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Paremos este crimen contra las humanidades

José Mª de MoyaMartes, 25 de junio de 2013
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Quiero dedicar este último artículo del curso a defender con pasión el papel instrumental de la Filosofía en la formación de nuestros jóvenes y, por tanto, en el currículo escolar. No soy muy dado a las banderas ni a las camisetas, pero en esta ocasión no tengo inconveniente en sumarme a ese grito en defensa de las humanidades y de la Filosofía que recorre las redes sociales. Esta sociedad y este siglo no puede permitirse el ninguneo con el que la Lomce trata el pensamiento de nuestros grandes filósofos. Me cuesta creer que nuestros hijos puedan terminar sus estudios obligatorios sin saber quién fue Aristóteles, pero así será de prosperar el actual proyecto de ley que inicia ahora su debate parlamentario.

A veces hay excusas que es mejor no poner. Dice el Ministerio, como todo argumento, que no tiene horario suficiente para programar todas las materias que le gustaría. Que si Educación vial, Educación medioambiental, emprendimiento, etc. Dice que deben ser los propios centros, en el buen uso de su autonomía, los que diseñen su oferta de optativas. Porque ahora está de moda la formación en el emprendimiento, en nuevas tecnologías, en Educación emocional… pero mañana serán otras las necesidades formativas. Está bien y siempre habrá que dejar espacio curricular para acentuar aquellas carencias que se vayan detectando. Pero creo que situar la Historia de la Filosofía a ese nivel ofende la inteligencia de cualquiera.

La pasada semana este periódico organizó, junto con la web Decine21, un nueva sesión de “Coloquios de película” con el preestreno de Hannah Arendt y la charla posterior con Jon Juaristi. Mucho se podría decir del pensamiento de esta filósofa judía y sus reflexiones acerca del holocausto y la banalidad del mal. Me interesa ahora recoger la idea de que es la falta de autoconciencia, de pensamiento propio, lo que está en el origen de los peores crímenes contra la humanidad. Crímenes contra la humanidad que antes, quizás, lo fueron contra las humanidades. Aquellos bárbaros, viene a decir Arendt, no fueron peores que nosotros, simplemente dejaron de pensar por sí mismos.

Que ustedes pasen unas felices y merecidas vacaciones. Nos vemos en septiembre.

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