar o presentarnos el documento para la reforma. Sí que creo, o más bien quiero confiar, en que las habrá cuando conozcamos un proyecto más elaborado.
—La ministra siempre se ha referido a debatir con los agentes sociales pero no parece que considere a la Iglesia como interlocutor…
—Eso demostraría la torpeza de la ministra por la importancia que tiene para todo el mundo el tema de la enseñanza de la Religión. Pero no sólo por eso, porque en el libro verde hay otros temas fundamentales como la libertad de enseñanza o la admisión de alumnos.
—¿Qué les parece que se aluda al Estado como garante de la enseñanza en valores?
—Es un asunto muy serio porque están en juego los derechos de las personas. Y ahora que se invoca tanto la ciudadanía, la Iglesia, formada por ciudadanos, que son ciudadanos que votan, también tiene algo que decir.
—¿Qué le parece que la enseñanza de la Religión sea considerada como un privilegio de la Iglesia?
—Es que no es un privilegio de la Iglesia sino un derecho de los padres. En ese sentido, por ejemplo, en Madrid, estamos en torno a un 60% de padres que escogen la enseñanza de la Religión en la escuela pública. Es un porcentaje nada desdeñable y, por eso, creo que el Gobierno no está para imponer un determinado modelo sino para marcar unas reglas de juego.
—¿Se esperaban la propuesta del MEC para la enseñanza de la Religión?
—Lo intuíamos, pero la fórmula nos ha extrañado porque conlleva una visión muy estatista donde se ha dejado de lado tanto la visión de los grupos sociales como la Iglesia, como la visión de los padres.
—¿Qué papel debe jugar entonces el Estado?
—Desde el momento en que la ciudadanía pide una enseñanza confesional, el Estado no es sujeto ni de moral ni de Religión. El Estado llama a las confesiones religiosas para atender esa demanda. No hay que olvidar que, aparte de los acuerdos Iglesia-Estado, están los artículos 27.3 y 16.3 de la Constitución. Nos parece que con la propuesta del PSOE se la devalúa, se la arrincona. No suprimen la Religión pero la van asfixiando. Es una vuelta atrás desde el momento en que no es evaluable y eso es absurdo y un dislate pedagógico. Se pone freno a la mayoría de los padres que escogen la clase de Religión católica y luego se quiere avanzar en la extensión de clases que no son tan demandadas por la población.
—¿Se refiere al anuncio de extender las clases del Islam a las aulas de la península? ¿Qué opina?
—Es algo que ya estaba en los acuerdos firmados con esa confesión en 1992 y por tanto nos parece un derecho legítimo.
—¿Cree que el MEC dice que no sacará la Religión del currículum pero luego los hechos suponen una aproximación a las voces que sí piden que salga del currículum?
—Está claro. Las declaraciones de Eva Almunia son sintomáticas, aunque agradecemos su sinceridad. Su comparación entre la religión y el Porsche parece más propia del Despotismo Ilustrado que del Estado. Si dicen que debaten pero al final hacen lo que quieren hacer… Hombre… Mire… Primero hay que escuchar todas las voces. Y hay que ceder. La población es soberana y tiene derecho incluso a equivocarse.
—¿Cuál es el objetivo final de la campaña de recogida de firmas? ¿Habrá movilizaciones?
—No se descartan las movilizaciones aunque no es una prioridad. La Iglesia es algo más que un club de opinión y ahora que el PSOE habla tanto del talante y la ciudadanía, deben escucharnos. Algunas declaraciones ponen de manifiesto que están nerviosos, que temen que nos manifestemos.
La Iglesia confía en la vía jurídica
Desde el sector de enseñanza de la Diócesis de Madrid se afirma que, desde el punto de vista jurídico, las propuestas del “Libro Verde” pueden traer verdaderos quebraderos de cabeza para el Ministerio de Educación, porque no se cumple con toda la jurisprudencia dictada por el Tribunal Supremo.
El modelo LOCE rompía con la dicotomía Religión-alternativa y era una fórmula válida para salir de un callejón sin salida. Ahora, según Avelino Revilla, “se reconoce la importancia de introducir en el currículum el estudio de la historia de las religiones, pero se quiere imponer a todos el estudio no confesional del hecho religioso y esto puede entrar en contradicción con el artículo 27.3 de la Carta Magna”.
Al margen de los acuerdos del Estado con la Santa Sede y de las garantías recogidas en la Constitución Española, el hecho de que en la propuesta del MEC se reconozca la importancia del hecho religioso y de que se quiera introducir en determinadas asignaturas sin acuerdo entre todas las partes, traerá consigo diversos problemas.
Por una parte, los currículos educativos ya están bastante cargados y, por otra parte, tanto los profesores podrían objetar por tema de conciencia al no estar preparados para impartir unos conocimientos y unos valores que pueden ser contrarios a su conciencia personal.
Es más, incluso los padres de los alumnos podrían objetar porque el artículo 27.3 dice que un padre puede escoger el modelo de religión moral que quiera para sus hijos y no quiere que le impongan una visión no confesional. Además, se podría dar que, mientras a un alumno de 13 ó 14 años que escoge Religión le dan una visión en la asignatura confesional, en el resto del currículum le dan otra visión muy distinta. ¿Hasta que punto el Estado puede imponer un determinado modelo de enseñanza que afecta a valores y a la moral?