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Informe McKinsey: La mejor inversión educativa, unos profesores excelentes

Rodrigo SantodomingoMiércoles, 17 de noviembre de 2010
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Mal pagada, poco reconocida, sin posibilidades de crecimiento profesional y sujeta a pésimas condiciones laborales. Según el último informe sobre Educación de la consultora McKinsey, así perciben la docencia los mejores universitarios de EEUU. Tentada la mayoría de ellos por otros sectores con perspectivas más atractivas, sólo un puñado de idealistas vocacionales terminan optando por la enseñanza. Y “sin profesores especialmente talentosos”, asegura el estudio, “ningún sistema educativo ha conseguido destacar a nivel mundial”.

Atraer y retener a los mejores hacia la docencia no ignora que las aulas de EEUU plantean dificultades inéditas en Finlandia, Corea del Sur y Singapur, los países que presenta como modelos globales en cuanto a excelencia académica y (no por casualidad) a la hora de crear cuerpos docentes de élite. Pero insiste en que contar con profesores brillantes supone un primer paso hacia el éxito educativo duradero. Y advierte que la contratación de nuevos docentes camina en la dirección opuesta, sobre todo en los colegios conflictivos. No en vano, los autores reproducen un dicho popular que se hace eco de esta realidad en EEUU: “El que vale, vale; el que no, enseña”.

Los salarios son decisivos
El informe desglosa los resultados de una encuesta sobre cómo perciben la enseñanza los denominados top-third students, el tercio de universitarios con calificaciones más altas. Sólo un 9% aseguró querer dedicarse a la docencia, y McKinsey quiso saber qué disuade al 91% restante de las aulas y qué tendría que cambiar para que otros también contemplaran la enseñanza como primera opción profesional.

Veamos qué ocurriría al introducir cambios hipotéticos que no abordan la cuestión estrictamente salarial, sin duda la más decisiva para los encuestados. En la actualidad, sólo el 14% de los nuevos profesores en distritos escolares desfavorecidos son top-third. Dicha cifra podría triplicarse si la formación docente fuera gratuita, aumentaran las oportunidades de desarrollo profesional, se garantizara la seguridad en la escuela y se recompensase con bonificaciones extra a los mejores profesores. Si además de todo esto los profesores estadounidenses cobraran lo mismo que sus homólogos de Corea del Sur, un 68% de los docentes novatos en las escuelas del gueto serían top-third.

El esfuerzo económico de estas reformas, reconocen los autores, “puede parecer prohibitivo”. Por ello plantean medidas como disminuir el gasto administrativo (muy alto en EEUU) o aumentar las ratios. Aunque, en última instancia, recomiendan a las autoridades revisar otro informe publicado por la consultora en 2009 que cifra en un mínimo de 310.000 millones de dólares al año el coste de las deficiencias educativas de la superpotencia.

CÓMO ATRAER A LOS MEJORES
Los tres países que McKinsey considera como el ejemplo a seguir en la captación de excelentes profesores comparten algunas características.

  • Sistema de acceso muy selectivo

Sólo una pequeña parte de los jóvenes que solicitan formarse como profesores son aceptados. Como contrapartida, aquéllos que lo logran suelen tener un puesto de trabajo garantizado para toda la vida.

  • Respeto y prestigio

Los docentes gozan de gran prestigio y el conjunto de la sociedad reconoce su enorme contribución.

  • Ambiente de trabajo profesional

Existen diversas vías para desarrollarse profesionalmente y muchas facilidades para seguir formándose.

  • Buenos salarios

Corea del Sur y Singapur pagan a sus profesores muy por encima de la media OCDE. Finlandia sería la excepción, aunque allí las diferencias salariales son poco acusadas.

