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"La calidad educativa no se consigue a costa de los alumnos que no llegan"

Juan Carlos Tedesco atribuye los bajos niveles de calidad que registra su país al aumento de la cobertura escolar que se está produciendo en los últimos años.
Martes, 14 de octubre de 2008
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Autor: Adrián ARCOS

Reconoce los problemas más importantes de la Educación en su país y está dispuesto a poner todos los medios para remediarlos. Juan Carlos Tedesco es el actual ministro de Educación de Argentina, pero son muchas las personas que ya conocían desde hace tiempo su faceta educativa. Sobre todo porque ejerció durante algunos años de director de la Oficina Internacional de Educación de la Unesco.

¿Cuáles son los problemas fundamentales de la Educación en Argentina?
Nuestro problema fundamental es la calidad. Existe una gran desigualdad asociada a factores socioeconómicos. Las regiones más pobres del país tienen niveles de aprendizaje muchos más bajos que las regiones ricas. Venimos de una etapa de crisis muy profunda y llevamos cinco años de recuperación económica, social y educativa. Una familia en condiciones de pobreza es mucho más difícil que tenga una Educación de buena calidad. Por eso estamos aplicando políticas con un fuerte sesgo hacia la eliminación de la desigualdad.

¿Qué tipo de políticas? ¿Inversión? ¿Becas?
Ambas cosas. Invertimos más. Por ley, Argentina estableció llegar en 2010 al 6% del PIB en Educación, y lo estamos cumpliendo.

¿Qué porcentaje se alcanza ahora? 
Un 5,4%, pero partimos de menos del 4%. También utilizamos esa mayor inversión con criterios de equidad, dedicando más donde hay menos. Estamos concediendo  becas a las familias más desfavorecidas. También apostamos mucho por políticas de empleo y de crecimiento económico que permitan que las familias mejoren su situación. Tenemos un enorme plan de construcción de escuelas y de provisión de textos, computadoras, laboratorios… Para mejorar la calidad estamos poniendo mucho acento en las áreas básicas –Lengua, Matemáticas y Ciencias– y trabajando mucho con los docentes, ya que éstos son al final el factor más importante para alcanzar una buena calidad.

En Argentina, los profesores noveles van directamente a las escuelas rurales.
Van, pero no porque haya una política destinada a que vayan, sino porque la propia mecánica social hace que los lugares más pobres sean los puestos de entrada, ya que allí no quiere ir nadie. Queremos eliminar este funcionamiento, ya que a esos puestos tienen que ir los mejores, porque allí es más difícil enseñar.

¿Afecta la pérdida de la calidad más a Primaria?
No tiene por qué. También afecta mucho a la Secundaria, pero a medida que avanzamos en el sistema educativo vamos encontrando alumnos mejores, ya que se produce deserción, abandono, repetición, que afectan mucho más a los pobres. Obviamente, no nos deja conformes esta idea de que la calidad se consiga a costa de echar afuera a los que no llegan. Argentina aparece en las mediciones internacionales con niveles de calidad bajos, pero, en buena medida, se explican porque estamos aumentando mucho la cobertura. No es lo mismo comparar niveles de aprendizaje de sistemas que tienen al 90% de los jóvenes en Secundaria con sistemas que sólo tienen al 50%. Para los que tienen el 90% es mucho más exigente el desafío de la calidad.

¿Qué destaca del sistema educativo español?
Nosotros seguimos siempre con mucha atención el desarrollo educativo español. Nos ha servido de punto de referencia en nuestras leyes de Educación. Hemos recibido mucho apoyo por parte de funcionarios y académicos, como Alejandro Tiana, César Coll,  Álvaro Marchesi. Somos dos países que tenemos problemas comunes, y también metas comunes. Nos interesan mucho algunas innovaciones que se están produciendo aquí, como la introducción de TIC en las escuelas. De la misma manera, observamos con interés algunas experiencias de Educación en valores, que, a pesar de que los españoles no las aprecian mucho, desde fuera se ven mejor.

¿Se refiere a Educación para la Ciudadanía?
Sí, aunque de forma general a la Educación en valores. Con España tenemos una afinidad muy fuerte. Podríamos aprender mucho menos de otras realidades que culturalmente son muy distintas. Y cuando hablamos de Educación en valores, el contexto cultural es muy importante. La afinidad nos permite plantear los mismos temas.

¿Y la polémica que ha rodeado a la asignatura?
Es una polémica que responde a un tema más político que educativo. Yo creo que hoy necesitamos formación ciudadana y en valores en nuestras escuelas, una formación que permita conocer al diferente, en los centros públicos deben regir valores públicos de respeto y contacto con el diferente, de conocimiento de lo que el otro piensa, siente, cree. Lo que hagan los docentes es muy importante, ya que no es una asignatura independiente de las creencias, valores y representaciones que el propio profesor tiene. Por eso es muy importante para nosotros ver cómo eso se aplica y cómo se traduce en experiencias curriculares. Es muy importante trabajar este tema en equipo, con coherencia entre lo que hace y dice un profesor y lo que haga y diga otro.

Antes ha dicho que han tomado como referencia las leyes educativas españolas. ¿Piensa que la Logse bajó el nivel de los alumnos, y esto ha repercutido en PISA? 
La ley no provoca malos o buenos resultados. Eso lo dice la literatura pedagógica, los libros con los que formamos a los docentes. Lo que sí dice la ley es que tienen que entrar todos, y que todos tienen que terminar. Si el coste es bajar el nivel, ahí tenemos problemas. Pero la verdad es que deriva del hecho de que hoy tenemos en las escuelas a sectores sociales y alumnos que nunca habían entrado, y que son la primera generación de su familia en entrar en Secundaria. Además, hoy hay cambios muy fuertes en la familia, ausencia de adultos que marcan pautas de conducta, que valoran el esfuerzo. Hoy tenemos televisión, nuevas tecnologías, y el hábito de la lectura ha disminuido porque compite con otros muchos lenguajes. También exigimos a nuestros profesores una cantidad enorme de responsabilidades, para las cuales ni les formamos ni les pagamos lo suficiente. Y hoy es mucho más difícil enseñar en un mundo cambiante, donde aparecen nuevas tecnologías. Tenemos alumnos que son nativos digitales, con profesores que a duras penas están empezando a aprender esas novedades.

¿Pero cree que la ley debería reforzar la autoridad y la cultura del esfuerzo?
La autoridad no se adquiere por decreto, sino que se conquista, y mucho más ahora. ¿Sobre qué base puede ya un maestro tener autoridad? Él ya no es el que posee todos los conocimientos. Los conocimientos se encuentran por cualquier sitio. Hay una relación entre adultos y niños muy difícil. No es que esté en crisis la autoridad del maestro, sino que está en crisis la autoridad de los adultos, la idea misma de autoridad. Los propios padres sufren crisis de autoridad. No es un fenómeno simple ni sólo atribuible a la escuela, y hace falta que todo el mundo rodee a la escuela para devolverle el prestigio y la autoridad.

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