Sarkozy promete respeto y mejoras laborales en una carta escrita a 850.000 docentes

Autor: Adrián ARCOS

Antes del comienzo de curso, el presidente de la República francesa, Nicolas Sarkozy, ha cogido pluma y papel para redactar una extensa carta que se está enviando a los hogares de 850.000 profesores galos. Las iniciativa, cuyo fin es exponer en clave lírica los principios que conforman el ideario educativo de Sarkozy, costará alrededor de medio millón de euros.
Conceptos como autoridad, respeto y transmisión de conocimiento –habituales en los discursos de campaña del presidente cuando se refería a Educación– se encuentran por doquier en una carta que, por razón de su extensión, algunos medios franceses han tildado de “manifiesto”.
Sobre la misión de la escuela, Sarkozy explica que educar es ante todo tratar de “reconciliar” dos movimientos opuestos. Por un lado, “ayudar a cada alumno a encontrar su propia vía”. Por el otro, transmitirle saberes en sí mismos “justos y verdaderos”. En su opinión, la enseñanza gala adolece en la actualidad de una excesiva predilección por el primero.

Guiño al docente

Para el máximo mandatario galo, este dilema se resuelve intentando “dar el máximo a cada uno en lugar de conformarse con dar el mínimo a todos”.
En cuanto a los valores que deben regir las aulas, Sarkozy abunda en la “escuela del respeto”, aquella en la que “los alumnos se levantan cuando el profesor entra”.
El presidente no olvida lanzar un guiño a los profesores ante el riesgo de desmotivación: la nación “debe [a los docentes] un mayor reconocimiento, mejores perspectivas profesionales, un mejor nivel de vida y mejores condiciones de trabajo”.
Emulando el modelo implantado en Inglaterra, Sarkozy pretende además elevar el nivel de exigencia, “primero en Primaria, y después en la Secundaria y el Bachillerato”.