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El referéndum constitucional de Venezuela divide a sus estudiantes

El sábado 17 de enero, el presidente de la República bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, ordenó a los cuerpos de policía que “echaran gas del bueno” a los estudiantes manifestantes.
Lola García-AjofrínMartes, 27 de enero de 2009
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El motivo de las protestas estudiantiles era la oposición al referéndum del próximo 15 de febrero que pretende modificar la Carta Magna del país para que un presidente pueda ser reelegido cuantas veces quiera. Y que permitiría a Chávez volver a presentarse en 2013, cuando concluye su actual mandato.

Pero los estudiantes, como todo en Venezuela, también están divididos entre oficialistas y oposición. Y un día después de la manifestación universitaria contra la reelección indefinida, varios centenares de jóvenes, –esta vez simpatizantes del gobierno– volvieron a marchar por Caracas para exponer su “sí a la enmienda y a la revolución”, como expresó el ex ministro de Presidencia, Héctor Rodríguez a la Agencia gubernamental.

Ahora, a pesar de los incidentes, los opositores han vuelto a retar al Gobierno con nuevas movilizaciones. Mientras, se aleja la atención del curso de una Educación que también tiene dos lecturas.

A finales de año el director de la oficina de la Unesco en Quito, Edouard Matoko, durante una visita a la Escuela Lationoamericana de Medicina (Elam), señaló que Venezuela era uno de los países que tenía “más oportunidades de alcanzar los objetivos de Educación Para Todos –acordados para 2015–, si mantenía sus inversiones en este campo”.

Un índice de escolarización cercano al 100% de la población infantil y la inclusión educativa del país, –según Matoko “una de las mayores de América Latina”, fueron la justificación de sus declaraciones.

Estos esperanzadores resultados, según el ministerio, se deben a los efectos de las “misiones educativas” que llevan desarrollándose en el país durante la última década. Entre ellos, los programas Robinson –que desde 1997 luchan contra el analfabetismo en Veezuela– , la Misión Ribas –para recuperar a los estudiantes que dejaron la escuela al terminar la Educación Básica, gracias a becas– y la Misión Sucre –que persigue garantizar la entrada en la Universidad de las clases más desfavorecidas–. Sin embargo, chavistas y oposición tampoco coinciden en la finalidad de estos proyectos.

Luís Rodríguez, columnista del diario venezolano El impulso y con una larga trayectoria periodística en su país, ve otros objetivos en las misiones pedagógicas de Chávez. “Los propósitos educativos del gobierno no son otros que los de cambiar doctrinariamente los comportamientos de los venezolanos”, denunció a MAGISTERIO. Y acusa al equipo del presidente de “tratar de inculcar desde muy temprano una Educación basada en principios marxistas leninistas, donde el Estado marca todas las pautas”. Para este periodista, “las llamadas ‘misiones’ sólo operan como centros de adoctrinamiento comunista para los sectores menos favorecidos”, ya que “sus miembros reciben una subvención gubernamental para ejercer de defensores de la revolución”, añade. Una opinión que diverge, según a quién se pregunte.

Y también las cifras tienen doble significado en Venezuela. El pasado mes de julio el ministro Héctor Navarro manifestaba su orgullo por los resultados de las misiones a la Agencia Bolivariana de Noticias. En concreto destacaba el millón y medio de alfabetizados que se habían conseguido con el método audiovisual cubano “Yo sí puedo”, 36 meses después de su aparición en 2003; los más de 500.000 alfabetizados que se habían beneficiado de la misión Robinson I; los más de 300.000 recuperados de la Educación Primaria en 2007; y el medio millón de jóvenes que se habían incorporado a la Universidad con la Misión Sucre.

Todo un progreso educativo, que tampoco convence a los contrarios a Chávez. Los opositores critican que la motivación de las misiones responde más al deseo del gobierno de conseguir apoyo para el referéndum, que por educar. Y por ello se ha producido un “abultamiento de los resultados”. Así lo indicaba el periodista Gustavo Méndez, del diario venezolano El Universal, que denunciaba en un reportaje de 2007 que “la misión Robinson se enfocó más como un programa político que académico. Y por ello se inflaron los resultados”.

El periodista expone que los datos de Ministerio de Educación y del censo no coinciden. Por ejemplo , en el Estado Vargas, porque “para conseguir ayuda del gobierno había que declararse iletrado” y muchos lo hicieron. Así, entre el 7 de julio de 2003 y el 28 de octubre de ese año, se habrían alfabetizado más de un millón de venezolanos, es decir, 80.135 cada semana y 11.448 al día.

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