COREA DEL SUR: LOS MEJORES SALARIOS DEL MUNDO
“No pises la sombra de un profesor”, advierte un proverbio coreano, lo que da idea del profundo respeto que inspira la profesión docente en el país asiático. Para enseñar en Primaria, los recién titulados en Bachillerato deben solicitar su ingreso en alguna de las 12 universidades públicas que ofertan la carrera de Magisterio. Sólo consigue plaza un 5%, pero el esfuerzo valdrá la pena, al menos en términos monetarios. Cuando emprenden su aventura en las aulas, los profesores surcoreanos ya cobran casi un 30% más que el Producto Interior Bruto (PIB) per capita (la media OCDE es de un 20% menos respecto al mismo indicador). Si a lo largo de su trayectoria profesional logran alcanzar el salario máximo, habrán triplicado el PIB per capita, lo que convierte a Corea del Sur en el estado que mejor paga a sus docentes. Según McKinsey, tan elevadas remuneraciones responden a una estrategia orquestada para atraer a profesionales brillantes y ambiciosos hacia la docencia, pero no hay que olvidar que tales sueldos –equivalentes a los de médicos e ingenieros– son en buena medida posibles gracias a una ratio aproximada de 35 alumnos por clase, muy por encima de la media en el mundo desarrollado. Puesto que las plazas de profesor tienen carácter vitalicio, el Gobierno ha lanzado en los últimos años un programa de incentivos con el fin de evitar que la motivación de los docentes se adormezca al tener garantizado el puesto.

FINLANDIA: SÓLO LLEGA UNO DE CADA DIEZ CANDIDATOS
Ser profesor en Finlandia supone un desafío pleno de esfuerzo y todo tipo de filtros que garantizan que sólo los jóvenes más aptos para asumir tan alta responsabilidad llegarán a pisar las aulas. Para acceder a las facultades de Educación, los aspirantes (casi todos entre el 20% con mejores calificaciones en Secundaria) realizan un examen con ocho preguntas sobre temas generales. Si lo pasan, les espera otra prueba a partir de una lectura sobre cuestiones educativas y una redacción en la que explican su predilección por la docencia. Los que aprueban son entonces entrevistados para evaluar cuestiones como sus capacidades comunicativas o su inteligencia emocional. También participan en un simulacro de clase real en el que se les observa cuidadosamente como si de un ensayo clínico se tratase. Sólo llegan victoriosos al final del camino uno de cada diez candidatos. Curiosamente, el país escandinavo no atrapa a los más brillantes para engrosar su cuerpo docente con el reclamo del bolsillo: los salarios son modestos y no existen bonificaciones según rendimiento. Se trata de pura vocación y prestigio social, a lo que hay que añadir la certeza de que podrán ejercer su labor con enorme libertad. Los profesores se evalúan a sí mismos y gozan de una gran autonomía para alcanzar los fines que marca el currículo nacional sirviéndose de los medios que consideren más adecuados.

SINGAPUR: SE EVALÚA EL RENDIMIENTO Y EL COMPROMISO
Los profesores novatos de Singapur cobran un salario aceptable aunque ni mucho menos espectacular en comparación con el de otros titulados universitarios, pero esto es sólo el comienzo. A lo largo de su carrera, podrán gozar de un complejo sistema de bonificaciones, aumentos y promociones pensado para disuadirles de colgar la tiza y probar suerte en otros sectores. Existen incrementos más o menos fijos, si bien la cuantía de sus mejoras salariales depende ante todo del rendimiento y compromiso según los criterios establecidos por un riguroso modelo de evaluación. Más aún, los docentes singapurenses tienen ante sí tres posibles caminos por los que transitar: liderazgo (dirigir centros o grupos de centros), enseñanza pura y dura, y especialización (en elaboración de currículos, técnicas de evaluación, etc). Los tres permiten crecer profesionalmente gracias a 100 horas de formación pagadas al año. Antes, para acceder a la función docente, los profesores en potencia deben sortear duras pruebas que dejan en el camino a siete de cada ocho aspirantes. La excelencia académica es un requisito sine qua non, aunque antes de enfrentarse a una clase en Singapur también habrá que demostrar que se poseen las habilidades pedagógicas necesarias.

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