El desafecto sindical marca las elecciones en la Pública

No he encontrado ningún indicador fiable de la “tasa de cariño sindical” pero sospecho que debemos estar bajitos. Aparte –o en parte– de que un nutrido grupo de medios se están encargando de caldear el ambiente, lo cierto es que reina la desafección por quienes deberían velar por nuestros derechos y a menudo los vemos “a otras cosas”.

Los políticos lo saben –Esperanza lo sabe– y por eso todos sacamos pecho. En otras circunstancias a ver quién hubiera sido el valiente. Hasta los sindicatos son conscientes de la tendencia bajista del valor sindical y procuran ponerse de perfil. Por ejemplo, los sindicatos profesionales están obsesionados con que no se le vaya a confundir con los otros –CC OO y FETE– que son los apestados de esta película. ANPE, CSIF y compañía dicen que ellos son sindicatos de servicios –puros y castos–, sin pretensiones ni servidumbres políticas. Olé para el representante de CSIF que reconoció ante las cámaras que era probable que sobrasen liberados. Le temblaba la voz.

Desde hace años venimos advirtiendo desde estas páginas dos errores que ahora les están pasando factura. Primero, haberse metido en política y en guerras ideológicas que no les eran propias. Segundo, haberse centrado en la defensa de los derechos materiales del profesorado y haber desatendido aspectos más trascendentes de su actividad profesional, como el prestigio social, la autoridad, la motivación, etc.