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Cómo identificar las primeras señales de mal uso o adicción a las tecnologías

Se entiende por pérdida de control y dependencia a las nuevas tecnologías el uso que el menor hace de las TIC, en este caso, para evitar el malestar que le produce el hecho de no hacerlo.

RedacciónMartes, 13 de mayo de 2014
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Si el menor no se conecta, se siente mal. (Foto: Shutterstock)

Es decir, no se conecta para pasar un rato agradable jugando a un videojuego o para contestar a un amigo que le ha escrito algo en su tablón de la red social. Realmente se conecta porque el hecho de no hacerlo le hace sentir mal. Por este motivo, tenderá a conectarse con más frecuencia y de forma compulsiva, y si no puede hacerlo experimentará un malestar físico y psicológico –el conocido como síndrome de abstinencia–. Todos los expertos señalan como una de las principales características el grado de interferencia con la vida diaria. El problema surge cuando comienzan a supeditarse las actividades diarias al hecho de estar conectado.
De acuerdo con la campaña ControlaTIC de FUNDACIÓN MAPFRE –en colaboración con este periódico y Protégeles–, en la mayoría de las ocasiones, aun cuando a los padres les pueda preocupar el uso que sus hijos hacen de las TIC, no nos encontramos realmente ante un trastorno adictivo. Para que el uso de las TIC pueda implicar una adicción, es necesario un proceso. Identificar las primeras señales es fundamental:
– Cada vez necesita estar conectado durante más tiempo para sentirse satisfecho.
– Se siente deprimido, nervioso o enfadado y sólo se le pasa cuando se conecta a internet.
– Pasa mucho tiempo pensando en cuándo se podrá conectar de nuevo.
– No consigue controlar su tiempo o la frecuencia que pasa conectado.
– Ha dejado de lado actividades u obligaciones por estar conectado.
– Prefiere las ciberrelaciones a las relaciones personales.
– Miente en relación al tiempo y la frecuencia con la que se conecta.
Si consideramos que nuestro hijo o alumno presenta muchos de los síntomas, el principal obstáculo con el que nos vamos a encontrar es la negación del problema por su parte. Es posible que busque excusas para minimizar su problema, amparándose con frecuencia en la finalidad de su conexión: hacer deberes, medio para quedar con los amigos, entretenerse el rato que tiene libre… Pero debemos mostrarnos firmes en nuestra idea de ayudarle ante el problema que hemos observado.
Si el menor está manteniendo un uso inadecuado o abusivo de las TIC durante un periodo significativo de tiempo, se puede decir que ya ha instaurado ese hábito
y, como tal, tiene que desaprenderlo. No se trata de prohibirle que use las TIC, sino de que aprenda a usarlas de forma controlada y segura, sustituyendo los hábitos inadecuados por otros más positivos que le permitan aprovechar todas las oportunidades que le ofrece la tecnología.
Como padres y profesores es fundamental establecer normas y límites claros para que los niños usen las TIC de forma adecuada, evitando que puedan dedicarles todo su tiempo libre, fomentando la práctica de otras actividades y observando que cumplen también con sus obligaciones. Por otra parte, los alumnos no deben olvidar que son un ejemplo a seguir por sus hijos. Es difícil inculcarles hábitos saludables en el uso de las TIC si no los observan en ellos.

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