"La FP Dual es como un traje a la medida de las necesidades de cada sector"
Jesús Valverde, viceconsejero de Empleo, explica que, en el nuevo sistema de Formación Dual, la participación de la empresa es fundamental para adaptar los contenidos a la demanda laboral.
El pasado mes de octubre, un centenar de alumnos de FP de Grado Superior, matriculados en los ciclos de Mantenimiento Aeromecánico y de Desarrollo de aplicaciones multiplataforma, así como seis empresas punteras en estos sectores, entraron a formar parte del Proyecto Experimental de Formación Dual en la Comunidad de Madrid. Una experiencia pionera, de la que hemos hablado con el viceconsejero de Empleo, Jesús Valverde.
¿Qué impulsa a la Consejería a poner en marcha este programa?
Este proyecto surge después de haber estado en contacto con los diferentes ámbitos académicos que componen la Formación Profesional y con el tejido industrial y empresarial madrileño, que nos han ido trasladando la necesidad de compensar el desfase existente entre las necesidades de la empresa, que demanda un determinado tipo de trabajador cualificado, y los conocimientos prácticos del alumnado. Es decir, los jóvenes que salen de la FP a veces no se ajustan a las necesidades totales de las compañías. Partiendo de esta idea de adecuación, estuvimos viendo qué modelo era el que se había implementado en distintos ámbitos y países y qué resultados estaba dando, y comprobamos que el modelo alemán era el más efectivo, por lo que hemos empezado con un programa parecido, adaptado a nuestra normativa y a las condiciones de nuestro mercado.
¿En qué consiste esta experiencia?
Hay un cambio importantísimo respecto a la FP convencional, que es la estancia de, prácticamente, dos tercios del tiempo que dura la formación –que son unos dos años–, realizando prácticas en la empresa, mientras siguen estudiando. De esta manera, el estudiante va a estar tutelado y tutorizado por profesionales de la compañía que, en coordinación con los centros de formación, van a asumir una parte del aprendizaje. Este cambio va a requerir una importante labor de adaptación del contenido, ya que el currículo debe adecuarse a la normativa básica estatal, al tiempo que se recogen las necesidades de las empresas.
¿Esta sería la principal diferencia respecto al sistema actual de prácticas en los centros de trabajo (FCT)?
Así es. La FCT supone un trimestre nada más desde el segundo año, mientras que el sistema dual implica prácticas desde el primer curso, siempre y cuando así se establezca entre la empresa y el centro de formación. Es decir, un alumno podría acudir desde el primer día a clase por la tarde y por la mañana al centro de trabajo si así lo acordasen, o pasar unos meses en el instituto formándose en la teoría antes de comenzar las prácticas. En definitiva, queda determinado en función de las necesidades de cada sector.
Las empresas participan muy activamente en el diseño de los currículos y en la selección del alumnado.
Efectivamente. Es más, este modelo no sólo implica que la empresa asume la responsabilidad de tutelar y tutorizar al alumnado durante su formación, sino que, además, se hace cargo del pago de una beca. Por eso, es fundamental que la empresa juegue un papel importante a la hora de determinar qué perfiles son los que mejor se van a adaptar al modo de operar y a las necesidades de la compañías.
¿Qué criterios se siguen?
Se valora muy positivamente la destreza con los idiomas, especialmente inglés, ya que en el campo industrial o en el de las tecnologías de la información y la comunicación es la lengua dominante.
Por el momento, ¿cómo está siendo la acogida?
Muy buena. En los dos centros que han participado en esta experiencia piloto, el “Clara del Rey” y el “Raúl Vázquez”, ha habido un incremento de demanda importante este año. Es muy buena señal, sobre todo teniendo en cuenta que no hemos hecho una campaña de promoción importante.
¿Y por parte de las empresas?
La verdad es que sí. Cuando uno lo ve con ellos, se da cuenta de las necesidades que tienen y de la implicación que quieren asumir porque lo necesitan. Es un tema que va más allá de lo vocacional; las empresas necesitan mejorar la cualificación de los mandos intermedios.
La convocatoria del proyecto no establece la cuantía de las ayudas ni el tiempo que deben permanecer los alumnos en los centros de trabajo. ¿Cómo se regula y en base a qué criterios?
Eso se hace entre la empresa y el equipo docente. Ellos deciden, en función del contenido que deben estudiar a lo largo de dos años, cómo debe ser el reparto de tareas. No hay un modelo predeterminado, sino aquello que mejor se adapte a las necesidades de formación en cada caso particular. Es como un traje a medida que se ajusta a las necesidades de cada sector.
El PSOE, que también estudió un modelo similar de FP, establecía la edad de entrada a los 20 para no competir con el Bachillerato. ¿Madrid ha aplicado esta idea a la hora de implantar el modelo en el Grado Superior?
No, en absoluto, no existe ningún tipo de restricción. Hemos elegido estos dos ciclos de Grado Superior porque entendíamos que se adaptaban bien a las necesidades de la Consejería para evaluar el programa y la adecuación de los contenidos, ya que los currículos que teníamos en algunos casos estaban muy desfasados. Por ejemplo, en Aeromecánica el currículo que se imparte es normativa básica estatal, es decir, normativa socialista de los últimos 20 años –en concreto, son del año 95–. Entendemos que en todo este tiempo ha habido importantes cambios en todo, en la tecnología, materiales, en la forma de organizar las compañías, etc., y la mejor forma de ponerse al día es trabajar codo con codo con las compañías.
¿Se plantean la posibilidad de implantarlo también en Grado Medio? ¿No existe el temor a esa competencia con Bachillerato?
No, es que no hay que tener ningún miedo. Lo que hay que hacer es hacer las cosas bien. Cuando la presidenta regional, Esperanza Aguirre, y la consejera de Educación y Empleo, Lucía Figar, vieron que éste era un buen sistema para mejorar el modelo y el futuro de la Formación Profesional, lo tuvieron claro. De hecho, una de las razones por las que se fusionaron las Consejerías de Educación y Empleo fue el darle un impulso definitivo a la FP, a través del acercamiento a las empresas.
¿Otras comunidades se han interesado por el programa?
Todas. Estamos teniendo ya las primeras vistas de otras administraciones, que están manifestando interés porque llegan a las mismas conclusiones que nosotros. Es más, uno de los puntos recogidos en el programa del PP para estas elecciones era potenciar este modelo.