El síndrome del 30% de nuestra Educación

Los datos presentados por la UE para 2011 son incontestables. Primero, España ha reducido 1,9 puntos su tasa de abandono situándolo en el 26,5%, pero ya es el penúltimo país de Europa sólo por delante de Malta. Segundo, Portugal con un ritmo imparable nos ha pulverizado y ya nos saca más de tres puntos. En un solo año ha recortado su abandono en 5,5 puntos y desde 2000 en más de 20. Tercero, con pequeñas oscilaciones, nuestro país sigue prácticamente plano desde esa fecha cuando registramos una tasa de abandono del 29,1%. Es lo que el profesor Fernández Anguita denomina el “síndrome del 30%” como un maléfico agujero negro del que no podemos alejarnos.

Resulta paradógico que hayan sido políticas socialdemócratas las que hayan fracasado en este indicador. La obsesión de todo buen político de izquierdas es mantener dentro del sistema al mayor número de alumnos aunque no aprendan mucho (igualitarismo educativo), como la obsesión de todo buen político de derechas es elevar al máximo el nivel de conocimientos aunque no estén todos (elitismo educativo). La cuestión es dónde uno coloca el acento en ese objetivo de “que muchos aprendan mucho”. Simplificando, podríamos decir que PISA debería ser el indicador de referencia para la derecha mientras que la tasa de abandono debería serlo para la izquierda. Pero no lo ha sido a tenor de los resultados.

Necesitamos urgentes reformas estructurales, pero también revisar viejos paradigmas que se han demostrado estériles. Sigue siendo habitual escuchar en foros críticas más o menos veladas hacia el valor del conocimiento en plena sociedad del conocimiento. Esas críticas toman diversas formas: menosprecio de los “contenidos”, concepción lúdica de la Educación, exaltación de las llamadas competencias, etc.

Buena parte del profesorado anda como nostálgico del futuro y se encuentra en una encrucijada entre un presente que no les gusta, un pasado al que obviamente no desea volver y un futuro incierto al que necesita escapar. Como señala Cristóbal Cobo, investigador en Oxford de nuevos modelos de aprendizaje, “buscamos conocer el futuro porque no sabemos qué hacer con el presente”. Sin embargo la respuesta tal vez esté más cerca. Felices vacaciones.