“Los gobiernos utilizan a su antojo las evaluaciones, sin apreciar que son parciales”

Antiguo docente en Holanda, Fred van Leeuwen fue nombrado secretario general en el congreso constituyente de la Internacional de la Educación (IE) celebrado en enero de 1993, y reelegido en los congresos siguientes. La IE cuenta ahora con 348 organizaciones afiliadas que representan a más de 29 millones de docentes en 166 países. Engloba por tanto al 90% de los sindicatos educativos de todo el planeta, con un espectro ideológico que abarca desde la extrema izquierda hasta el centro derecha.

¿Cree que la evaluación lleva a la calidad de la enseñanza? Aquí en España, desde muchas instancias, se considera un elemento clave.
La evaluación es necesaria, pero no es el remedio milagroso para mejorar la calidad. La evaluación tiene que ser parte de los procesos educativos, pero el problema es que algunos gobiernos quieren introducir pruebas estandarizadas para tener un mejor perfil de los niveles logrados por los estudiantes. Por supuesto que nosotros no apoyamos ese tipo de pruebas que se realizan con el propósito de establecer un ranking de colegios. En Reino Unido, Australia y en Estados Unidos, por ejemplo, los gobiernos están intentado introducir este mecanismo en el sector educativo con el argumento de que los padres quieren saber cuáles son las buenos colegios y cuáles los malos.

¿Cree que no es bueno que los colegios compitan?
Por ejemplo, hemos visto a algunos gobiernos que en cuanto han salido a la luz los resultados de PISA, los han usado políticamente de una manera muy inadecuada. Aquí en España recuerdo cuando se publicaron los resultados de las pruebas PISA que a algunos políticos no les gustaron y se pronunciaron inmediatamente diciendo: “ah, tenemos malos profesores y las escuelas no están haciéndolo bien”.

¿Entonces tampoco considera adecuado que las familias conozcan cuáles son las mejores o peores escuelas?
Creo que el modo en el que trabajan las escuelas debe ser transparente. Es fundamental. El problema viene cuando los países empiezan a hacer rankings de las escuelas. Esto lleva a una competición perjudicial para el sistema educativo. Además, en muchos casos las malas escuelas son aquellas que tienen niños pobres, o acogen a más niños inmigrantes.

Pero supongo que habrá algunos puntos concretos de un buen colegio que no tengan que ver con el nivel sociocultural del entorno y que se puedan aprovechar para el resto de los colegios.
Por supuesto. Como ya he dicho, nosotros no somos contrarios a medir los procesos educativos. La pregunta es ¿qué usas? y ¿cómo utilizas esa información? Además, medir los logros de las escuelas es muy difícil. Porque existe una parte fácil que consiste en medir, por ejemplo, el nivel de Matemáticas. Pero ¿cómo mides la felicidad de los estudiantes? ¿Cómo mides la importancia social de la Educación? Es muy difícil medir aspectos como la felicidad de los alumnos o cómo se da importancia a las relaciones sociales, a la convivencia. Quiero decir, hay muchos elementos que no son medibles, así que el peligro está en declarar la evaluación en Matemáticas como lo más importante, ya que no se trata de una medida de calidad completa. En cualquier caso sería una evaluación parcial y además se está desprestigiando el trabajo de las escuelas.

Entonces, ¿cuál es la alternativa? ¿Qué es lo que habría que medir?
Yo creo que habría que preguntarse más qué no se mide además de qué se está midiendo. Los gobiernos están utilizando a su antojo las consecuencias de las evaluaciones sin considerar que los resultados siempre son parciales. ¿Por qué se mide en la evaluación las Matemáticas y no el grado de felicidad de los alumnos? ¿Por qué no se mide el grado de integración de los alumnos? ¿Por qué se mide la comprensión lectora y no la expresión? Porque, en este último caso, ¿es que queremos alumnos pasivos o alumnos que realmente sepan expresarse y defenderse verbalmente?

También me gustaría preguntarle sobre la autoridad del profesorado. ¿Qué opina acerca de legislar a favor de conceder ese reconocimiento?
Los profesores son educadores, no policías. Así que no me está entusiasmando mucho escuchar estas propuestas en España. Por supuesto estoy a favor de proteger a los profesores contra los niños y los padres que quieran agredirles, pero el respeto no es algo que se pueda legislar. Es mejor crear un buen ambiente en los colegios para evitar que los padres ataquen a los profesores o que los alumnos se vuelvan violentos. No es una cuestión de hacer leyes para conseguir que un profesor sea más respetado, sino que hay que plantearse cómo mejorar las circunstancias de los centros para que no se produzcan este tipo de situaciones.

¿Qué es lo más importante que debe contener una carrera docente motivadora para los docentes? ¿Es muy importante incluir una buena retribución en esa carrera?
Obviamente la remuneración de los profesores es importante para nosotros en términos generales. Pero es necesario saber que los salarios de los profesores son relativamente bajos, comparados con los del sector privado. Pero los sueldos no son necesariamente el tema principal en términos de condiciones laborales, ya que los profesores suelen estar contentos con su salario en la mayoría de los países. Pero empezar a dar clase con 22 ó 23 años y retirarte a los 65 haciendo siempre lo mismo no es una propuesta atractiva para mucha gente joven que quiere empezar en el mundo de la docencia. Por eso es importante que los profesores tengan posibilidad durante su carrera de acceder a una formación adicional que les proporcione mejor adaptación como educador. Esto complementa la oferta. No sólo es el salario lo que hay que tener en cuenta, sino también que la carrera no sea vista como monótona y que no aporte nada emocionante.

En relación con la carrera docente, ¿qué piensa acerca de incluir en ella la evaluación a los profesores?
La evaluación de un profesor es un tema complicado. Es la misma pregunta que hemos discutido antes. ¿Cómo puedes medir el rendimiento de un profesor? De nuevo, nosotros no estamos en contra de la evaluación, ya que pensamos que todo el mundo debe actuar en función de sus circunstancias. Pero de forma que también les sirva a ellos mismos para promocionar, para saber si están realizando bien su trabajo, y no les afecte negativamente ni les perjudique.