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“Creo en la mezcla aleatoria de estudiantes en cada clase”

Catedrático en dos universidades, Victor Lavy ha dedicado buena parte de su carrera a estudiar las dinámicas de grupo en el aula y los efectos académicos que produce la composición del alumnado.

Rodrigo SantodomingoMiércoles, 7 de diciembre de 2011
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(Foto: Jorge Zorrilla)

Discreto y humilde en sus ademanes, firme en sus convicciones, Victor Lavy combina voracidad investigadora con un compromiso arraigado en su plena convicción sobre los beneficios a largo plazo de una igualdad de oportunidades real. Invitado a España por Sefarad-Israel, actualmente combina sus cátedras en la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Royal Holloway de Londres.

¿Un estudio suyo trata de medir la eficacia de la pedagogía moderna y tradicional. Mucha gente se muestra dogmática sobre este tema: o una u otra, sin término medio. ¿Piensa que un buen profesor debe combinar ambas?
Sí, no se excluyen mutuamente, ni siquiera en un momento determinado de la clase. Si un profesor está utilizando una de ellas, esto no significa que no pueda recurrir casi de forma simultánea a la otra. Piense en la didáctica moderna en términos de fomentar el pensamiento crítico o la creatividad, lo que llamamos constructivismo. Esto también se puede conseguir sirviéndose de métodos de enseñanza tradicionales: ejercicios, deberes, ejemplos… Ambas formas de enseñar son en realidad muy complementarias.

¿En dicho estudio, una de las conclusiones es que las chicas y los alumnos de entornos desfavorecidos se benefician más de los métodos tradicionales. ¿Tiene alguna idea de por qué ocurre esto?
Buena pregunta, y difícil de responder. Con frecuencia se obtienen algunos datos sin demasiada dificultad, pero requiere mucho más tiempo y labor investigadora saber qué esconden esos datos. Pienso que, cuando utilizamos métodos tradicionales, pedimos al alumno paciencia y perseverancia, y yo creo que las chicas tienen estas características más desarrolladas que los chicos. En cuanto a los alumnos más desfavorecidos, estos métodos vienen a suplantar lo que les falta en casa: disciplina, una orientación clara del profesor, etc.

¿Usted también ha analizado las diferencias de rendimiento entre chicas y chicos, llegando a la conclusión de que, cuantos más chicos hay en clase, peor es el rendimiento de ambos sexos. Y que esto se debe a problemas de comportamiento, más habituales entre los chicos. ¿Causa o efecto? ¿Se comportarían los chicos peor en cualquier caso o lo hacen porque se les enseña con una metodología que les aburre y les anima a hacer el gamberro?
Lo que sabemos con certeza es que los chicos son más disruptivos, más violentos y acosadores que las chicas en clase, así como más irrespetuosos con el profesor. Y que esto genera conflictos en el aula que ralentizan el ritmo de aprendizaje. Por eso el conjunto del alumnado se ve perjudicado por un alto porcentaje de chicos en clase. Sobre lo que me pregunta, teniendo en cuenta que es algo que se repite en todas las edades, dudo que se trate de una reacción de los chicos ante algo que procede del exterior. Yo le daría poco peso a la forma en que se les enseña…, pero [reflexiona unos instantes] es un tema interesante para examinar: hasta qué punto en una atmósfera de didáctica tradicional, los problemas de comportamiento de los chicos aumentan.

¿En otra investigación, comprobó el efecto negativo sobre toda la clase de contar con una alta tasa de repetidores. ¿Piensa que hasta ahora hemos prestado demasiada atención al rendimiento de cada alumno según su perfil individual y menos a cómo afectan las dinámicas grupales en el aula?
Siempre me ha interesado mucho cómo se crea una clase, cuál es la mejor manera de combinar a los alumnos… Realicé otro estudio en Inglaterra en el que me preguntaba qué ocurre cuando un aula acumula muchos estudiantes terriblemente malos y, al otro lado del espectro, cuando existe un alto porcentaje de alumnos brillantes. Mostramos que el efecto de los malos estudiantes es enorme sobre el resto de la clase, mientras que aquel de los alumnos excelentes resulta positivo pero sólo sobre aquellos que están por encima de la media. Si estás en la media o por debajo, el hecho de contar con muchos estudiantes brillantes en clase no influye en absoluto sobre tu rendimiento.

A partir de estos y otros estudios, ¿cuál es su opinión personal sobre cómo deberíamos abordar la composición del alumnado en el aula?
Mi visión también proviene de un punto de vista social y de mi ideología sobre la igualdad de oportunidades. Aunque puedan existir leves efectos negativos de los malos alumnos sobre el resto, etc, creo y apoyo con determinación una mezcla aleatoria de estudiantes en cada clase sin atender a otros criterios. Los chavales con menos recursos ya están penalizados en el origen, con padres poco formados…; si esto fuera una partida de cartas, se les ha dado una mala mano para jugar en la vida. No es algo de lo que se les pueda culpar, está claro que no lo eligieron, es simple mala suerte. Si uno además les lleva a colegios menos exigentes y les junta con malos estudiantes, la penalización de origen se multiplica por dos o tres. Los colegios no deberían seleccionar alumnos, es el estudiante quien debería poder elegir su centro.

¿Entonces escuela comprensiva hasta los 16 años?
Hasta los 16 o los 18 años.

¿16 o 18?
Hasta los 18, hasta la universidad u otros estudios profesionales. Esto no significa que en el instituto no haya programas especiales para, por ejemplo, alumnos que destacan en Matemáticas. En buenos centros, con buenos profesores, buenas instalaciones, es factible que los estudiantes aventajados en cualquier campo puedan avanzar más que el resto, esto no es un problema, que reciban clases para universitarios incluso. Pero insisto: si la vida no me lo ha puesto fácil, no es mi culpa, lo que quiero es igualdad de oportunidades. Desde mi punto de vista, esto es realmente el sistema de bienestar. No dar ayudas cuando la gente es mayor, sino apostar con todas nuestras fuerzas por una igualdad de oportunidades real entre la juventud.

Diversificación temprana

    • Efectos negativos

“La mezcla de buenos y malos estudiantes en clase tiene a largo plazo muchos más beneficios para el individuo y la sociedad que sus efectos negativos, los cuales he estudiado en parte para demostrar que no son tan grandes como para justificar la selección o diversificación temprana del alumnado”.

    • Florecimiento académicamente tardío

“Hay muchos chavales que florecen académicamente tarde, a los 14, 15, 16 años, y en buena medida esto tiene que ver con habilidades sociales y no cognitivas. La imagen personal, la seguridad en uno mismo… Hablamos de la adolescencia. Cuando te sientes mal, deprimido, puedes ser muy brillante, pero quizá no seas capaz de demostrarlo. Me parece terrible que a un chaval de 12 o 14 años se le diga que tiene que ser carpintero o barbero, dificultándole la posibilidad de cultivarse, de apreciar la buena música, de escribir bien”.

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