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“Suaviter in modo, fortiter in re”

Martes, 15 de octubre de 2013
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Suaviter in modo, fortiter in re”. La célebre frase de Quintiliano forma parte del vocabulario jurídico e indica la conveniencia de combinar la suavidad en las formas con la energía en la defensa de los principios. Con la Lomce aprobada en la más absoluta soledad y el rechazo casi unánime de agentes sociales y partidos políticos, es el momento de reflexionar sobre qué ha pasado.

“Fortiter in re”. Como hemos insistido en diversas ocasiones, las reformas apuntan en la buena dirección pero no estamos ante la ley del siglo. De hecho, no me parecerá mal que el PSOE la derogue cuando gobierne. Es cierto que cada borrador ha introducido mejoras sobre el anterior pero aún así pienso que ha faltado aplomo o claridad de ideas o convicción. Se han definido bien los principios pero ha faltado fortaleza a la hora de concretarlos en decisiones políticas. Tres ejemplos. La autonomía está bien pero queda en el aire y se compadece mal con el jaleo curricular del artículo 6. Si queremos apostar por la autonomía hay que hacerlo sin ambigüedad, cediendo horas de currículo a los centros para que hagan lo que les de la gana. Después, a rendir cuentas. El fortalecimiento de la dirección también se queda en un buen intento y debería haberse profesionalizado de verdad, cuerpo, categoría o lo que sea. En cuanto a la planificación de las plazas escolares en función de la demanda de las familias, también se queda en una hermosa declaración de principios y tienen razones los de la Concertada para no sentirse seguros y no ver garantizados el mantenimiento de sus unidades.

“Suaviter in modo”. Y, sin embargo, a la vista de las reacciones pareciera como si estuviéramos ante una revolución educativa. ¿Qué ha pasado? Si es cierto que el momento del país no ayuda, también lo es que ha faltado mano izquierda para vender las reformas. Ha faltado empatía, capacidad para ganarse al adversario e incluso a los tuyos. Algunas comunidades están siendo mucho más reformistas con la mitad de contestación.

Estoy convencido de que la sociedad en su conjunto y los agentes sociales moderados hubieran valorado mejor una reforma más reformista, más audaz, con más convicción. “El mundo se aparta cuando pasa un hombre que sabe donde va”. No hace falta que PISA o Piaac nos saquen los colores para percibir en la calle ganas de cambio educativo.

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