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La promoción automática causa desprestigio social en el profesor

Los docentes acusan a los padres por su actitud, y a los cambios legislativos.
Martes, 4 de noviembre de 2008
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Autor: Diego FRANCESCH

En los últimos meses proliferan las jornadas e informes relativos al prestigio y reconocimiento social de la profesión docente. O, para ser más exactos, a la pérdida de estas cualidades. Cofapa ha sida la última organización en sumarse a esta corriente al dedicar una jornada al respaldo a la profesión docente. El catedrático de la UNED, Ramón Pérez Juste, manifiesta su preocupación por el prestigio y el reconocimiento de la profesión “no sólo porque los docentes necesitan de él para su crecimiento personal y profesional sino porque su dimensión humana influye decisivamente en la eficacia y eficiencia de su quehacer profesional”.

Según este investigador, “las personalidades maduras, estables, seguras de sí mismas, tienen más probabilidades de ser eficaces en el logro de las metas profesionales que otras inseguras de sí mismas, inestables, faltas del debido control emocional”.

A partir de las respuestas a un cuestionario, Pérez Juste deduce que la consideración esencial al profesor es que es un educador. Sobre esta base se propone investigar si realmente en la actualidad cumple con las expectativas inherentes a esta función.
Entre las principales conclusiones destaca que los profesores tienen una consideración razonablemente positiva de sí mismos, ya que los factores más valorados tienen un alto componente vocacional y una razonable valoración de su propia formación.

Otro dato llamativo es que un porcentaje bastante elevado de alumnos se siente atraído por la profesión docente. Pérez Juste señala que “cabe pensar que en ello influye el ser una de las pocas profesiones que a su edad conocen de cerca, pero, por la misma razón, podrían no desear formar parte de ella”.

En cambio, llama la atención un elevado porcentaje de padres, profesores y alumnos consultados que sitúan a la profesión docente entre las diez menos prestigiosas y reconocidas. El grupo de profesores es el que tiene en este aspecto la valoración menos positiva. Una percepción que no comparte el resto de la sociedad. Según un alto cargo de la Administración, “lo que probablemente sucede es que las claves del trabajo profesional de los docentes han cambiado tanto en las últimas décadas que se ha producido una ruptura de la imagen profesional del propio colectivo, lo que se interpreta en muchas ocasiones como falta de reconocimiento, aunque no lo sea exactamente”.

Una vez que casi todos coinciden en el desprestigio actual, el estudio aborda las medidas para recuperarlo. Las opciones más elegidas son –entre los varones– “mejorar la formación permanente”. Las profesoras optan por apoyar al profesorado en los conflictos con los padres, respaldar la autoridad, clarificar las funciones del profesorado y las familias y dotar al profesorado de más medios.

Para el ex secretario de Estado de Educación, Alejandro Tiana, “el profesorado y sus organizaciones deben asegurar que los profesionales que entran en la docencia son los mejores y dan la respuesta que se espera de ellos a las demandas sociales”. En cambio, en opinión de este ex alto cargo, “las Administraciones deben proporcionar a los docentes los instrumentos normativos y materiales que les permitan desarrollar su trabajo satisfactoriamente y, además, incentivar la buena práctica”. Por último, atribuye a las familias la responsabilidad de “proporcionar al profesorado el respaldo que necesita en su trabajo cotidiano”.

El propio Tiana, a la hora de concretar sus propuestas señala que le parece “fundamental la introducción de una carrera profesional basada en incentivos acumulables tras una evaluación seria del trabajo realizado”.

En las respuestas al cuestionario destaca la elevada coincidencia en la influencia negativa de los cambios legislativos continuos. Tanto profesores como padres destacan en primer lugar lo negativo que resulta la falta de apoyo de las familias, al discutir las decisiones de los profesores ante los propios hijos.

Otra  influencia negativa es la de la “promoción automática”, elegida como tercera opción. Curiosamente, la “inexistencia de una auténtica carrera docente” sólo es destacada por el 12 por ciento del profesorado y el 19 por ciento de los padres.

En otra consulta realizada por el profesor Jaume Sarramona, el actual sistema de carrera docente fue considerado insuficiente por el 75% de los docentes encuestados. Preguntados acerca de las posibles medidas para mejorarla, las cuatro opciones más elegidas fueron la reducción de horas docentes (41,4%); el aumento de los años sabáticos para formación (37%); los intercambios con docentes de otros países (30,6%)y la posibilidad de acceso a la docencia en etapas superiores (30%).

Los docentes de concertado destacan entre los que piden reducción de horario, mientras que el aumento de años sabáticos es más solicitado por la Pública. La posibilidad de acceso a las etapas superiores es especialmente solicitada por los docentes de Secundaria.

Medidas para mejorar la carrera
Los padres de las escuelas públicas piden vincular la carrera docente con los incentivos ligados a los resultados, “aunque éstos no han de ser exclusivamente académicos”, se añade. Otras respuestas aluden al acceso, formación continua obligatoria, evaluación de la docencia, promoción tanto vertical como horizontal. Por su parte, los propios docentes (arriba) piden reducción horaria.
Carrera docente
"Si las condiciones laborales del profesorado se pueden considerar casi envidiables –señala Jaume Sarramona– teniendo en cuenta el horario real de trabajo, los días laborales efectivos, el margen de autonomía de que gozan, las vacaciones, etc, no ocurre lo mismo cuando se valoran las posibilidades de desarrollo profesional”. La carrera se presenta con “un limitado nivel de desarrollo y muy poco vinculada con la tarea bien hecha, con lo cual los incentivos para el desarrollo profesional han de surgir preferentemente del propio sujeto, de su voluntad personal de superación y de su compromiso”.
Reconocimiento y prestigio social del profesorado
Iniciativas para mejorar el reconocimiento social del profesorado y su prestigio profesional.
  Profesores Padres Alumnos
Elevar y mejorar la formación inicial 12,8 23,9 24,8
Mejorar la formación permanente 22,1 48,2 25,1
Mejorar los sistemas de selección 7,5 15,8 19,8
Ampliar su autonomía profesional 8,7 11,8 13,6
Aumentar los sueldos 16,7 9,3 18,5
Realizar campañas publicitarias en los medios 4,4 6 6,4
Emitir series de TV en que se aprecie el valor de la profesión 4,4 4,5 17,4
Apoyar al profesorado en los conflictos con los padres 28,8
Respaldar la autoridad en conflictos escolares 54,7 4,5 31,8
Primar la estabilidad en los puestos de trabajo 5,5 3,8
Crear un sistema de reconocimientos al trabajo bien hecho 17,3 18,6 29,6
Clarificar las funciones del profesorado y las de los padres 39,1 22,4
Dotar al profesor de más medios para mejorar resultados 18,1 19,6 50,5
Aumentar el nivel de exigencia en los exámenes 3,5 7
Realizar actividades de formación de padres 6,5 4,5 6,9
Trabajar para aumentar la participación de la familia 6,6 7,8 11,9
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