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Datos oficiales y datos convenientes

Martes, 6 de noviembre de 2007
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Autor: José M. LACASA

El pasado 25 de octubre tuvo lugar un curioso debate en el parlamento andaluz, entre el presidente de Andalucía, Manuel Chaves, y Concepción Caballero, portavoz de IULV-CA en dicha sede. A raíz de la pregunta de Caballero, “relativa a los problemas educativos en Andalucía”, se declaró una extrañísima guerra de cifras donde según para qué y como, se utilizaban cifras oficiales o no, dependiendo de lo que interesase demostrar.

La portavoz de IULV-CA, entre otros muchos datos, citó que la mitad de los andaluces de 15 años ha repetido –es el 48,5% en 2006, según datos oficiales del MEC: los que más junto a extremeños y baleares– y que el fracaso escolar es más del 30% –y tanto que más: en 2005, últimos datos oficiales del MEC, son el 34,7% en Andalucía. También emplea mal los datos de graduación en enseñanzas posobligatorias, al decir que sólo se gradúa el 40% de los matriculados. En realidad, parece hacer referencia a la tasa bruta de graduados en Bachillerato en 2003: entonces estaba en el 40,1%, y dos años después en el 38,1%.

La respuesta de Manuel Chaves no mejoró precisamente la claridad de los datos; y eso que la consejera de Educación, Cándida Martínez, se había preciado, minutos antes, de hacer referencia a los “datos oficiales”. Y es que los “datos oficiales” brillaron por su ausencia en la intervención del presidente. Sí que utilizó los cálculos propios a los que ya nos tiene acostumbrado: llamar fracaso escolar al porcentaje de aprobados sobre matriculados en 4º de ESO, en vez de sobre población de 15 años (que no es manipulable, y que es el método de cálculo oficial).

Por ejemplo, sostuvo que el 77% de los alumnos acaban la ESO, ocho puntos más que hace ocho años. Los datos oficiales dicen que sólo lo hizo el 65,3% en 2005, y que en 2000 lo hacía el 77,3%. Es decir, que Andalucía ha empeorado ocho puntos en seis años. Pero, ¿dónde está la trampa?

El sistema escolar en Andalucía acumula alumnos en los cursos previos de ESO, alumnos que nunca llegan a 4º de ESO por que abandonan antes. Por ejemplo, en 2002, 94.180 alumnos comenzaron 1º de ESO, pero dos años después en 3º de ESO había matriculados 109.653 alumnos. Alumnos que desaparecen al año siguiente, pues en 2005 sólo hay 80.507 matriculados en 4º de ESO. Los 29.000 alumnos que faltan de un curso a otro son los que no aparecen en las estadísticas que maneja el presidente, pero sí en las estadísticas oficiales. Por ello, la mejora de la que presume Chaves es en realidad un doble empeoramiento: no sólo empeora el fracaso escolar, sino que se presume de hacerlos abandonar antes. Todo un logro.

Chaves también hace referencia a un abandono escolar en la posobligatoria del 37%, abandono que sería alto, pero que se habría reducido diez puntos en una década. Dicho abandono debería reducirse a un 15% en 2013. Naturalmente, los datos no son los que utiliza el MEC, y que permiten hacer comparaciones.
Porque los datos sobre abandono educativo temprano (porcentaje de población entre 18 y 24 años que no ha completado la Secundaria posobligatoria ni continúa estudiando), según el MEC, es del 36,8% en 2006, cuando era del 39,5 en 1996 y del 34,6% en 2001. Es decir, que mejoró cinco puntos entre 1996 y 2001, y empeoró en el último lustro dos.
Si como dice Chaves, “las medidas que estamos adoptando están dando resultados”, nos podemos echar a temblar con tales triunfos.

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