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“Para los colegios no es nada fácil llegar a ser uno de los nuestros”

Coincidiendo con la la última Conferencia Regional del Bachillerato Internacional en Madrid, entrevistamos a Jeffrey Beard, director general de una de las organizaciones con mayor solera en la escena educativa mundial.

Rodrigo SantodomingoMartes, 23 de octubre de 2012
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La mayoría de alumnos del Bachillerato Internacional (aproximadamente un tercio) estudia en centros públicos. Sin embargo, en España el predominio de la Privada sigue siendo significativo. ¿Piensa que esta situación cambiará en el futuro?
Buena pregunta, quizá debería hacérsela yo a usted… Pienso que es un tema de ritmo. Cuando el Bachillerato Internacional (BI) empezó en 1968, y durante sus primeros 20-25 años de andadura, abrumadoramente fueron colegios privados los que lo adoptaron, con muy pocos centros públicos. Hemos observado que cuando los gobiernos reconocen el BI como una reforma educativa apropiada, empiezan a subvencionarlo y la Pública se sube al carro con entusiasmo hasta llegar a ser mayoritaria. Es algo que ya ha ocurrido en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Nueva Zelanda… Cada vez en más países.

¿Piensa que son necesarios cambios legislativos o una actitud más positiva de las administraciones para que la implantación del BI en la Pública española sea equiparable a lo que ocurre en otros países?
La Ley para la Mejora de la Calidad de la Educación, que actualmente se está debatiendo, puede suponer un fuerte estímulo en este sentido, ya que los centros públicos que opten por este currículo podrían recibir financiación adicional. Si finalmente se produce este apoyo desde arriba, no pasará mucho tiempo hasta que el número de alumnos que estudia el BI en la Pública supere al que lo hace en la Privada.

¿Existe la tendencia a una mayor implantación del BI en la escuela pública en países en los que ésta goza de mayor autonomía?
Es posible. Esperamos que esta nueva ley provea de mayor autonomía a los centros públicos y que cada vez un número mayor puedan elegir libremente los beneficios del BI. Lo que no defendemos bajo ningún concepto es que las autoridades obliguen a las escuelas públicas a acoger el currículo del BI. A no ser que exista una clara determinación por parte del centro, la implantación del BI no podrá llevarse a cabo con éxito, ya que para ello resulta imprescindible la implicación de todos los estamentos del centro. Nuestra tarea es animar a cada centro, público o privado, a que se plantee la aventura de convertirse en un colegio de la red BI, algo que no es nada fácil y requiere esfuerzo y sacrificios.

¿Opina que buena parte del profesorado español aún no se siente familiarizado con la forma de enseñar que propugna su organización?
Es difícil saber… Hace unos años se publicó un informe de la consultora Mckinsey en el que se analizaban los mejores sistemas educativos del mundo: Corea del Sur, Finlandia… Una de las conclusiones es que, en esos países, las administraciones habían situado la profesión docente en un nivel superior. Habían limitado el número de profesores que acceden a la función docente y habían prestado una atención muy especial al desarrollo profesional. Pienso que somos la única organización educativa a nivel global que ha hecho lo mismo: proponer un modelo claro para que los docentes puedan seguir progresando en su carrera. Tenemos tres categorías en las que los profesores pueden avanzar, mejorando su nivel de especialización. Por lo general, nos encontramos con docentes que, tras sus estudios, no han hecho nada por seguir mejorando, quizá porque no se les ha dado la oportunidad. El BI proporciona esa oportunidad. Nuestro énfasis en la calidad del profesorado constituye una de las razones principales por las que los colegios e institutos que ofrecen el BI tienen tanto éxito.

¿Qué tipo de cambios ha de esperar el profesorado de un centro que empieza a impartir el BI?
Nuestro enfoque es de claro corte constructivista, basado en la resolución de problemas. Esto es algo que deben tener en cuenta los claustros de los centros que se interesen por nosotros. Nuestros profesores han de ser especialistas en la materia, pero también han de estar preparados para enseñar desde una óptica disciplinar en la que el trabajo práctico y la implicación integral del alumno formen parte esencial del proceso. Con este enfoque, no tenemos ninguna duda de que el alumno se siente mucho más motivado, lo que sirve de freno para el abandono temprano.

En concreto, ¿cómo es la dinámica de una clase del BI?
La labor del profesor es realizar preguntas relevantes sobre diferentes temas para que los alumnos lleguen por sí mismos a las respuestas, que nunca son cerradas. Por otra parte, ponemos mucho énfasis en el concepto de interdisciplinariedad: decimos a nuestros profesores que el objetivo pasa por enseñar el currículo como un todo, desde una perspectiva holística. Por ello les animamos a que preparen su asignatura en colaboración con otros profesores. Más aún, los profesores de los centros del BI pueden ponerse en contacto, a través de una plataforma creada al efecto, con otros colegas de otros colegios para intercambiar impresiones.

Y más allá del conocimiento académico, ¿qué valores promueve su organización?
Tenemos una lista de diez atributos y actitudes que queremos inculcar a nuestros alumnos. El objetivo último de nuestra organización es formar a alumnos indagadores, instruidos, pensadores, buenos comunicadores, íntegros, de mentalidad abierta, solidarios, audaces, equilibrados y reflexivos.

¿Cómo se equilibra en los centros del BI la vocación global con los enfoques locales?
A este respecto se podrían decir muchas cosas, pero pienso que el entendimiento de uno mismo en su contexto, en su propia cultura, resulta esencial en cualquier proyecto educativo. Esto es algo que nos aseguramos de cuidar con mucho mimo, ya sea para los alumnos del país y también para aquellos que provienen de un entorno diferente, por ejemplo los alumnos inmigrantes. Y luego expandimos ese entendimiento a nivel internacional a través de diferentes rutas. La primera es el idioma: todos los alumnos aprenden, además del inglés, al menos una segunda lengua. La segunda pasa por comprender los contenidos desde una óptica más amplia. Por ejemplo, si se estudia la Guerra Civil española, los alumnos aprenden a contextualizar este acontecimiento en la escena internacional. Existe, desde nuestra fundación, un propósito deliberado para que nuestros alumnos puedan comprender y aceptar plenamente las diferencias a partir del previo conocimiento y valoración de lo que uno tiene más cerca. Por otra parte, nuestros centros siempre prestan mucha atención a su entorno más inmediato. Un buen ejemplo de ello es la participación en actividades voluntarias y servicios a la comunidad, a la que animamos a todos nuestros alumnos.

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