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Todo lo que necesitamos son “buenos maestros”

José Mª de MoyaMartes, 13 de noviembre de 2012
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El problema es que en nuestros países del Mediterráneo, como Italia o España, casi todos los gobiernos de los últimos años han pensado que era su deber reformar la escuela. Esto es una ilusión”. Y continúa: “Ni las leyes, ni la tecnología cambiarán la escuela, sólo los buenos maestros podrán. La garantía y la promesa constitucional es que todos los niños tienen derecho a la Educación formal y eso, para mí, significa tener buenos maestros. Cuando el artículo 28 de la Convención de los Derechos de los Niños dice que tienen derecho a la formación pública, tenemos que pensar que todos los niños tienen derecho a tener buenos maestros”.
Esta larga cita es de la espléndida entrevista que publicamos esta semana a Francesco Tonucci, pensador, psicopedagogo, escritor, ilustrador de la viñetas ‘Frato’ y participante del iTworldEdu.
Desde hace ya algunos años se vienen publicando estudios (Talis, McKinsey…) que demuestran que los resultados dependen fundamentalmente de lo que pudiéramos denominar la variable “maestro”. En paralelo, Finlandia u otros nos decían que el secreto de su éxito radica en la selección de sus “maestros”. Ojo, no que estén mejor o peor pagados, ni que tengan más o menos alumnos por aula, o pizarras digitales… No, el secreto del éxito finlandés, dicen ellos, está en la selección de las personas, o sea, en que el sistema garantiza que sólo llegan a dar clase los “buenos maestros”. ¿Los buenos maestros? Pero, ¿es que hay malos? Supongo que en un colectivo de ya más de 600.000 profesionales, alguno habrá…
Dijimos y mantenemos que la Lomce acierta en dos temas importantes: evaluaciones externas y refuerzo del director. Luego denunciamos y seguimos denunciando que la reforma tiene numerosas lagunas y, en especial, dos que considero, no importantes, sino vitales: evaluación del profesorado y modificación del sistema de acceso. Se me dirá que eso vendrá en el estatuto de la función docente, sin embargo, opino que una norma con rango de ley orgánica y que viene a sentar las bases de un nuevo paradigma educativo debería marcar el nuevo rumbo. Un nuevo rumbo que permita que el sistema esté sustentado sobre “buenos maestros”, tan sencillo y tan difícil al tiempo. Sin esto, todo lo demás es inútil.

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