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Hacia una tecnología en busca de sentido

Martes, 19 de noviembre de 2013
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La semana pasada terminaba cuestionando si estamos educando alumnos felices o eficientes. Más aún, podríamos reflexionar sobre si estamos construyendo modelos sociales encaminados hacia la felicidad o hacia la eficiencia. Ya sé que no son conceptos antagónicos pero tampoco sinónimos, ni siquiera parecidos. No hagamos trampas ni unos, ni otros.

Con frecuencia nos vemos inmersos en una corriente de innovaciones pedagógicas y tecnológicas de las que es imposible escaparse. Uno no tiene ni siquiera tiempo de preguntarse por el sentido de todo aquello, simplemente sigue pedaleando.

Uno de los tópicos tecnológicos que se escuchan últimamente dice que apenas usamos un diez por ciento de las potencialidades de nuestro smartphone. Las posibilidades que están aún por explotarse y que se encuentran a nuestro alcance son infinitas. En este punto alguien te recuerda que la tecnología alojada en ese pequeño dispositivo de pocos centímetros cuadrados es superior a la del primer cohete que se envió a la luna, etc. etc. Hace unos días me contó un colega que un operador de telecomunicaciones ha puesto en marcha unos talleres para enseñarnos a sacarle más partido a nuestro smartphone. Cuando le escuchaba me entró una cierta congoja. Los que andamos todo el día entre dispositivos tecnológicos necesitaríamos mejor un taller para desengancharnos. Ahora en serio, las tecnoadicciones o adicciones digitales están comenzando a causar daños entre nuestros jóvenes y no tan jóvenes. Si hace años nos lamentábamos por el excesivo tiempo que pasaban delante del televisor, ahora el motivo de preocupación debería ser el tiempo acumulado de portátil más tablet más smartphone.

Por eso se hace tan necesario que la pareja que forman tecnología y Educación no se suelten de la mano. Las próximas fiestas (y gracias a la tecnología) podremos enviar cientos –tal vez miles– de felicitaciones navideñas a nuestros contactos y seguidores en twitter con un solo clic. Pues vale. ¿Innovación tecnológica? Evidentemente, pero dotada de sentido, de rumbo, de emoción, de afecto, de ternura. Una tecnología que nos haga más personas, más felices y no solo más eficientes.

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