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Las dos varas de medir las reformas educativas

Martes, 28 de mayo de 2013
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Una cosa es estar en el Gobierno y otra en la oposición. Una cosa es hacer la reforma educativa a tu gusto y otra padecerla. En el caso de los dirigentes socialistas, una cosa es haber impuesto un modelo educativo como el que instauró la Logse y otra, aceptar que toca cambiarlo porque aquella ley nació vieja cuando se aprobó. Otros países ya se habían dado cuenta de ello y rectificaron a tiempo. Esta semana, los exministros Cabrera y Gabilondo han participado en una jornada sobre la reforma educativa y han criticado tanto el fondo como la forma, sobre todo la forma. No les gusta que la Lomce no se haya consensuado antes de su aprobación. Pero, ¿hubieran aceptado un pacto previo? Gabilondo lo intentó y fracasó, es cierto, y todavía está por dilucidar de quién fue la responsabilidad de que en este país todavía no hayamos sido capaces de llegar a un modelo educativo aceptado por todos.

Pero los dirigentes o exdirigentes socialistas olvidan con frecuencia que cuando Zapatero llegó al Gobierno lo primero que hizo fue derogar la LOCE, en un ‘gesto democrático’ que le honra. Por contra, el PP –siempre tan atrasado en esto de los valores políticos– mantuvo la Logse hasta que elaboró la LOCE y, claro, ya era tarde. La falacia de que cada gobierno aplica la reforma que quiere ya está admitida a fuerza de repetirla. Aquí el único modelo educativo ha sido el modelo Logse, con sus pros y sus contras. Sirvió para universalizar la Educación y para lograr un cierto nivel de equidad de nuestro sistema educativo, pero pronto se demostró su ineficacia para alcanzar niveles de calidad aceptables.

La Lomce viene a corregir esto aunque ya no sabemos si llegará a aplicarse. Por lo que respecta al PSOE ya ha asegurado que no la aplicará. Volverán a repetir lo que ya hicieron con la LOCE, a pesar de que la Lomce mantiene buena parte de las bases de la LOE. En fin, que este país, por no haber sabido llegar a un pacto en materia educativa, se verá condenado a un mediocre nivel de formación de sus alumnos. De manera que sería de desear que, en el trámite parlamentario, los grupos políticos –por una vez–hicieran un ejercicio de responsabilidad, aparcasen sus resentimientos ideológicos y aceptasen el pacto implícito en el articulado de la Lomce.

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