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"Los jóvenes valoran la disciplina y un profesor que les eduque sin humillar"

El profesor Elzo estudia en su último libro la adolescencia desde el punto de vista del propio sujeto. Desmonta tópicos y ofrece claves para ayudar a los padres y profesores a escuchar a los hijos en un momento en el que faltan referentes.
Martes, 2 de diciembre de 2008
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Autor: Diego FRANCESCH

Este sociólogo vasco de 66 años, catedrático de la Universidad de Deusto, es uno de los mayores estudiosos de la adolescencia, esa “enfermedad” que, como la juventud, se cura con el tiempo. Aunque también es una etapa que se alarga cada vez más: se inicia antes y también se acaba más tarde. En su nuevo libro –La voz de los adolescentes– aborda de nuevo su tema preferido desde la perspectiva del propio sujeto adolescente. Un libro útil para padres, profesores y chicos que pasan por esa etapa de la vida.

Este libro ofrece el perfil del “nuevo adolescente”. ¿Cómo es ese nuevo adolescente?
Yo digo que el nuevo adolescente –que tiene más bienes materiales que nunca– probablemente se encuentre más indefenso ante la vida y la sociedad que nunca.

¿Sigue existiendo eso que se llamaba antes la “brecha generacional”: entre el adolescente y sus padres, el adolescente y el profesor?
Hay una brecha generacional en el sentido de que unos han vivido una experiencia distinta de la de los otros. Sin embargo, la sociedad está cambiando para todos en una serie de elementos que afectan a padres y también a hijos. Como novedad fundamental, los padres y los actuales adolescentes están viviendo una transformación familiar muy grande. La madre ha salido de casa sin que el hombre haya entrado.

¿Qué características presenta el adolescente actual?
No hay un solo perfil. Pero básicamente diría que es una persona que vive el día a día, que se preocupa por lo que pasa en cada momento, que ha sido educado mucho más en los grandes valores teóricos de la solidaridad, de la tolerancia… y muchísimo menos en los valores más instrumentales como la constancia, el trabajo bien hecho, la obediencia. Un joven que recibe una cantidad enorme de información pero que no tiene unos referentes muy claros. Que tiene una enorme capacidad de adaptación pero una gran dificultad para situarse en el mundo, porque tiene que construirse el mundo sin muchos referentes globales.

¿Cómo incide el papel del profesor, por un lado, y el de la madre o el padre por otro para construir esos referentes?
Bueno, el profesor, en este momento, se encuentra con una dificultad enorme porque durante muchos años hubo un principio muy laxista dentro de la Educación, muy permisivo. A los maestros se les ha pedido que resuelvan problemas sociales, que hagan de padres y de maestros y en un clima en el cual tampoco se les ha valorado suficientemente. La escuela ha sido muy criticada y vapuleada. Ha sido objeto de debate político y no ha tenido la suficiente tranquilidad para avanzar.

Y ese laxismo, ¿es también común en algunos padres?
En los padres es evidente que ha habido también un laxismo muy grande. Nosotros hicimos un estudio en el año 2002 donde decíamos que había aproximadamente un 42% de familias españolas que eran laxistas. Y voy a presentar el próximo día 3 de diciembre en Barcelona un estudio donde vengo a decir lo mismo: contamos con una proporción importante de padres que ha delegado la educación, la labor educativa, en la escuela.

Hay muchos padres que dicen que no tienen herramientas para tratar a chicos adolescentes problemáticos.
Los adolescentes problemáticos de verdad –con dificultades de inserción– no pasan del 10%. Otra cosa es un chaval que tenga dificultades de comunicación, que son muchos. Muchas veces los problemáticos son los padres ¿Por qué? Pues porque ellos mismos están viviendo una transformación interna muy grande dentro de la familia: los papeles del padre y la madre están cambiando.

¿Entonces, los adolescentes serían víctimas de esa situación?
Antes yo no utilizaba la palabra víctima, pero sí: son consecuencia de esa situación. Por eso contestaba a tu primera pregunta diciendo que tienen más cosas que nadie y, sin embargo, tienen menos referentes que nunca. La figura del padre está muy poco estudiada en la sociedad actual. Ese padre no tiene modelo. Se está creando una nueva familia. Ya no pensamos en el modelo anterior, no porque sea malo, sino porque es otro. Y puede haber un peligro grave porque algunas madres, en un proceso igualitarista, quieren hacer lo mismo que los hombres; y eso es una catástrofe. Si el padre no tiene modelo y la madre toma como modelo al padre, tenemos un problema. Y es evidente que para la mujer tampoco le sirve el modelo de su madre.

En su libro da la palabra a los propios adolescentes. ¿Qué es lo que escucha?
Básicamente lo que más se escucha es: “ayúdame a ser yo mismo; guíame pero sin empujar, sin cogerme del brazo, sin sujetarme demasiado; dame empujoncitos; estáte ahí discretamente en lo que necesito; pero sobre todo no me dejes solo”.

Drogas, alcohol, sexo… En la adolescencia están vinculados a diversión.
Bueno, eso es un fenómeno que parte de la población adulta con esta división cada vez mayor entre día de trabajo y día de fiesta. La sociedad se ha hecho muy sobria de lunes a jueves y se ha despendolado de viernes a domingo. Desde hace 30 años el consumo de alcohol ha ido subiendo hasta hace dos años. Y quiero creer que ahora estamos en un descenso que espero que se mantenga. Hay una asociación muy clara en una tasa muy grande de jóvenes entre drogas, alcohol y ausencia de límites.

¿Y el sexo?
Las relaciones sexuales suelen estar muy generalizadas, pero existe una minoría de chicos y chicas –más chicas que chicos– de un 20-25%, que dicen que son algo más que la genitalidad y que el sexo debe practicarse en un ámbito de cariño, aunque no necesariamente dentro de un proyecto de futuro. Pero no meramente como la satisfacción de un deseo sexual. Para ellos el sexo es un entorno de amor donde se usa el preservativo por miedo al SIDA y por desconfianza. El hecho de que yo, cuando me entrego en una fusión con una persona del otro sexo necesite poner un preservativo, en esa relación no hay una confianza total. Por eso yo lo he llamado “icono de amor y muerte”.

La pérdida de disciplina, de autoridad, ¿cómo afecta a la escuela?
Es un problema muy serio. Los primeros que deben reconocerlo son los padres, y que los profesores sepan que tienen detrás el respaldo de los padres y no su oposición.

¿Se han encontrado con algún tópico falso en relación con los adolescentes?
Sí, por ejemplo eso de que no tienen valores o que no son personas de fiar.

¿Qué utilidad podría tener su libro para los padres?
No es un recetario ni un libro de autoayuda. He procurado cuidar mucho el lenguaje para que sea de lectura fácil. Mi gran sueño sería que pudiera ayudar a los padres a ser mejores padres y a los profesores a entender un poco más a algunos adolescentes. Y a los propios adolescentes a conocerse a sí mismos y a que se le ofrezca una oportunidad. Estoy más seguro de la tercera parte.

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