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El Pacto educativo sobre el tejado del PSOE

José Mª de MoyaMartes, 5 de enero de 2010
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A medida que se van sabiendo cosas se evidencia lo que pronosticamos hace semanas. Gabilondo tiene al adversario en casa, en las propias filas del partido socialista, porque tiene la difícil tarea de convencer a los suyos de dos cosas: primera, que el sistema educativo actual ha fracasado; y segunda, que hay que cambiar de modelo.

Tras la reunión de estas Navidades entre Gobierno y PP para sentar las bases del Pacto, muchos tuvimos la impresión –más allá de la buena sintonía– de que Cospedal salió mucho más entera y segura que Gabilondo. Cospedal quiere y puede, Gabilondo quiere pero no sabe si podrá. Pero, ¿qué le impide lograr que el PSOE le dé paso para acometer el cambio de modelo educativo que demanda el PP y en la actualidad la mayor parte de la sociedad?
A estas alturas pocas razones de índole educativo, pedagógico, económico, etc. se pueden esgrimir para seguir defendiendo el espíritu de la Logse. Hay que echar mano del inevitable factor humano y del inconfesable factor político. Igual que en un juicio no se puede obligar a nadie a testificar contra un familiar por mucho que se trate de un testigo clave, tampoco se puede obligar a quienes fueron ‘padres’ de la Logse a que declaren en su contra. Y nadie les obligaría si no fuera porque muchos de ellos siguen ahí ocupando puestos de responsabilidad en el Ministerio o en sus aledaños. Cuando uno les escucha, su discurso nada tiene que ver con el del ministro, que pone los acentos en conceptos como flexibilidad, excelencia, exigencia, calidad, esfuerzo, disciplina, etc. ¿El logsista nostálgico rechaza todo esto? No se atreve, pero los acentos no los pone ahí… Y más allá de quienes fueron muñidores de aquella filosofía, también están los que han sido fieles seguidores durante tantos años y que también siguen mandando. ¿Se les puede pedir que asistan impasibles al derribo?
En cuanto al factor político, el Gobierno tiene la difícil papeleta de acometer un cambio de modelo sin que parezca que se van a rectificar errores del pasado. Rectificar, reconocer errores, son términos que no existen en el diccionario político. Pero es que, en este caso, es cierto que el voto de izquierdas más dogmático no entendería cómo se dinamita, ante sus narices, una de las pocas señas de identidad de la política social del PSOE.

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