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La mejor equidad es mejorar los resultados

Martes, 9 de abril de 2013
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La semana pasada nos hicimos eco de un nuevo “PISA in focus”, esos pequeños estudios que publica periódicamente la OCDE con los que pretende sacar punta a los macrodatos de PISA. Se trata de extraer conclusiones que puedan orientar las políticas educativas, más allá de los titulares –tan espectaculares como efímeros– que suele dejar el informe cada tres años.
En esta ocasión la OCDE ha querido medir la evolución en equidad y nivel de rendimiento de los distintos países desde 2000 hasta 2009. La intención evidente es intentar demostrar si correlacionan esas dos variables y vaya que si lo hacen. Todos los países (salvo Grecia y Corea) que han mejorado los resultados de sus alumnos también han mejorado en equidad. A su vez, la mayor parte de los países que han mejorado en equidad también los han hecho en el nivel de conocimientos. Por el contrario, el fantasma de que si nos centramos en mejorar los resultados puede costarnos la equidad se queda en eso, un fantasma que reside en la mente de quienes prefieren seguir alimentando sus prejuicios en lugar de leer la realidad. Porque la realidad es que la práctica mayoría de países que han caído en rendimiento también han caído en equidad y –¡oh sorpresa!: cayó un nuevo mito– ahí está España.
Los defensores del modelo educativo español de las últimas décadas han logrado colar el mito de que, si es cierto que nuestros alumnos no destacan en cuanto a resultados, también lo es que somos los campeones de la equidad. Ahora podemos demostrar que es falso. España aparece claramente en el grupo de los que han evolucionado negativamente, tanto en resultados como en equidad, a lo largo de la década pasada.
Resultan particularmente sangrantes dos comparaciones. Nuestra vecina y arruinada Portugal, que procedía de posiciones mucho peores, ha experimentado una evolución espectacular, insistimos, tanto en resultados como en equidad. Alemania, que también obtuvo pobres resultados en PISA 2000, pero que supo reaccionar con coraje y sin excusas, también ahora está arriba. Una de las señas de identidad de ambos países ha sido la flexibilización temprana de sus sistemas educativos, lo que echaría por tierra el fantasma de la segregación temprana y la consiguiente pérdida de equidad.

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