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“Los alumnos tienen que aprender a resolver conflictos por sí mismos”

Rodrigo SantodomingoViernes, 17 de junio de 2011
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(Foto: Jorge Zorrilla)

Grupos con un máximo de 10 alumnos que aprenden según premisas neosocráticas. Contenidos tradicionales, competencias TIC y recursos emocionales para enfrentarse a los de-safíos de la sociedad global. Innovadora para algunos, controvertida para otros, la propuesta educativa del israelí Michael Laitman bebe de fuentes diversas y aspira ante todo a contribuir al mutuo entendimiento entre seres humanos. Por ahora sólo se ha puesto en práctica de forma experimental en un pequeño colegio de Educación diferenciada a las afueras de Jerusalén, aunque ya ha despertado el interés de algunos centros de EEUU, Canadá y Rusia e incluso de la directora general de la Unesco, Irina Bokova.

Usted aboga por una escuela en la que compartan tiempo lectivo tanto profesores en sentido estricto como educadores. ¿Cuál sería la misión principal de estos últimos?
Formar a seres humanos. El gran problema de la Educación es que se limita a enseñar al alumno conocimientos con vistas a su inmersión en el mercado laboral. Luego nos damos cuenta de que las nuevas generaciones no saben qué hacer consigo mismas y en su relación con el entorno, sin admitir que hemos desatendido por completo la misión fundamental de la Educación, que es construir seres humanos.

¿Concebimos la Educación en términos excesivamente utilitarios?
La escuela, tal y como la entendemos ahora, llega con la Revolución Industrial, cuando hay que transformar campesinos en obreros, y para ello resulta necesario enseñarles a leer, escribir y operaciones matemáticas sencillas con el fin de que puedan ocupar empleos básicos. A pesar de los cambios en cuanto a apariencia, los principios que rigen la escuela continúan siendo los mismos. Seguimos sin transmitir al estudiante la esencia de la naturaleza humana, las dinámicas que mueven la sociedad… No le preparamos en absoluto para la vida.

Utilizando un concepto de moda, ¿se podría decir que la idea de la enseñanza que usted defiende pone el énfasis en la inteligencia emocional?
Más que a enseñar, no-sotros aspiramos a dar una formación integral a nuestros alumnos. No es que estudien menos que otros, que dispongan de menos conocimientos al finalizar su escolarización, sino que, además de eso, también tratamos de abrirlos como personas a la naturaleza y a la sociedad. Nuestros alumnos salen de la escuela muy equilibrados. Más que emocional, yo llamaría inteligencia del corazón a lo que proporcionamos a nuestros estudiantes.

Su propuesta también se basa en la igualdad entre alumnos y profesores. La idea no es nueva, pero sigue estando rodeada de polémica.
Se espera que los alumnos miren al profesor como alguien no amigable, que todos se comporten como soldados, con el docente a un lado y los estudiantes alineados por filas en el otro. Nuestra propuesta es diferente. Los niños y los profesores o educadores se sientan juntos formando un círculo. Tienen lugar muchas discusiones en las que se impulsa al niño a conversar para que aprenda a dialogar con el otro, a empatizar. También contratamos a actores y psicólogos que imparten clases de actuación con el fin de que el alumno pueda salir de sí mismo y meterse en otros papeles, sobre todo en los de sus compañeros de clase. Pasados unos meses, se establece como una especie de microsociedad en clase en la que reina el mutuo entendimiento.

¿Qué ocurre cuando surgen problemas de disciplina?
Establecemos tribunales, hacemos juicios en los que un alumno ejerce de juez, otro de abogado… Se decide qué está permitido, qué se prohíbe, las sanciones… Se pide a los alumnos que se han peleado que expresen lo que sienten, que se pongan en el lugar del otro.

¿Y cuál es el papel de profesores y educadores en estos casos?
Sólo se ocupan de activarles y organizarles hasta cierto punto, no mucho, ya que el fin es que aprendan a resolver conflictos por sí mismos, sin la intervención de los adultos.

Otro pilar fundamental de su propuesta son las visitas al exterior.
Sí, intentamos que dos o al menos una vez por semana los alumnos acudan a empresas, industrias, bancos, hospitales… Toda clase de lugares donde se les explica cuál es la función social que cumplen esas instituciones y cómo funcionan. De vuelta a la escuela, los estudiantes reflexionan y hacen un trabajo sobre la visita, así que a lo largo del curso los chavales tienen la oportunidad de conocer muchos lugares y así van adquiriendo una capacitación para la vida.

¿Es posible hacer compatible un enfoque colaborativo de la escuela con una sana rivalidad entre alumnos?
Para nosotros, lo principal es la colaboración. No damos notas a nuestros niños, ellos no sienten que les exigimos saber contenidos concretos, información que han de demostrar que conocen mediante un examen. Más bien, en el seno de las discusiones que tienen entre ellos, a través de charlas y debates, de forma abierta, cada uno aprende mucho más que si se enfrentara a tal cuestión de forma individual. Cualquier problema se entiende más profundamente si uno se empapa de la mirada del otro.

¿No teme que lo que el alumno percibe fuera de su escuela suponga un choque con los valores que allí tratan de inculcarle?
Tenemos una estrecha relación con todos los padres, ellos saben exactamente cómo trabajamos con sus hijos. Nuestra jornada escolar es larga, se prolonga hasta las 5’30 o 6 de la tarde. Cuando llegan a casa no tienen que hacer deberes, todo el proceso formativo ya ha tenido lugar durante la jornada escolar.

Otra medida que usted aplica en su colegio es filmar todas las clases. ¿Qué provecho sacan a las grabaciones?
Los padres lo aprecian mucho, ya que pueden visionar las clases de sus hijos en cualquier momento. En el día a día, cuando ocurre algo que altera la convivencia, vemos la grabación y llegamos a conclusiones sobre lo que ha pasado. De ahí aprendemos mucho. También posee un gran valor como archivo documental a la hora de analizar la evolución de los alumnos durante un tiempo prolongado. A partir de 2012, queremos lanzar una plataforma en internet para que todo el que esté interesado pueda observar cómo se desarrollan la actividades en nuestra escuela. Como un reality show educativo, pero más serio.

En febrero de este año usted se reunió con la directora general de la Unesco, Irina Bokova, quien al parecer se mostró muy interesada en su propuesta.
Sí, desde entonces venimos participando con regularidad en foros y encuentros auspiciados por la Unesco y Naciones Unidas. También se ha hablado de publicar un libro de manera conjunta en el que quede reflejada nuestra perspectiva sobre la Educación en la sociedad global. Durante nuestra reunión, la Sra. Bokova se mostró especialmente interesada en nuestra insistencia sobre la necesidad de dotar a las nuevas generaciones de una Educación integral que mire a través de un prisma global.

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