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Exigen Educación y mayor cobertura

Las personas sordomudas en Nicaragua lograron a nivel interncional que el Idioma de Señas que ellos mismos desarrollaron, fuera considerado como lenguaje propio y único. Sin embargo, la lucha por otras reivindicaciones continúa.
Miércoles, 14 de marzo de 2007
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Autor: Olmedo MORALES

Han pasado casi treinta años desde que un grupo de lingüistas y pedagogos de diversas nacionalidades, visitaron las dos principales escuelas de Nicaragua para jóvenes con defiencias  auditivas. Ahí se percataron que estas personas desarrollaron un lenguaje propio que surgió de manera aislada a los demás idiomas de señas conocidos y como producto de la interacción de ellos.
Desde entonces, la Asociación de Sordos de Nicaragua se ha enfrascado en alcanzar más reivindicaciones para este sector social. Los dastos locales indican que un 12 por ciento de los 5,1 millones de nicaragüenses, padece algún tipo de deficiencia auditiva, fónica o motriz.
La primera y primordial, fue la elaboración de un Diccionario de Idioma de Señas para Niños y Niñas, cuya publicación vio la luz en julio del 2003, gracias al apoyo de la cooperación de la Unión Europea.
A juicio de Javier López Gómez, presidente de la Asociación, faltan muchas más metas por alcanzar, como por ejemplo, que el Estado reconozca al idioma de señas como una lengua más, ampliar la Educación de las personas sordas hasta culminar el Bachillerato e incorporar intérpretes en los espacios noticiarios televisados y producción televisiva estatal.

Acceso a la Educación

De manera esencial, a la Asociación le interesa que las personas sordas mejoren sus niveles educativos, labor que le corresponde al Ministerio de Educación. No obstente, las autoridades han respondido con la introducción de modelos educativos inclusivos para incorporar no sólo a los jóvenes con defiencias auditivas, sino al resto de muchachos y muchachas con capacidades diferentes.
Pero el esfuerzo es insuficiente. De las 6.599 escuelas que componen el sistema educativo apenas 26 funcionan con estos modelos. 
Al menos en papel, la nueva Ley General de Educación que fue aprobada en el 2006, garantiza que todos los jóvenes con alguna discapacidad, pueden y deben concluir la Educación Secundaria.

Particular y especial

Lawrence Osborne, de The New York Times Magazine, catalogó el fenómeno fue como un “Big Bang Lingüístico” y el conocido lingüista estadounidense Noam Chomsky describió lo sucedido en Nicaragua como “un reconocible experimento natural”.
El caso nicaragüense y su  estudiado Idioma de Señas le demostró a los estudiosos y expertos que los seres humanos tenemos la facultad innata de generar un lenguaje para comunicarnos, aún en las condiciones más adversas. Ante el advenimiento del régimen sandinista en la década de los ochenta se produjo el primer intento de atender a este sensible sector social. Así, en 1981 se fundaron las primeras dos escuelas  para albergar a cuantos niños, niñas y adolescentes se pudiera tener. Antes de ello, estos menores de edad se encontraban aislados en sus respectivos hogares sin saber escribir ni leer. Por tanto, el lenguaje de señas era básicamente mímico y se resumía a expresar necesidades inmediatas como la alimentación.
Como estos jóvenes que no sabían ningún tipo de lenguaje de señas, al agruparlos en un mismo salón intercambiaron esos gestos y sus respectivos significados, al punto de reconstruirlos y afinarlos hasta elaborar un intrincado lenguaje que desconcertaba a sus propios profesores.
Por tal razón, las autoridades educativas de turno solicitaron el apoyo de pedagogos y lingüistas extranjeros que ayudaran a descifrar  lo que ocurría.
“La comunidad de sordos en Nicaragua ya tenían un idioma rico y bello que solamente necesitaba ser reconocido y valorado. Ese fue el día en que nació la idea de elaborar un diccionario para este idioma”, dice Judy Shepard-Kegel, lingüista de la Northeastern University de Estados Unidos.
Para que el lenguaje fluya hacia todos sordomudos que aún no conocen este lenguaje, la Asociación de Sordos de Nicaragua se encarga de imprimir textos y más diccionarios, de manera que cada vez más personas que lo necesitan puedan comunicarse.


Características del idioma

En el Idioma de Señas de Nicaragua, los gestos son muy importantes. La dirección en que uno mira, cómo se inclina su cabeza, hacia dónde se inclina, qué se hace con la boca  o la manera en qué se alzan las cejas; tienen tanta relevancia lingüística como los sufijos y todos los demás elementos que constituyen la gramática española.
Las expresiones faciales son usadas no solamente para marcar emociones como en español, sino también para indicar información gramatical con significado esencial para comprender la acción descrita.
Los especialistas en lingüística que han trazado las reglas elementales del idioma como Jill Monford y Adela Leen, detallan que el orden de las palabras es diferente para preguntas y la manera en que uno habla acerca de cosas que están en un lugar fijo o que han sido movidas y hacia donde se han movido.
Ambos especialistas añaden que “hay todo un conjunto de palabras, llamadas clasificadores, que deben ser usadas apropiadamente para distinguir diferentes tipos de sustantivos involucrados en las acciones de los verbos”.
Además, tiene tres tipos de verbos con reglas de concordancia gramatical distintas y los tiempos pasado, presente y futuro están marcados en forma diferente.


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