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Los niños más conflictivos surgen de familias adineradas y ‘progresistas’

Un estudio rompe mitos y advierte del peligro de no atender a los hijos
Noelia RamírezMartes, 15 de diciembre de 2009
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Colarse en el metro, destrozar mobiliario urbano o robar en grandes almacenes. Tres ejemplos de gamberrismo a cuyos artífices se suele asociar la imagen de un joven conflictivo, hijo de una familia desestructurada y sin recursos.

Nada más lejos de la realidad. Las 1.061 encuestas que ha realizado la Fundación Bofill a familias catalanas con hijos de entre 7 y 12 años, y otras 1.189 al profesorado, alejan del imaginario estos mitos y ponen sobre la mesa una realidad latente. La “falta de supervisión” de los padres es la variable más relevante en las conductas antisociales, según el estudio Modelos educativos familiares de Cataluña coordinado por el catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto, Javier Elzo y desarrollado por la Fundación Bofill.

Los más conflictivos, según el texto, proceden en su mayoría de familias de alto poder adquisitivo y cultural. En éstas, los padres desatienden a los hijos y delegan la Educación y la transmisión de valores a la escuela, cursos extraescolares, servicio doméstico u otros familiares. Son progenitores con una vida social activa y con éxito profesional.
“No es cierto que los niños conflictivos procedan especialmente de familias monoparentales, madres trabajadoras, padres separados u otros modelos diferentes al tradicional”, defiende el coordinador.

Para desarrollar el estudio, Elzo ha divido las familias en cuatro tipos. Por un lado se encuentra la familia progresista extravertida, –que en el estudio representa el 23,3% de los casos–. Este núcleo se caracteriza por una “fuerte desimplicación de los padres”, un ideario progresista, –rechazan la pena de muerte, defensores del aborto y la legalización de la marihuana–, un estilo de vida que rechaza el castigo corporal y poco clima afectivo familiar, es decir, pocas muestras de afecto entre sus miembros. Esta tipología tiene, además, un nivel económico y cultural alto. “En este entorno es fácil encontrar padres que tienen una vida social activa y que dan más importancia a su promoción personal que a la familia, por lo que suelen desatender a los hijos”, explica Elzo.

Padres “desbordados”
Otro grupo en el que aparecen conductas antisociales en los niños y preadolescentes es el de las familias “conflictivas”, que en el estudio representa al 15,2%. Según el texto, éstas tienen un nivel adquisitivo y cultural bajo y los padres “están desbordados”, aunque intentan controlar la Educación de sus hijos lo máximo posible. Es en estas familias donde hay conflictos por todo: por los amigos de los hijos, las horas de llegada, los estudios, respuestas irrespetuosas, etc.

Elzo defiende que este tipo de núcleos son los que más ayudas requieren de las administraciones públicas porque “quieren educar bien a sus hijos, pero no pueden por falta de tiempo o formación”. Aquí los progenitores se encuentran con “poca confianza” en sí mismos y viven “angustiados” y “superados” por la Educación de sus hijos.

Al otro extremo de la balanza están las familias más cohesionadas. Son las que el estudio denomina “convivenciales-harmónicas”, que representan el 31,8 % del total de las encuestas. El documento indica que son las que tienen valores más positivos: mejor clima familiar y mejor relación con el centro docente. Son los padres que aplican castigos correctivos, los más religiosos y los que más conformes están con la Educación que sus hijos reciben en los centros educativos. Tienen un sentido educativo “positivo” y no tienen necesidad de controlar. Casualmente, es el núcleo que alberga también la máxima presencia de inmigrantes extranjeros (20 % del total).

En el margen de las conductas prosociales y las antisociales se encuentra el último modelo familiar que ha analizado la Fundación Bofill: la familia “conservadora introvertida familista”, que representa al 30,5% del total.

Es una tipología muy “familista”, muy centrada en el núcleo que hará todo lo posible para ayudar a los suyos –el estudio lo ejemplifica con los padres que llegan a falsear la matrícula para conseguir plaza en el centro escolar que desean–.

En líneas generales, el ideario familiar se centra en un rechazo al aborto libre y a la legalización de la marihuana y una defensa de más “mano dura” y “represión” ante el crimen. Los progenitores están “contentos” con la Educación de sus hijos y en casa no hay conflicto ni normas, ya que se presuponen. En síntesis, una familia “media” con los valores de “siempre”: discreción ante las normas y autoridad dentro y fuera de la familia.

Conclusiones del informe
El estudio concluye que la familia “ha demostrado tener un papel clave en relación a la conducta antisocial o prosocial” de sus hijos. Un factor imprescindible para borrar del imaginario colectivo las teorías que defienden que la Educación de los hijos, y su conducta personal,es proporcional y se evalúa en relación al trato que reciben en la escuela.

Del texto se sobrentiende que los padres tienen una visión ampliada de sí mismos. Las puntuaciones de los progenitores y el profesorado van en la misma dirección, pero cuando hay diferencias, son más positivas por parte de los padres, con independencia del núcleo al que pertenezcan.

En todos los casos, el hijo o hija percibe menor implicación del padre que de la madre en las actividades vinculadas con ellos. Además, los hijos hacen una valoración menor de la implicación de sus progenitores, que la que dicen éstos que tienen.

Para que un preadolescente adquiera posturas conflictivas, los principales factores que le influirán serán la falta de supervisión parental, las discusiones entre padres e hijos y el estilo educativo familiar. ¿La combinación más adecuada? El texto defiende que las familias que “permiten la expresión de sentimientos y opiniones” y que refuerzan los comportamientos correctos.

Las claves

–Tipologías
Para desarrollar el estudio, Elzo ha dividido las familias en cuatro tipos: progresista-extravertida, conservadora-introvertida, conflictiva y convivencial-ármonica.

–Los más antisociales
El texto defiende que los hijos más conflictivos provienen del núcleo progresista. Los padres desatienden a sus hijos y delegan su Educación en favor de su vida social y el éxito profesional.

–Los más normativos
El estudio asegura que son los hijos que pertenecen al grupo convivencial-harmónico. Familias religiosas, que ayudan al prójimo y que no tienen vergüenza de mostrar sus sentimientos. Son familias normativas.

–Notable
Es la nota de la Educación de los hijos en Cataluña. La conducta de éstos depende más del clima que de la estructura familiar.

–Inmigración
Destaca la integración de los inmigrantes. Los extranjeros forman parte en mayor medida de las familias armónicas que de las conflictivas.

–Implicación
Los hijos perciben una menor implicación de los padres que de las madres en su Educación. En líneas generales, tienen una valoración menor de sus padres que la que éstos hacen de ellos mismos.

–Cohesión
Para lograr un buen clima familiar, Elzo aconseja que los padres permitan a sus hijos expresar sus sentimientos y que acaten sus normas.

–Destrozar mitos
El informe advierte de que “nos hemos de alejar de afirmaciones que enfatizan que la incorporación de la mujer al mundo laboral o las familias monoparentales son elementos explicativos de los problemas educativos en el interior de las familias”.

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