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"En 2005 en Guinea había libros de 1960, 8º de EGB y 3º de ESO"

Eduardo Soler encontró en las clases guineanas material muy desfasado y herencia del español. La primera fase de la reforma desarrolló el currículo de Primaria. Ahora le toca al de Bachillerato.
Martes, 1 de julio de 2008
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Autor: Lola Gª AJOFRÍN

Eduardo Soler, ‘el profesor’, como se le conoce cariñosamente en el ámbito educativo ecuatoguineano, es inspector central de Educación y durante dos años ha trabajado en Guinea Ecuatorial en una reforma educativa, que en colaboración entre el gobierno de allí y el español pretende dar un giro a la Educación del país de 180 grados. La elaboración de libros de texto contextualizados –de los que no se disponía– ha sido uno de los mayores logros de la reforma, pero como explica ‘el profesor’, éste es sólo el principio, “todavía queda mucho por hacer”.

¿Cuál fue su  sensación la primera vez que visitó un centro en Guinea Ecuatorial?

El primer sitio que visité en Guinea fue el Instituto de Enseñanza Media “Carlos Luanga”, en Bata, que es el más grande de la región continental. Nunca se me olvidará la clase de preuniversitario. Estaban en clase de Filosofía y allí había 100 alumnos en el aula –casi todos chicos– sentados de tres en tres en los pupitres de dos y tomando apuntes. Cuando llegué todos se pusieron de pie. Eso es algo que llama mucho la atención, la disciplina que hay. Y bueno, en la clase, no había ni un solo libro, sólo los pupitres y el encerado, nada más. Pero sobre todo me sorprendió lo bien que uno de los chicos conocía a Miguel de Unamuno. Es sorprendente escuchar todo esto en un país tan lejano de África. Es como cuando visité un pueblo perdido del bosque y un grupo de niños me cantaron el romance completo del Conde Olinos y Coplas de Jorge Manrique. Es increíble. Aunque en general, creo que la cosa que más me llamó la atención fue el gran desfase que había entre edad y curso. Podías ver a niños de siete años en la misma clase que niños de 16.

Cuando le plantearon participar en esta reforma, ¿por dónde pensó que se debía empezar?

Bueno, eran tantas las carencias y tantos los problemas que lo primero que pensé es que había que empezar cuanto antes. Y lo primero que había que hacer era elaborar un currículo propio. El que había en ese momento era el heredado de la época colonial. Ni siquiera había llegado la Ley Villar del 70. Los profesores no sabían lo que tenían que enseñar, no tenían libros y los que llegaban desde España a través de donaciones eran de distintos planes. Me encontré en Niefang con un profesor de Lengua española que a sus alumnos de 4º de Bachiller elemental les había distribuido libros editados en 1960, otros de 8º de EGB y alguno nuevo de 3º de ESO. También era muy importante que el currículo incorporara su cultura y que estuviera bien contextualizado. Porque por ejemplo, en Plástica, veías que mientras en el libro ponía cómo había que usar la plastilina, los niños ni sabían lo que era.

¿Encontraron algún tipo de dificultad en la elaboración de la reforma?

En el caso de las niñas fue muy complicado. Ha costado muchísimo igualar a niños y niñas porque la idea de igualdad que tenemos en España es muy difícil entenderla allí. Por ejemplo, el hecho de que las niñas hiciesen Educación Física nos costó mucho. No lo entendían. Pero bueno, al final se consiguió.

¿De quién surgió la iniciativa de esta Reforma?

Del Gobierno de Teodoro Obiang naturalmente. Guinea es un país en estos momentos que está dando un gran salto al desarrollo, puede convertirse en el país más próspero de la zona y su gobierno decidió que había que dar a la Educación prioridad, porque el desarrollo, si no se eleva el nivel educativo de la población, no puede llegar. Cuando se tomó esta decisión se le pidió a España ayuda y España fue muy receptiva, pues sabía la importancia que tiene que una antigua colonia española estudiara con los referentes culturales que le había dejado durante el siglo y pico de colonización (lengua, arte, literatura, etc.). Vamos, podríamos resumir diciendo que Guinea Ecuatorial lo pidió y España accedió.

¿Por qué el gobierno español contribuyó a la elaboración de todos los libros menos de los de Inglés o Francés y de los de Religión?
Es muy sencillo. En el caso de los idiomas extranjeros el gobierno español consideró que era competencia de los organismos correspondientes, franceses y norteamericanos, que cuentan con los medios económicos suficientes para hacerlo. Y en el caso de la religión, al tratarse España de un Estado no confesional, no tenía sentido que se encargase de ello. Fueron la Conferencia Episcopal y el Ministerio de Educación ecuatoguineano quienes lo hicieron.

¿Cuál es la situación actual?

Ahora ya está implantada toda la Educación Primaria y el 2º de de la Educación Secundaria Básica, que se ha introducido en este curso 2007-08. Pero me comentan que todavía no han llegado los libros de texto. Este es el principal problema, que empiezan a retrasarse algunas cosas demasiado, hasta el punto que ponen en peligro toda la labor realizada. Los equipos que actualmente trabajan están terminando la redacción de los de Bachillerato y está pendiente la implantación de la nueva Formación Profesional.

¿Qué diría que todavía falta por hacer?

Falta mucho. En Educación no se dan saltos, es algo procesual y lento por naturaleza; pero yo tengo confianza. Se ha hecho mucho en la formación del profesorado, por ejemplo, pero falta por hacer. La sólida formación de los profesores, el que los libros de texto estén a tiempo, el desarrollo de una legislación acorde con todo lo que se está haciendo, etc. La Reforma ya está aprobada por Ley, pero ahora toca desarrollar toda una batería de disposiciones que aborden la organización de los centros, formación y selección del profesorado y la evaluación.

 

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