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Los niños españoles salen de clase más tarde que sus vecinos europeos

La Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios en España ha estudiado los horarios escolares en diversos países de la Unión Europea y concluye que, en la mayoría de ellos, la jornada escolar finaliza entre las 13’30 y las 15 horas. Pero España e Italia terminan a las 17 y a las 16’30 horas respectivamente, en los centros con jornada partida.
MagisnetMartes, 3 de junio de 2014
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El estudio ha analizado la jornada diaria de los escolares entre 6 y 12 años en centros públicos de Alemania, Bélgica, Francia, Finlandia, Holanda, Italia, Portugal, Reino Unido y Suecia.

En el estudio se han reseñado los horarios más habituales, ya que cada país puede tener sus propias peculiaridades y normativas respecto a la fijación de los horarios escolares.

En la mayoría de los países existe libertad para la fijación de los horarios de los estudiantes, bien sea para los propios centros o para entidades autonómicas o incluso municipales.

En varios de los países analizados existe la posibilidad de acogerse a jornada continua o partida, al igual que en España.

Escuela y jornada laboral
Los responsables del estudio destacan que las políticas de los horarios escolares no pueden analizarse aisladamente, sino que deben estar en consonancia con las referentes a los horarios laborales de cada país y a la existencia o no de medidas que favorezcan la flexibilidad horaria así como la conciliación y un correcto uso del tiempo. Señalan que no es casual que un país como Finlandia, destacado siempre por la excelencia de su Educación, mantenga desde hace tiempo un horario escolar aceptado por la práctica mayoría de los ciudadanos, así como un sistema educativo nacido del consenso de todas las fuerzas políticas.

Ignacio Buqueras, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios en España, ha señalado a propósito de este estudio que “desde hace algún tiempo está de plena vigencia en España el debate sobre la aplicación de la jornada continua en la enseñanza primaria, ya instaurada en numerosos centros”.

Desde la Comisión Nacional consideran “muy complicado que los niños terminen su jornada a las 14 horas cuando en numerosos casos sus padres terminan su jornada laboral a las 19 o 20 horas”.

Además, “la situación económica hace muy difícil para los padres soportar gastos de actividades extraescolares o de contratar a un cuidador o cuidadora”, añade Buqueras. El responsable del estudio señala también que “muchas veces las actuaciones políticas y las presiones de los colectivos del mundo educativo hacen pensar que las decisiones se toman pensando más en el contexto social que en los propios beneficios de los niños. Buqueras afirma que “en el tema de los horarios los criterios pedagógicos y psicológicos deberían primar sobre cualquier otra consideración”.

Asegura el presidente de esta organización que “el correcto uso del tiempo y unos horarios racionales están en el epicentro de una auténtica revolución educativa y de la transformación social de nuestro país en general”.

A este respecto, Buqueras asegura que “es improbable que un país deficitario en el aprovechamiento del tiempo adopte medidas decisivas, y no meros parches, en materias tan sensibles como por ejemplo la Educación de sus niños”. Y concluye: “no podemos permitirnos miles de niños solos en casa por las tardes y padres que llegan agotados a sus hogares tras jornadas inacabables”.

Menores solos en casa
Efectivamemnte, según otro estudio, en este caso de la Fundación Mapfre, un 10% de los menores de 12 años se queda solo en casa en algún momento, lo que representa un mayor riesgo de accidente, que en España es la tercera causa de muerte entre los menores de 15 años.

Dicho informe destaca además que la edad de los niños es un factor de riesgo para sufrir determinados tipos de accidentes. Las caídas y los golpes son los accidentes más frecuentes a cualquier edad, las intoxicaciones se producen con mayor frecuencia en los menores de 2 años, y los ahogamientos, atragantamientos y quemaduras, son más habituales entre los dos y cuatro años. El periodo de verano suele ser otro factor de riesgo añadido.

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