Gregorio Luri propone a los padres educar con más sentido común y menos celo
El problema es que las actuales generaciones pueden programar y elegir el momento adecuado para la paternidad "y esa libre elección les acarrea un incremento de su responsabilidad", alerta Luri. Este filosofo navarro, que reside en El Masnou (Barcelona) desde hace tres décadas, casado, padre de dos hijos, de 33 y 31 años, y abuelo de "nieto y medio", según afirma, también echa la culpa de este fenómeno a un cierto narcisismo de los padres, "que utilizan a su hijo como un escaparate".
"Para ser un buen padre hay que renunciar a ser perfecto y, como no tenemos la completa garantía de que nuestras decisiones no sean erróneas, debemos acabar con tanta responsabilidad, que no conduce a nada", sugiere Luri. El experto, para quien "el buen padre es el que hace lo que puede, de una manera relajada y con sentido común", aconseja dejar de obsesionarse y no renunciar a la propia vida, darnos permiso para el error y huir de programar la infancia de nuestros hijos, "como si quisiéramos compensarlos por haberlos traído a este mundo", apostilla.
Gregorio Luri advierte también que nuestros hijos actúan por imitación de sus padres y no hacen caso de lo que les decimos, sino de lo que hacemos ."Los padres educamos por impregnación y así les transmitimos nuestras virtudes y nuestros defectos", resalta. El experto alerta también sobre la adolescencia, la etapa más difícil de la vida de los hijos, en la que todo se desmorona, y aconseja "paciencia" para pasar una época en la que los amigos se convierten en los verdaderos patriarcas.
"Tú no puedes programar los amigos de tus hijos porque, en la adolescencia, se convierten en más hijos de sus amigos que de sus padres", reflexiona. "La paternidad es aceptar que en la vida de nuestros hijos siempre habrá elementos azarosos que se te escapan del control y que, hagamos lo que hagamos, no somos perfectos, pero que siempre estamos a tiempo de aprender y arreglar nuestros errores", aconseja Luri a los padres. Gregorio Luri afirma que este libro cobra ahora significado por el hecho de haber tenido que hacer también con sus hijos "travesías del desierto", apoyado codo a codo con su mujer, por haber superado esas etapas y ser capaces, ahora, de reírse todos juntos "con orgullo de familia".
Sobre las nuevas tecnologías, "que han llegado para quedarse", al experto no le preocupa el niño con amigos que, cuando llega a su casa, "chatea" con sus colegas del colegio, sino el niño solitario, que no tiene amigos. "Pese a que los niños que juegan haciendo cabañas con sus amigos son más felices, porque no hay nada que pueda sustituir al 'cara a cara', no me preocupan los niños que se cuentan sus cosas a través de las redes sociales, sino el chaval introvertido que solo se relaciona con otros similares por la red", advierte.
Gregorio Luri está convencido de que "cada generación comete sus propios errores y que nuestros hijos harán lo mismo con los suyos", y, en clave irónica no exenta de sentido del humor, asegura: "la esencia de la paternidad es que, cuando crees que ya conoces a tus hijos, van y te cambian".