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"Lo más perjudicial será la reducción del horario en Infantil y Primaria"

Giorgetti critica la reducción de horas de clase, puestos de trabajo y presupuesto que pretende la Ley 137 sobre la escuela pública. Y exige que se frene la implantación de la Ley 133 que vaticina como una "privatización de la Universidad".
Martes, 18 de noviembre de 2008
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Autor: Lola GARCÍA-AJOFRÍN

Desde que se conociesen en Italia los planes del gobierno de Berlusconi de recortar el presupuesto para la enseñanza, la Confederación General de Trabajadores de Italia (CGIL), el sindicato mayoritario del país, no ha cesado en su intento de frenar la reforma. Gabriella Giorgetti, portavoz de la Federación de Trabajadores de la Enseñanza, perteneciente al sindicato, hace balance sobre los motivos y efectos que ocasionará el recorte. 

¿Cuál cree que es el objetivo de la reforma educativa que se está llevando a cabo en Italia?

En primer lugar no es correcto hablar de reforma. Las medidas adoptadas por el gobierno sólo servirán para reducir en 8.000 millones el gasto en Educación durante los próximos tres años. Eso no es una reforma. Del dinero ahorrado sólo el 30% se destina a la escuela y, según la ministra de Educación, Mariaestella Gelmini, se utilizará para diferenciar los salarios de los maestros, es decir: más dinero para el mejor.

¿Cómo cree que va a afectar ese recorte económico al desarrollo de la enseñanza pública?
Muy sencillo, con el empobrecimiento de la enseñanza en todos sus niveles. Para lograr su objetivo el gobierno italiano tendrá que reducir puestos de trabajo, en concreto unos 87.000 profesores en los próximos tres años y 43.000 empleos del personal no docente; reducirá el horario lectivo en la escuela, tanto en Infantil como en Primaria, que pasará de las 40 ó 32 horas actuales a la semana a sólo 24 horas, así como en ESO y Bachillerato; y eliminará las pequeñas escuelas que se encuentran principalmente en las zonas de montaña. Pero no sólo eso, otro aspecto de la política educativa del gobierno de Berlusconi es el retorno a la meritocracia. En Italia hay una amplia campaña contra el 68 y contra el daño que haría a la escuela, es decir, permisivismo, promociones fáciles…

¿Cuáles van a ser las consecuencias para la universidad, después de la aprobación el pasado 6 de noviembre del nuevo Decreto 133?

Más recortes. El Fondo de Financiación Ordinaria, ya muy reducido por los gobiernos anteriores –hasta en una tercera parte–, ahora se reduce aún más, al igual que la financiación del Gobierno para los Proyectos de Investigación de Interés Nacional. Al respecto también se producirá una drástica reducción en la contratación del personal docente, técnico y administrativo. Y surge la posibilidad de que las universidades se transformen en empresas privadas, con la privatización de las relaciones laborales, la inyección de activos de la nueva entidad privada y la vaguedad de los órganos de gestión de las universidades. Ninguna garantía de libertad de investigación y el encarecimiento de la universidad por el fuerte aumento de la matrícula en caso de convertirse en fundaciones privadas.

¿Por qué cree que el gobierno ha seguido adelante con esta ley a pesar de la oposición de la mayoría de la opinión pública?
Porque quiere reducir el gasto en bienestar en general, y en enseñanza en particular. Y porque quiere alentar la escuela privada. Pero, sobre todo, porque puede permitirse el lujo de hacerlo porque tiene una mayoría absoluta en ambas cámaras del Parlamento.

De todas las modificaciones, ¿cuál cree que va a ser la que más va a perjudicar a la enseñanza?
Evidentemente la reducción del horario lectivo de Infantil y Primaria. En Italia el horario de 40 horas surgió de la necesidad de ser más respetuosos con el tiempo escolar de aprendizaje de los niños y permitirles que realizasen actividades en las que aprendiesen practicando, como el laboratorio. Pero también es  garrafal que lo que fue una batalla de los profesores más avanzados, que fue la abolición del maestro único en el aula, para introducir más profesores especializados, se retome de nuevo. O la desaparición de las escuelas de montaña; el recorte de dinero para la universidad, que ya de por sí se encontraba muy por debajo de la media de los países de la OCDE; y la moción aprobada por el Parlamento y que insta como “norma” que los estudiantes extranjeros tengan que aprender italiano antes de ir a la escuela.

¿Quiénes considera que serán los más perjudicados?
Los profesores precarios,  sin lugar a duda, que no tienen un lugar fijo y los van renovando año tras año. Éstos se van a ver perjudicados de la reducción de puestos de trabajo. Y también las familias con menos recursos que no pueden permitirse el lujo de pagar cursos privados para enriquecer la educación de sus hijos.

¿Y los más favorecidos?
Las escuelas privadas y la población más rica.

¿Qué proponen ustedes para mejorar la Educación?

Mantener el modelo de Infantil y Primaria, que son sectores que han dado buenos resultados hasta el momento; elevar la Educación obligatoria hasta los 18 años; reducir los itinerarios de la escuela, que ahora se hacen entre los 11 y 14 años y que consideramos muy tempranos; potenciar la educación de los adultos, que todavía en Italia cuenta con dos millones de analfabetos; aumentar los recursos para la escuela; no separar a los inmigrantes del resto; fortalecer la autonomía de las escuelas; y más formación continua para el profesorado.

Una reunión con Berlusconi enfrenta a los sindicatos
Desde el pasado mes de octubre, cuando los italianos conocieron los planes de la ministra de Educación, Mariaestella Gelmini, de poner la Educación del país patas arriaba, la opinión pública, prácticamente en su totalidad y los tres principales sindicatos de Italia, la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores (CSIL) y la Unión Italiana de los Trabajadores (UIL) se opusieron a la reforma con multitudinarias movilizaciones en calles, colegios y universidades de toda Italia.

Pero a la par que crece el descontento entre los estudiantes, –que han extendido las protestas a movilizaciones en diversas ciudades de Europa–, aumentan las divergencias entre las tres principales organizaciones sindicales.

El recorte de horas de clase, puestos de trabajo y presupuesto en miles de millones de euros, que en principio disgustó tanto a las tres organizaciones,ahora parece  haber enfrentado a los responsables de  los sindicatos.

El motivo es una reunión entre Silvio Berlusconi, algunos de sus ministros y los secretarios de CSIL y UIL, Raffaele Bonanni y Luigi Angeletti y la presidenta de la patronal Confindustria, Emma Maregaglia, llevada a cabo en la noche del 11 de noviembre y a la que la principal federación sindical del país, CGIL, no estuvo invitada. Guglielmo Epifani, secretario general de CGIL, calificó como “muy grave” y “sin precedentes” la conversación entre entre el gobierno y los dos sindicatos, que giró en torno a las medidas que pretende el ejecutivo italiano para atenuar la crisis financiara del país. Y que según CGIL demuestran que “el gobierno, no le tiene ningún respeto a sus interlocutores, cuando expresa opiniones diferentes de las suyas”. Habrá que esperar para comprobar quiénes secundan la huelga, convocada por CGIL para el próximo 12 de diciembre en Italia.

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