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El dirigismo curricular de la Lomce amenaza la libertad de cátedra

A falta de desarrollar la ESO y el Bachillerato, parte de la comunidad educativa pide menor grado de concreción y dirigismo de los currículos, que pueden colisionar con la libertad de cátedra, así como dar más autonomía a los docentes para que dispongan de mayor margen de maniobra.
Adrián ArcosMartes, 22 de abril de 2014
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(Foto: Shutterstock)

“Si observamos el contenido concreto de los currículos, salta a la vista de cualquier docente su carácter extremadamente detallista”. Así lo apuntaba el presidente de Ancaba, Felipe de Vicente, en la entrevista que reproducimos en la página siguiente. Ya advirtieron de ello los consejeros de las cinco comunidades que se opusieron a la Lomce. De hecho, la consellera catalana, Irene Rigau, advertía del exceso de celo del Ministerio a la hora de dar indicaciones sobre el cumplimiento con los contenidos en Primaria. “El equipo de Wert ha diseñado un currículum de Primaria de más de 1.000 páginas, cuando en Francia, por ejemplo, es de 30 páginas”, comparaba. Y aseguraba que “instrucciones tan detalladas son imposibles de cumplir”.

Para Ancaba, este grado de concreción es contradictorio con la propia ley, que en su artículo 6 bis.5 dice que “los centros docentes desarrollarán y complementarán, en su caso, el currículo de las diferentes etapas y ciclos en uso de su autonomía”. “Parece imposible complementar nada y muy difícil llegar a todo”, manifiesta el presidente de Ancaba.

El Ministerio sacó a información pública, en diciembre del pasado año, los proyectos de reales decretos sobre currículos de Primaria, ESO, Bachillerato (todos en un mismo decreto), FP Básica y ciclos formativos. Ante las alegaciones a los textos y las críticas a los documentos provenientes desde el propio PP, el ministro, José Ignacio Wert, anunció que se volvería al sistema tradicional de tres decretos. De esta forma, se decidió retirar Secundaria y Bachillerato para una mejor redacción, dividiendo el decreto inicial según las distintas etapas educativas, y aprobando en primer lugar solo los de Primaria y FP Básica, que entran en vigor el próximo curso, y posponiendo para más adelante los correspondientes a ESO y Bachillerato, que no comenzarán a implatarse en las aulas hasta el curso 2015-16.

En cuanto a la ESO, si se revisan los currículos de las dos leyes orgánicas anteriores, se observan sensibles diferencias con el de la Lomce. En la LOCE, cada currículo, secuenciado por cursos, contiene entre 10 y 12 objetivos y unos 10 contenidos y criterios de evaluación. En la LOCE cada currículo contiene entre 10 y 12 competencias básicas y objetivos, también secuenciado por cursos, y entre ocho y diez criterios de evaluación y unas orientaciones metodológicas no prescriptivas.

Al igual que hizo la consellera catalana, Ancaba también recuerda que al analizar los currículos de otros países, como el inglés o el francés, en ningún caso se llega al nivel de concreción de la Lomce.

Estándares de aprendizaje
“Un nivel de dirigismo y concreción como en los llamados ‘estándares de aprendizaje’ simplemente sobra, no tiene paralelo en otros currículos y es un grado de detalle que debe estar en manos del profesorado que conoce las necesidades de cada aula”, denuncia De Vicente. Para el presidente de Ancaba, “el concepto ‘estándares de aprendizaje’ es extraño a la tradición pedagógica española, e incluso europea, y parece importado de currículos latinoamericanos en los que se ha utilizado en sustitución de lo que aquí llamamos ‘criterios de evaluación”. Para él “sería suficiente con dejar en los currículos las columnas de ‘contenidos’ y ‘criterios de evaluación”.

En cuanto a las materias específicas, el presidente de Ancaba no comprende la eliminación de los contenidos y el mantenimiento de dichos “estándares de aprendizaje”. “Si en estas materias se pretende abrir el margen de autonomía, justamente lo que sobra es aquello que más constriñe la autonomía, o sea, los estándares de aprendizaje”, asegura. Y en algunas materias, la lista de estándares de aprendizaje es “sencillamente delirante”, según De Vicente.
¿Qué margen de maniobra le queda al profesorado? Para Ancaba, “ante este dirigismo, ninguno”. De esta forma, los estándares de aprendizaje deberían ser concretados por cada profesor en base a los contenidos y criterios de evaluación del currículo.

Para la asociación de catedráticos, “los currículos muestran una desconfianza hacia la capacidad pedagógica del profesorado, al que se pretende convertir en un simple aplicador mecánico de unas minuciosas prescripciones”. Considera, además, que “parte de un modelo ideal de alumno inexistente, al que se le puede exigir unos niveles de aprendizaje en bastantes casos inapropiados al nivel al que van dirigidos”. El hecho de que las aulas de hoy sean cada vez más heterogéneas, junto a la diversidad de aptitudes del alumnado, exigiría por tanto currículos más abiertos que permitieran al profesorado atender a esta diversidad.

Felipe de Vicente se muestra rotundo: “El grado de dirigismo es de tal calibre que puede colisionar con la libertad de cátedra o con la libertad de enseñanza”. Y pone como ejemplo el currículo de las materias troncales Filosofía e Historia de la Filosofía de Bachillerato. En la primera de las materias, el currículo llega a señalar explícitamente una relación de textos de determinados filósofos para ser comentados en la clase. “Independientemente del criterio seguido para la selección, jamás ningún currículo anterior (ni el de la Logse, LOCE o LOE) había llegado a este extremo”, asegura. De hecho, quedaba a la libertad de cada profesor la elección de aquellos textos que le parecían más apropiados.

La Historia de la Filosofía no consiste, por tanto, en un repaso del pensamiento occidental. Según De Vicente, “se limita a una selección impuesta de nueve filósofos, elegidos ¿con qué criterio? ¿No sería más acorde con la autonomía de los centros dejar que fueran los profesores quienes eligieran los filósofos a partir de una relación más amplia en donde cupieran más autores?”. Ancaba, y también otras organizaciones y sindicatos, esperan que el desarrollo que se haga de los currículos de ESO y Bachillerato tenga en cuenta estas consideraciones.

Simplificar los currículos
Ya los demás miembros de la comunidad educativa pidieron en el Consejo Escolar del Estado que se simplificaran los currículos. El sindicato ANPE exigió revisar con atención una propuesta curricular que consideraba “compleja, intervencionista en exceso, precipitada y poco rigurosa y que iba a resultar difícil de trasladar a los centros docentes”.

Ahora, ante este nuevo calendario del desarrollo curricular, ANPE exige también “prestar una especial atención a la coordinación entre Primaria y Secundaria, aumentar el currículo de las materias relacionadas con la cultura y el arte –desvalorizadas en este desarrollo curricular–, fomentar la coordinación entre el Ministerio y las comunidades para evitar la probable desvertebración del sistema educativo, revisar la pérdida de horas de docencia en algunas especialidades y garantizar el principio de autonomía pedagógica de los centros y la libertad de cátedra”. Para el sindicato, “este desarrollo curricular incrementará notablemente la burocracia que afecta al profesorado, en una nueva muestra de desconfianza hacia la profesionalidad de los docentes”.

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