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“Ningún gobierno regional ha apoyado tanto a la Pública como el de Esperanza Aguirre”

Peral avala la reforma de la Secundaria propuesta por el nuevo Ministerio y, como exconsejero de Educación de Madrid, defiende la política educativa de la Comunidad, a la vez que recuerda que en su etapa se construyeron 29 centros concertados y 165 públicos.

Adrián ArcosJueves, 23 de febrero de 2012
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Luis Peral. (Foto: Jorge Zorrilla)

Se muestra como un apasionado de la Historia, y a cada pregunta, él lo intenta ejemplificar con un dato histórico. Luis Peral, que fue consejero de Educación de la Comunidad de Madrid en la primera legislatura de Esperanza Aguirre, nos da su valoración sobre la reforma educativa que va a emprender su partido.

¿Por qué un Bachillerato de tres años?
El Bachillerato anterior era el más corto de Europa, y lo normal es que sea de cuatro años, aunque al final se haya optado porque al menos sea de tres. De esta forma nos alineamos con los países que más cuidan la Educación en Europa. Y también queremos que este nuevo curso dé a los alumnos la posibilidad de elegir y conocer mejor cuáles son sus posibilidades de futuro.

¿Tienen defectos los contenidos actuales?
Lo importante es que se transmitan contenidos y valores y que se haga en serio, y que no haya una visión localista de la Geografía y la Historia. La asignatura de Historia de España, por ejemplo, tiene contenidos muy diferentes según las comunidades autónomas. Cuando el Ministerio definió los siete grandes ejes de esta asignatura en el Bachillerato, uno cubría toda la historia desde Atapuerca hasta el 2 de mayo de 1808, y los otros seis iban a continuación. Era la visión “progre” de la historia de que todo lo importante empieza en el siglo XIX (movimientos sociales, revoluciones, sindicatos) y que lo anterior es un mero preámbulo. A mí eso me parece una locura en general, pero en España más, porque cuando éramos un país de primera división era precisamente en los siglos XVI y XVII.

¿Debería existir, entonces, un currículum común para todas las comunidades?
Sí, porque si a esa visión “progre” de la historia se añade el contenido localista el resultado es terrible. Además, hay que tener en cuenta que la diversidad de libros de texto supone un encarecimiento de los mismos. Es un tema que habría que revisar muy en serio y hacer un esfuerzo de racionalización.

¿No choca ese concepto centralista con las políticas de otorgar a los centros parte del desarrollo del currículum?
No es incompatible con que los centros tengan una participación a la hora de defender su proyecto académico. Lo que no podría ser es que cada centro organizara la historia de España como le diera la gana. Porque imagínese un centro gobernado por un equipo directivo de extrema izquierda donde nos cuenten que la historia de España es una permanente opresión del pueblo por unos poderosos. Es que eso no sería razonable.

¿No cree que los propios conceptos históricos están sujetos a polémica?
Lógicamente dan lugar a polémica y me parece muy bien que en clase se debatan este tipo de manifestaciones, pero lo que no se puede es no estudiarlo. En el programa de Historia del Ministerio, los tres siglos de ocupación visigoda no aparecen, y probablemente para no molestar a las comunidades nacionalistas, porque en esa época España llegó a ser un reino unificado. Y sin embargo la Edad Media les encanta (por los diversos reinos, las taifas).

Supongo que aquí también entra el tema lingüístico en Cataluña.
Ha habido una sentencia que el Gobierno de Cataluña debe acatar. A mí lo que me gustaría es que estuviera vigente el artículo de la Constitución de la II República donde se trató este tema. La enmienda que prosperó fue defendida por Claudio Sánchez-Albornoz y apoyada, entre otros, por ocho diputados nacionalistas catalanes, entre ellos Lluís Companys, y decía que la lengua castellana era la vehicular en toda España sin perjuicio de que las regiones autónomas pudieran crear centros de enseñanza. Sorprende que personas que están todo el día hablando de las maravillas de la II República no respeten el sentido común que en ese aspecto sí que hubo allí.

Pero se hace hincapié en que los alumnos catalanes dominan la lengua castellana cuando terminan la ESO.
En un sistema educativo en el cual los alumnos que llegan a la universidad cometen muchísimas faltas de ortografía, si tuviera que creer eso que me cuenta, llegaría a la conclusión de que los niños catalanes son mucho más listos que los demás, algo que evidentemente no puedo admitir. Y que conste que como mi mujer es catalana, pues mis hijos son medio catalanes [risas]. Evidentemente, si toda la lengua vehicular es el catalán, lógicamente el dominio del otro idioma no lo tendrán, entre otras cosas porque los chicos de ahora no leen demasiado, así que el castellano que les llega es el que escuchan a través de la tele.

¿Cómo va a afectar el adelanto del Bachillerato a los centros concertados?
Posiblemente este sea uno de los puntos del programa del PP que requiere más análisis, elaboración, preparación y diálogo con los representantes de la comunidad educativa. Aquí no debería pronunciarme. Es la parte más compleja del plan.

¿Podría llegar a concertarse el Bachillerato, como muchos vaticinan?
Las comunidades autónomas en estos momentos andan mal de dinero, y no creo que puedan incrementar su gasto.

El ministro ya ha dicho que el objetivo es reducir el fracaso y el abandono. ¿Y la excelencia?
Es que, por increíble que parezca, no se ha fomentado el esfuerzo ni se ha estimulado que los alumnos saquen notas medibles. Creo que la exigencia en la enseñanza obligatoria es la mejor garantía de la igualdad de oportunidades, porque el niño que tenga unos padres que le puedan ayudar con clases de refuerzo, de inglés o mandándolo al extranjero está en mejor posición que el que sólo tenga la Educación que le pueda dar la Administración pública. Por eso tiene que ser exigente.

¿Y cómo se consigue esa excelencia? ¿En clase con el resto de los alumnos o con un Bachillerato de excelencia?
Se consigue poniendo el listón alto en clase. Pero el Bachillerato de excelencia me parece una iniciativa muy interesante, porque un alumno que es extraordinario va a un sitio en el que ya no va a ser el más listo de la clase, sino que va a tener que competir con otros 30 como él en la misma clase y eso le supone un esfuerzo adicional.

Como exconsejero, ¿qué le parecen todas las protestas de los docentes en Madrid a favor de la escuela pública?
No ha habido ningún gobierno regional que haya apoyado más a la escuela pública que los gobiernos de Esperanza Aguirre. En la etapa en la que yo fui consejero, se pusieron en marcha 29 centros concertados y 165 nuevos centros públicos. Y esa línea ha continuado con Lucía Figar.

¿Qué le pareció que los docentes madrileños denunciaran que se les había llamado vagos?
Esas son cosas que se dicen en una polémica pública para intentar atacar a un gobierno. En los cuatro años en los que fui consejero, no recuerdo haberme implicado más y con más intensidad en la normativa de convivencia que aprobamos en 2007 y que el gobierno actual complementó con la Ley de Autoridad del Profesor.

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