Servidores de pasado en copa nueva

El debate educativo está cargado de contradicciones. He participado estas últimas semanas en un par de encuentros cargados de argumentos paradójicos. El primero se celebró en San Sebastián y fue auspiciado por la Fundación para la Colaboración. El ambiente era muy TIC y muy colaborativo, advierto.
Primera paradoja o choque con la realidad. Los mismos docentes que apostaban por la participación democrática de padres y alumnos en la vida del centro, sólo unos minutos después exigían consideración de autoridad pública. Y es que estos debates de salón sobre la participación de la comunidad escolar y la democracia en las aulas están bonitos hasta que uno entra en el aula.
Días después asistí a la presentación del Informe Transforma Talento. Allí el ambiente también era bastante TIC y tocó ponerse estupendos con lo que hemos dado en llamar “tecnoconstructivismo”. Ya saben: no hace falta memorizar porque todo está a un clic, ni acumular información, el profesor es un guía, un gestor del conocimiento, los alumnos saben más que sus profesores, no se trata de saber cosas sino de saber qué hacer con las cosas, etc. etc. Ah, y una última cosa: si los resultados no mejoran con la tecnología, el problema no lo tiene la tecnología sino los resultados.
Segunda paradoja. Los mismos expertos que apuestan por una pedagogía aún más constructivista reconocen los penosos resultados de la pedagogía Logse, netamente constructivista, en términos de resultados PISA. Los mismos que dicen que hay que seguir apostando por una visión lúdica de la enseñanza –hay que seducir al niño, dicen– admiten que los alumnos nunca se han aburrido tanto en clase y ahí están las cifras de abandono…
Como diría Silvio, “servidores de pasado en copa nueva”. No sé si porque llevan poco tiempo en esto o por falta de memoria.