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El reto de detectar talentos matemáticos

Profesores de la materia dicen que en España “los alumnos con alto nivel son menos que en los países del entorno y que “la acumulación de los resultados medios no supone que nuestro sistema sea más equitativo, sino más mediocre”.
Lunes, 14 de noviembre de 2011
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La introducción de las TIC y la crisis económica están poniendo a prueba las formas tradicionales de aprender y enseñar. En el encuentro Calidad y Educación matemática, celebrado recientemente en Albacete por la Real Sociedad Matemática Española y la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas, docentes de esta materia han intentado dar respuesta a estos retos. En sus conclusiones destacan la importancia de la formación en matemáticas en todas las etapas, no sólo por su utilidad práctica sino porque “es fundamental en el desarrollo del pensamiento”.

Los profesores de matemáticas no ignoran que las TIC y en particular las redes sociales son “parte habitual de la vida de sus alumnos”. Esto no implica una obligación de su uso “por un mero estar al día”, sino una “decisión didáctica” que supone “la apertura a nuevas oportunidades” e introduce importantes cambios metodológicos. Sin embargo, usar Facebook o Tuenti no significa saber aprovechar su potencial. Los alumnos no aplican estas tecnologías en el ámbito educativo, y “adolecen de algunas competencias básicas que se les presupondría”; por tanto, es el profesor quien debe guiarles en estos otros usos. En especial, es clave transmitirles la importancia de “una reflexión certera y un pensamiento crítico profundo”.

Para mejorar el acceso a estas tecnologías, los profesores proponen a la Administración completar el proceso de adquisición de la dotación informática básica, plantear la flexibilidad de los horarios en los centros y revisar el currículum de matemáticas, añadiendo nuevos contenidos como algoritmia o matemática discreta.

En cuanto a las ventajas de las nuevas tecnologías, los profesores señalan la motivación extra que puede suponer para los alumnos el que las matemáticas se desarrollen en “ámbitos que les son habituales”; la autonomía, que puede propiciar que cada alumno aprenda de forma independiente, según su nivel e intereses; el impulso de nuevas formas de pensamiento, como la búsqueda de información en la red, la experimentación en entornos interactivos, la modelización y la interpretación crítica de los resultados y la inmediatez y el dinamismo que propician las nuevas tecnologías, que permiten un feedback directo e inmediato a los alumnos.

Los mejores alumnos
Elevar el porcentaje de alumnos de mayor nivel es uno de los retos a los que se enfrenta España en los próximos años. Según el informe PISA, el porcentaje de estos alumnos en nuestro país es del 8%, frente al 13% de media en los países de la OCDE. Los profesores de Matemáticas destacan que en España “la acumulación de los resultados en niveles medios no supone que nuestro sistema sea más equitativo, sino más mediocre”.

El sistema educativo español no cuenta con mecanismos “institucionalizados” para atender a los alumnos con mayores capacidades matemáticas. No se les dedica –salvo excepciones–, una atención especial, y como consecuencia su potencial no siempre se traduce en el alto rendimiento esperable.

Estos “talentos matemáticos” deben ser detectados lo antes posible, idealmente en los niveles de Infantil y Primaria. Los profesores apuestan por el modelo del profesor “de profundización”: al igual que los alumnos con dificultades deben contar con un profesor de apoyo, el profesor de profundización impulsaría a los alumnos con mayores capacidades. Y lo haría dentro del horario lectivo habitual.

El currículum de matemáticas, “no es malo en sí mismo” –señalan los profesores–, pero tampoco es perfecto. Para empezar, su falta de claridad “lleva a diversas interpretaciones y a un uso diferente, cuando no personal”. Según los docentes de esta materia, “los contenidos actuales no son realistas en Secundaria y tampoco se cumplen suficientemente”. Respecto al libro de texto, los docentes señalan que “no puede ser el único recurso ni debe encorsetar la labor docente”.

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