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“Es negativo que no esté garantizada la entrada de pedagogos en la Inspección”

Eduardo Soler se ha jubilado después de 40 años en la Inspección de Educación. Desde esta perspectiva reflexiona sobre los problemas actuales de este Cuerpo y los retos a que está sometido tanto en su acceso como en su desarrollo.

Diego FranceschMartes, 27 de octubre de 2009
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Eduardo Soler, en un momento de la entrevista. (Foto: Jorge Zorrilla)

Hace unas semanas se jubiló Eduardo Soler Fiérrez como Inspector central de Ministerio de Educación tras 40 años de ejercicio en la Inspección de Educación. Su nombre es bien conocido en los medios pedagógicos españoles y también en los países de Iberoamérica. Ha publicado mucho sobre Inspección y Supervisión y algunas de sus obras (unos diez libros y más de 50 artículos sobre su temática) son imprescindibles para ejercer con acierto esta profesión, como por ejemplo La visita de inspección, tal vez su libro más conocido, considerado ya como un clásico en este campo.

En una época perteneció al equipo de dirección de esta revista, momento en que se le concedió a MAGISTERIO el Premio Nacional de Periodismo por su línea editorial. Ha colaborado mucho en nuestras páginas. En el momento de su jubilación, MAGISTERIO quiere recoger sus opiniones sobre esta función a la que se ha dedicado con tanta vocación y entrega.

Usted acaba de jubilarse como Inspector de Educación tras muchos años de ejercicio. ¿Cuáles son los cambios más importantes que ha experimentado la Inspección desde el momento en que ingresó hasta ahora?
Es lógico que en 40 años como inspector los cambios hayan sido muchos e importantes y que hayan corrido parejos a los que se han producido en nuestro país. De no haber sido así, la Inspección de Educación hubiera desaparecido. En este tiempo la Inspección ha sufrido y superado muchas pruebas: se ha adaptado a la nueva configuración del Estado, al Estado de las Autonomías, lo que ha hecho que por primer vez en España haya una dependencia regional de la Inspección; se han dictado disposiciones que han modificado funciones, organización, etc.; por ejemplo, se ha introducido como función fundamental la de evaluación de centros, directivos y profesores.

¿Cuáles han sido las aspiraciones que como inspector, a lo largo de su vida profesional se han visto satisfechas y han contribuido a un mejor ejercicio de la profesión?
Tengo que empezar reconociendo que las expectativas profesionales en cualquier profesión se hallan siempre lejos de estar plenamente satisfechas. Siempre aspiramos a mejor. Desde luego ha habido conquistas importantes que hacen que la profesión se pueda ejercer ahora con mayor comodidad que cuando yo empecé.

 


¿Por ejemplo?

Por ejemplo, el hecho de que hoy los inspectores sean considerados autoridad pública. Esto hace mucho más cómodo su trabajo y es algo decisivo en ciertas actuaciones. Las plantillas han aumentado considerablemente, lo que permite una mayor dedicación a los centros y que las visitas puedan hacerse con más frecuencia.

¿Qué ha supuesto la creación de un Cuerpo único de inspectores?
La unificación en un solo Cuerpo supone mayor riqueza por las aportaciones que llegan desde puntos de vista y formaciones diferentes, y hace también que el sistema educativo pueda ser considerado en su unidad y no separándolo en compartimentos aislados unos de otros.

¿Cuáles son los problemas que ve en la Inspección de este momento?
Pese a lo dicho como contestación a su pregunta anterior, todavía hay algunas cosas que convendría corregir.

¿Habría que mejorar la formación inicial de los inspectores?
Por lo que respecta a la preparación de los inspectores siento que la formación pedagógica haya perdido valor, cuando, si en algo tiene que ser especialista el inspector es en Educación. En este momento, no está garantizada la entrada de pedagogos en la Inspección, lo que realmente parece sorprendente y se está empezando a sentir como algo negativo.

¿Está de acuerdo en que siga siendo un Cuerpo restringido?
Habría también que poner en situación de poder ejercer la Inspección a los profesores que están en la enseñanza Privada. El que para poder opositar a Inspección sea requisito el pertenecer a un Cuerpo docente hace que casi la mitad de los profesores que ejercen en nuestro sistema educativo no se encuentren en condiciones de poder acceder a este Cuerpo, lo que resulta claramente discriminatorio para ellos. Es el único caso éste en el que para optar a un Cuerpo haya que pertenecer a otro.

¿Cree que la Inspección Central ejerce las funciones que le corresponden o está mediatizada por las inspección autonómicas?
La Inspección Central, organismo que acabo de dejar, vive ahora unos momentos difíciles, pues sus retribuciones son inferiores a las de la Inspección de cualquier comunidad autonómica. Esto es injusto. Por otra parte necesitaría fijar una plantilla de profesionales que estén en condiciones de afrontar los retos de un trabajo tan exigente, por lo que se hace necesario que sus plazas salieran a concurso-oposición como las de otra plantilla cualquiera.

¿Qué sabor de boca le ha dejado su profesión?
El ejercicio de la Inspección puede llenar una vida, en mi caso ha sido así. Los recuerdos positivos hacen que los negativos hayan pasado el umbral del olvido. He tenido mucha suerte con los jefes que he ido conociendo en estos 40 años. Además mi actividad intelectual ha estado muy condicionada por los problemas profesionales y esto ha hecho que investigue (dediqué mi tesis doctoral a su estudio) y haya publicado unos cuantos libros.

Usted también se ha dedicado a la formación de inspectores.
Sí, el ehecho de que haya estado encargado de la formación y actualización de inspectores me ha proporcionado la ocasión de conectar con los colegas más preparados y prestigiosos tanto de España como de América. He impulsado el trabajo de investigación y las publicaciones en este campo ahí están; en estos años se han multiplicado los estudios, los libros y los artículos. Todo esto me ha proporcionado una motivación constante y me ha exigido estar al día.

En estos momentos he dejado un equipo de compañeros de los que me ha costado trabajo separarme y a un jefe, el subdirector general adjunto para la Inspección, cuya entrega y eficacia es ejemplo para todos. Está ahora esta Inspección en muy buenas manos.

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