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Urge poner a dieta a nuestra Administración educativa

José Mª de MoyaMartes, 25 de mayo de 2010
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C on la misma contundencia con la que en otras ocasiones hemos dicho que el salario de los docentes no se encuentra entre los principales problemas de nuestra Educación, hoy tenemos que decir que la bajada salarial a los funcionarios docentes es injusta. A pesar de la mala fama del funcionario de ‘forges’, del “vuelva usted mañana”, etc. la gente no ve con buenos ojos que se recorte el sueldo a determinados empleados públicos, a otros sí. Según la encuesta de Gabinete de Análisis Demoscópicos para MAGISTERIO que publicamos la semana pasada, más del 70% está en contra de que se baje el sueldo a los profesores. Porcentajes similares encontramos cuando se trata de soldados en misión de paz (73%), Protección Civil (74%) o médicos y enfermeras (75%). Cuando se pregunta por los bomberos, la apoteosis supera el 80% de fans incondicionales. Otra cosa son los jueces y fiscales, para los que el 67% no vería mal un suave tajo en la nómina.

Por tanto, primera conclusión, una cosa es la imagen denostada del funcionario de ventanilla y otra la imagen del funcionario que cada mañana presta un servicio –en algunos casos impagable– a la sociedad. Por eso, cuando se pregunta por el funcionario en general, al 54% le parece bien que se les baje el sueldo, frente al 35% .

Segunda. La gente no ve bien el recorte a determinados funcionarios pero estarían encantados (91%) en que se redujera el número de altos cargos y en que se redujera el gasto público (81%). Antes de que se iniciara en el 83 el proceso de traspaso de competencias, en este país había una decena de directores generales en el Ministerio, actualmente cuento 94 directores generales repartidos por la comunidades. Por no hablar de consejos escolares autonómicos, institutos de evaluación… y demás organismos con placa en la puerta.

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