De Castro cierra la etapa más convulsa al frente de FERE

Supongo –y espero– que mis amigos de FERE no se molestarán si digo que los últimos ocho años de la institución han sido de los más convulsos que se recuerdan. Tampoco creo que se molesten si digo que la personalidad de Manuel de Castro y de buena parte de su equipo (“los abogados”) han contribuido –sería necio negarlo– a generar debate, polémica e, incluso, sano conflicto. Incluso pienso que no se deberían molestar si digo que se han metido en algunos jardines por no explicar bien las cosas, como ocurrió con Ciudadanía o con la negociación de la LOE con el Ministerio. Pero no toca hoy saldar cuentas. El propio De Castro se despedía la semana pasada admitiendo que han sido años “intensos, apasionantes y no exentos de dificultades, en los que se apostó de manera muy clara por la independencia política y por agotar todas las posibilidades de diálogo y acuerdo”.

FERE, Manuel de Castro, el posibilismo en estado puro. La estrategia de “los derechos no se negocian” frente a la estrategia de “agotar todas las posibilidades de diálogo”. La estrategia del frente común frente a la estrategia de la independencia política. Son estos malos tiempos para los no alineados y tal vez también por eso.

Será discutible la estrategia, lo que en todo caso pienso que es del todo inadmisible es el linchamiento al que ha sido sometida la institución (particularmente en la persona de Manuel de Castro) en diversos momentos de estos últimos ocho años. El tiempo pone a cada uno en su sitio. Manuel de Castro se va por la puerta grande, dejando una FERE más fuerte y unida. ¿Y los otros? El comunicador se quedó sin su programa y determinados movimientos cívicos (sic) han quedado aislados del resto por su radicalismo y por sus indisimuladas pretensiones políticas.

Vaya desde esta publicación, mi recuerdo y mi aprecio personal por Manuel de Castro.