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Don Quijote llega al aula de Infantil

Esta práctica educativa se llevó a cabo en la etapa de Infantil en el CEIP “San Pablo” de Málaga, donde los actores principales de la acción fueron  los niños y niñas de 5 años y sus padres.

Martes, 17 de mayo de 2011
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Los objetivos inmediatos que se pretendían eran:

• Desarrollar una secuencia didáctica donde toda la comunidad educativa participara y disfrutara.

• Hacer a las familias partícipes y coprotagonistas en todo momento del desarrollo del proyecto.

• Acercar al alumnado a la figura entrañable de Don Quijote como obra cumbre de la literatura y de los valores transmitidos en cada uno de sus personajes y relaciones.

• Conocer el entorno natural  de Castilla-La Mancha.

• Promover el desarrollo de la responsabilidad y la autonomía entre los escolares.

• Iniciar a los estudiantes en el trabajo cooperativo.

• Desarrollar actitudes, hábitos, normas de convivencia y autonomía personal.

• Hacer extensible la práctica al entorno inmediato.La idea que motivó este proyecto fue, en la medida de lo posible, viajar en el tiempo a la época de nuestro protagonista para adentrarnos en ella e intentar acercar al alumnado al mundo de nuestro carismático hidalgo, así como hacerle comprobar que se podía, y se puede, vivir utilizando un lenguaje,  ropas, mobiliario, transporte, utensilios, aromas… diferentes a los que actualmente empleamos.

Primeros pasos
Se pretendía que cuando se entrara en La Posada de Don Quijote un ambiente cervantino envolviera todos los sentidos.

Uno de los objetivos era abarcar los máximos canales de información: oído, vista, olfato, tacto y gusto, para facilitar el aprendizaje. En concreto, se pretendía acercar a los escolares a la vida cotidiana de la España del siglo XVI, siendo la comida el eje central de la iniciativa.

Para ello, los padres mostraron su habilidad y construyeron el mobiliario. Pidieron prestados en los comercios de la zona objetos reales que facilitaran el acercamiento como  tinajas, un lebrillo o un arado. Reprodujimos también, teniendo en cuenta las limitaciones, la posada donde los caballeros y sus damas podían parar para tomar un refrigerio o descansar y, en nuestro caso, para realizar, además, algunas actividades dentro de ella como compartir un desayuno manchego o pasar por el pasillo de los aromas, donde las hojas de laurel, tomillo, romero y  hierbabuena invadían nuestro olfato y jugábamos con los ojos tapados a identificarlas.

Literatura de Cervantes
Fuera de la posada trabajamos con los alumnos el texto cervantino.Teniendo en cuenta que tanto las historias que se narran como el léxico empleado está fuera del entorno vivencial de los niños,  planifiqué una serie de actividades que acercaran dicho vocabulario y seleccioné, para iniciarnos en la lectura, los capítulos de la novela que consideré más interesantes para su motivación. Así, comencé por el capítulo I, donde se nombra caballero a Don Quijote de la Mancha.

Algunas de las actividades que se realizaron en el aula a partir de estos episodios de Cervantes fueron:

• Cada día se leía una parte de El Quijote adaptado e ilustrado –las editoriales ofrecen esta versión infantil–. Así, se pretendía que el alumno descubriese refranes, frases hechas, palabras diferentes…, que se contrastaban con las expresiones cotidianas.

• Intentamos imaginar cómo acabaría el capítulo antes de leerlo y formulamos hipótesis sobre lo que diría tal o cual personaje, y determinamos qué hubiera ocurrido si se hubiese cambiado alguna parte de la trama. Todas las opciones que el alumnado daba tenían que ser argumentadas.

• Elaboramos un diccionario con las palabras que íbamos descubriendo.

• Se creó un pequeño dossier donde los alumnos reproducían lo que más les había gustado o disgustado de la lectura, su personaje favorito y su opinión personal sobre la experiencia, para llevarlo a casa y compartirlo con su familia. Los gigantes molinos de viento y el manteo de Sancho Panza fueron los más elegidos. Lo más sorprendente fue ver que no solo los niños trabajaron en diferentes agrupaciones y con un aprendizaje cooperativo, sino que la colaboración entre las familias y el colegio  fue al 100%.

En la evaluación del proyecto se reconoció con especial ahínco la ilusión y dedicación de toda la comunidad educativa. Esta iniciativa me ofreció la oportunidad de vivir y comprobar cómo la escuela puede y debe abrirse al entorno, y cómo éste puede y debe entrar en el centro.

Más actividades de la iniciativa

Durante una semana, de forma escalonada, representamos nuestro papel en la posada: posadero, barbero, doncellas, damas, escuderos, cocineros, Rocinante en la puerta –burro que nos prestó un vecino–, trovadores, gigantes… y acogíamos a los visitantes, con quienes compartíamos el desayuno.

nnUna de las madres, pintora profesional, realizó un papiro y un trovador de Secundaria narraba la historia allí representada sobre un caballero andante, su escudero, su amada y las aventuras a las que se enfrentaban.

Se elaboró un calendario de visitas para atender a los cinco colegios de la zona, a los enfermos y profesionales de una unidad de salud mental del Hospital Civil, y a los vecinos del entorno que se acercaban al centro.

Como colofón, organizamos un día de convivencia con una ‘paella manchega’ para toda la comunidad educativa. La comida se hizo durante la última jornada de la experiencia.

Irene Posadas
CEIP “San Pablo” de Málaga

 

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